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-Entonces... Si intento resolver por un logaritmo, es parecido a intentar despejar una variable, ¿verdad?
El chico la miró esperando una respuesta, la mirada de Rory estaba perdida en su taza de café, le faltaba la mitad del líquido y se había enfriado, aunque a ella realmente no le importó, se encontraba pensando en cosas más importantes en el momento.
Cómo el examen de física que tendría en dos días; o en los brillantes cabellos rubios del chico que había conocido el dia anterior; o la pelea que había tenido con su madre en la mañana; o en lo tranquila que era la voz del rubio que había conocido ayer; o el trabajo en grupo que su profesora de historia asignó, en el que otra vez había quedado sola; o en si el próximo jueves volvería a ver al chico de ojos dorados...
-¡Rory!
La chica se sobresaltó y miró al chico con los ojos entrecerrados.
-¿Qué?
Percy la miró exasperado. Golpeó intensamente con su dedo índice la hoja en donde había estado escribiendo ecuaciones matemáticas.
Ella suspiró y lo tomó.
-Percy, siete por ocho es cincuenta y seis.
-Ah.
Él le arrebató la hoja y comenzó a tachar el resultado incorrecto, para luego corregirlo.
Ella notó la diferencia entre el tipo de notas que ella tomaba y las del chico. Las de ella estaban perfectamente organizadas en diferentes cuadernos, mientras que el chico las hacía todas en una carpeta. Ella usaba resaltadores, plumas y hasta lápices de colores para poder entender mejor, y el chico solo usaba una lapicera azul, con la diferencia de a veces hacerlo con su bolígrafo mágico, Contracorriente.
-¿Qué diablos te ocurre?
-¿Mm?- ella se estiró para tomar su taza de café, hizo una mueca al recordar que se había enfriado.
-¿Te dormiste mientras caminabas y te golpeaste la cabeza?
