cap.1 Leyendo el futuro.

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Leo y Xóchitl llevaban varios años siendo amigos inseparables, compartiendo aventuras y peligros por todo el territorio novohispano. Se habían enfrentado a la Nahuala, a la Llorona, a las Momias, al Chupacabras, al Charro Negro y a los Chaneques, siempre con la ayuda de sus compañeros Teodora, Don Andrés, Alebrije, Finado y Moribunda. Pero había algo que los unía más que la amistad: el amor.

Desde que se conocieron en la vieja casona de Puebla, Leo y Xóchitl sintieron una conexión especial, pero nunca se atrevieron a confesar sus sentimientos por miedo a ser rechazados o a arruinar su relación. Sin embargo, el destino les tenía preparada una sorpresa.

Un día, mientras viajaban por el camino real hacia la ciudad de México, se encontraron con un grupo de gitanos que les ofrecieron leerles la mano. Leo y Xóchitl aceptaron por curiosidad, y se sorprendieron al escuchar lo que les dijo la gitana:

- Veo que ustedes dos son almas gemelas, destinadas a estar juntas por toda la eternidad. El amor que se tienen es tan fuerte que ni la muerte podrá separarlos. Pero deben tener cuidado, porque hay alguien que quiere impedir su felicidad.

- ¿Quién es ese alguien? - preguntó Leo con intriga.

- No puedo decirles su nombre, pero es un ser poderoso y malvado, que los ha estado siguiendo desde hace tiempo. Él sabe que ustedes son los elegidos para salvar al mundo de las fuerzas oscuras, y hará todo lo posible por destruirlos. Deben estar alertas y confiar en su corazón.

La gitana les soltó las manos y se alejó sin decir más. Leo y Xóchitl se quedaron mirando el uno al otro, sin saber qué pensar. ¿Sería verdad lo que les había dicho? ¿Qué sentían realmente el uno por el otro? ¿Y quién era ese enemigo misterioso?

Decidieron no comentar nada con los demás, y seguir su camino hacia la capital. Pero esa noche, cuando acamparon bajo las estrellas, Leo se armó de valor y se acercó a Xóchitl, que estaba sentada junto al fuego.

- Xóchitl... hay algo que quiero decirte - empezó Leo con nerviosismo.

- ¿Qué pasa, Leo? - respondió Xóchitl con dulzura.

- Verás... yo... yo te quiero mucho. Eres mi mejor amiga, pero también algo más. No sé cómo explicarlo, pero siento que eres la persona más importante de mi vida. Y me gustaría... me gustaría que fueras mi novia.

Xóchitl abrió los ojos con sorpresa y emoción. No podía creer lo que estaba escuchando. Ella también quería decirle lo mismo a Leo desde hacía mucho tiempo, pero nunca se había atrevido. Ahora que él se lo había dicho, no podía contener su alegría.

- Leo... yo también te quiero mucho. Eres mi mejor amigo, pero también algo más. No sé cómo explicarlo, pero siento que eres el único que me entiende y me hace feliz. Y me encantaría... me encantaría ser tu novia.

Los dos se sonrieron con ternura y se acercaron lentamente. Se tomaron de las manos y se miraron a los ojos. Se dieron un tierno beso en los labios y se abrazaron con fuerza. Se sintieron felices como nunca antes lo habían sido.

No se dieron cuenta de que alguien los estaba observando desde lejos con una mirada llena de odio y envidia. Era el Charro Negro, que había escapado del inframundo y había seguido a Leo y Xóchitl por todo el país. Él quería vengarse de ellos por haber frustrado sus planes maléficos, y sabía que la mejor forma de hacerlo era separarlos para siempre.

- Malditos niños... no saben lo que les espera - murmuró el Charro Negro con una sonrisa maliciosa - Pronto les haré pagar por todo lo que me hicieron. Les quitaré lo que más quieren, y los haré sufrir hasta el final. Será mi venganza.

El Charro Negro se alejó en su caballo, dispuesto a ejecutar su plan. Pero lo que no sabía era que Leo y Xóchitl eran más fuertes de lo que él creía, y que su amor era capaz de superar cualquier obstáculo. Juntos, se enfrentarían a cualquier amenaza, y defenderían su felicidad con todo su corazón.

Continura...






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