Capítulo 4: Joel

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Evelyn

Puedo sentir su mirada en mí todo el camino, me remuevo en mi lugar con la vista al frente, no necesito entrar a su cabeza para saber lo que piensa.

—Quieres dejar de verme, me siento como uno de esos animales que tienen en exposiciones, me incomoda.

—Lo siento, es que esto es extraño. Esperaba ver un ángel después de muerto, no antes.

—Que te puedo decir, sorpresas que te da la vida—miro el cielo oscureciendo, llevamos horas en la calle con rumbo al infierno, tardaremos días en llegar hasta el otro lado del mundo, necesito cerrar ese portal antes que nada, evitar que más demonios sigan poseyendo a los humanos. Eso le restará poder a Morningstar, después iré por la daga, con Julian.

Mi estómago revolotea con la idea de verlo, mi corazón se agita emocionado. No sé cuánto tiempo he permanecido muerta, pero espero que no haya sido el tiempo suficiente para que se haya olvidado de mí, me dolería saber que después de todo esto se cansó de esperarme, que encontró a alguien más. Esa es una posibilidad que no me gusta pensar, no tengo idea de lo que haré si resulta ser cierto, que yo ya no formo parte de su vida. Creo que me mudaré, pondré la mayor distancia posible de él, aunque eso me parta peor que un rayo.

Una lágrima resbala por mi mejilla, la aparto antes de que Joel pueda verla. Pensar en mi ángel me pone sensible, también recordar a mis amigos, Archer seguro me diría algo sarcástico como que tengo corazón de pollo en vez de rocas, Maia me abrazaría fuerte, y diría palabras de aliento. Los extraño, a todos.

—¿Sabes lo que harás cuando lleguemos?

—Cerrarlo—me limito a contestar, pone los ojos en blanco.

—¿Cómo lo harás?

—Fácil, usaré mi sangre para crear un símbolo que los contendrá mientras me encargo de cerrarlo.

—¿Lo has hecho antes?

—No, la última vez que el diablo estuvo en la tierra no había humanos, había animales del tamaño de las montañas, fueron mis hermanos quienes se encargaron de regresarlo al infierno. Esa vez la tierra terminó con un enorme meteorito y muchos de esos animales muertos. Fue después, cuando mi padre los creó a ustedes que nací, para guiarlos cuando su tiempo en este mundo llegará a su fin.

—¡¿No es la primera vez que sube a la tierra?!

—No, siempre intenta obtener una pequeña parte del paraíso que perdió cuando se rebeló y cayó, creo intenta demostrar el poder que tiene frente a mí padre, que él también puede gobernar sobre sus tierras, ser un Dios.

El silencio se hace sepulcral de un momento a otro, vuelvo a verlo a mi lado, luce tenso.

—¿Estás bien?—quizá lo rompí con tanta información, no es bueno para los humanos que sepan tanto de nosotros, les cuesta mucho entender lo que somos, cómo trabajamos, la realidad de las cosas y su universo. Comienzan a preguntar tanto que terminan con más dudas que preguntas, después sufren de un dolor de cabeza tan fuerte que a veces terminan falleciendo.

—Lo que tratas de decirme es que los humanos estamos en extinción, que esta guerra puede terminar con toda la vida en la Tierra.

Me mantengo en silencio, dejando que él solo interprete mi falta de respuesta.

—¿Cómo estás segura que eso funcionará?

—Porque tengo un plan.

—Un plan—bufa.–¿Qué plan? Si se puede saber.

—No, no puedes saberlo—nadie puede saber lo que tengo en mente.

Me mira de reojo negando con la cabeza.

El ángel de la muerte: La Ascensión Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora