Las hadas provienen de la risa de un bebé... Entonces... existen hadas que provienen del primer llanto de un bebé?
La historia comienza después de que la bestia de nunca jamás regresará a dormir.
(Idea sacada de TikTok, en otras palabras, un TikTok...
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Terrence al escuchar el grito no hizo más que apresurarse para llegar a Marie, trató de cruzar la frontera, pero el lago no le permitió pasar, una inmensa muralla de agua le impidió el paso, mojando las alas del rubio e impidiendo que pudiera salir de agua.
La muralla se destruyó, con Terrence en su interior, el rubio luchaba desesperadamente por salir a la superficie y respirar.
Sus alas estaban mojadas, pesaban, su cuerpo ya no era ligero, se volvía pesado, su cabello se pegaba a su frente, su gorro parecía querer irse, sus orejas y nariz estaban llenas de agua.
Marie entró en pánico, no sabía que hacer, su respiración comenzaba a ser rápida pero irregular, comenzaba a hiperventilarse,
—¡¡¡¿Qué hago?!!!— preguntó aterrada, no sabía que hacer en ese momento, nunca había pasado algo así.
Marie estaba entrando en un trance, no sabia que hacer, la desesperación la carcoma, su mente se ponía en blanco.
Terrence luchó y salió a la superficie, pero sus alas pesaban mucho, el rubio emitió un masculló ahogado que sacó a Marie de su trance.
Marie voló sobre el rubio, extendió su mano y tomó la mano de Terrence, con todas sus fuerzas lo sacó del agua.
—¿Te sientes bien?— preguntó la hada, estaban en las estaciones cálidas.
Terrence estaba arrodillado sobre la tierra, trataba de recuperar el aliento, sus alas mojadas pesaban mucho.
—Espera, secare tus alas— dijo mientras se levantaba.
Marie comenzó a batir sus alas, con el fin de secar las alas del rubio y que este pudiera enderezarse sin tanto peso.
Tras unos minutos Terrence había dejado de respirar irregularmente, y Marie había dejado de batir sus alas, se había cansado.
—Gracias— agradeció mientras se acercaba un poco a la contraria.
—No, no tienes que agradecer, es mi culpa que estés así por no avisarte a tiempo de la barrera— se disculpó la hada.
—No es tu culpa— respondió mientras se acercaba aún más y tocaba levemente su mano.
Marie se sonrojó, nunca había estado así con un hada, estaba nerviosa.
—¿Có-Cómo se encuentran tus alas, están secas?— tartamudeó, estaba nerviosa y eso se notaba.
—Ya están secas, gracias a ti— respondió mientras las elevaba y se erguía correctamente.
Terrence no dejaba de mirar a la castaña de ojos miel, la tenía frente a él, estaba tocando su mano.
Marie seguía nerviosa, nunca había estado tan cerca de un hada, era la primera vez que le pasaba y sus nervios la estaban traicionando.
