Los dioses se habían apiadado de Rhaenyra Targaryen dandole un oportunidad de salvar a su casa de la perdición.
Su alma estuvo vangando durantes años hasta la epoca de Daenerys Targaryen.
Ahora tenia el destino de su casa y dragones en sus manos.
🖇...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rhaenyra observaba como como Jon Snow traicionaba y asesinaba a Daenerys Targaryen, y como Drogón desataba su furia contra el trono de hierro. Un dragón había creado el trono y un dragón lo había destruido.
Después de eso había sido sumergida en completa oscuridad, no sabía cuánto tiempo había estado en ella, pero tenía miedo de quedarse ahí para siempre y no poder descansar al fin. Hasta que ella aprecio.
— Rhaenyra Targaryen — alguien la llamó. Era una mujer de rasgos valyrios como ella, vestida con la mejor seda blanca y portaba joyas de acero valyrio y rubís; ella tenía que ser una diosa valyria.
— ¿Quién eres? — preguntó Rhaenyra.
— Alguna vez llamaste a tu dragón en mi honor — contestó.
— Syrax — dijo. — La diosa Syrax.
— Así es — respondió.
— ¡Tú me hiciste esto! - reclamo Rhaenyra.
— Si, pero era necesario — dijo Syrax. — Tenías que saber que le paso a tu familia después de tu muerte y las consecuencias.
— ¿Consecuencias? — preguntó Rhaenyra.
— ¿Acaso no lo notaste? — dijo Syrax. — Tu muerte significó la muerte de los dragones, tu portabas la magia de los dragones, la magia que hacía que los huevos eclosionaran. -.
— Pero Daenerys ... — dijo Rhaenyra. — Ella también logró hacer que sus huevos eclosionaran. -.
— Ella también portaba la magia de los dragones Rhaenyra — respondió. — El nacimiento de dragones depende de ustedes, las mujeres Targaryen.
— Después de mí hubo mujeres Targaryen — dijo.
— Pero ninguna portaba una magia tan poderosa para hacer los dragones eclosionaran hasta que llegó Daenerys — dijo Syrax.
— ¿Cuál es mi propósito, diosa Syrax? — preguntó Rhaenyra. — Solo quiero descansar a lado de mi familia.
— Aun no es momento Rhaenyra — respondió. — Los dioses y yo hemos decidido darte una segunda oportunidad para salvarte, salvar a tu familia y salvar a los dragones.
— Yo no puedo hacer eso — dijo Rhaenyra.
— Lo harás Rhaenyra — contestó Syrax. — Lo harás porque en ti corre la sangre de dragón y yo estaré a tu lado.
— No quiero ver de nuevo como mis hijos mueren — dijo.
— Tus hijos estarán a salvo — respondió Syrax. — Tu hijo Jacaerys será un gran rey al igual que tú.
— Mi niño murió por mi culpa — dijo Rhaenyra en llanto.
— Rhaenyra, ¿eres un dragón o una oveja? — preguntó Syrax
