Otro día más que se dedicaba a espiar a los vecinos, mientras Haerin no aparecía.
Veía a la gente pasar, nada nuevo.
Suspiró, tratando de apartar los pensamientos donde la coreana estaba involucrada.
Quería verla con urgencia.
Danielle, no sé qué demonios haces.
Se decía a sí misma con una mueca en el rostro.
Si sus padres se enteraran... estaría perdida.
No voy a volver a caer nunca más ante Kang Haerin. Volvía a prometerse una vez más.
Había pasado miles de veces que se había prometido a sí misma aquello.
Se lo repetía constantemente.
Pero el tener a la coreana le hacía perder la cabeza, actuaba inconscientemente y la besaba con el corazón en la garganta.
Se mordió el labio, extrañando como el demonio a la menor.
Por dios, ¿Por qué tenía que ser tan difícil?
Mientras el aire corría por su cara, se reprendía a ella misma.
Si tanto no quieres verla , ¿Qué haces en la terraza esperando verla pasar? Frunció el ceño mientras debatía con sus propias emociones.
Mientras, una Kang Haerin trataba de llamar la atención desde abajo de la terraza.
Danielle, metida en sus pensamientos, ni se inmutó ante los susurros que le iba dando Kang Haerin desde el primer piso.
Pronto sintió una roquita caer en su frente y la hizo reaccionar.
¿Qué...?
Miró hacia el lugar desde donde la roquita había sido lanzada con el ceño fruncido, para encontrarse a una coreana en el primer piso y su típica expresión neutra.
Danielle sintió su corazón bailar como loco al tan solo tenerla en su rango de vista.
¿Qué demonios hace? La pueden ver.
La australiana se desesperó y comenzó a bajar las escaleras, para llegar al primer piso y recibir a la menor jalándola del brazo y llevándosela a otro lugar.
Mientras la jalaba se aseguraba de que nadie las viera.
Al ser un pueblo pequeño, casi nadie recorría los lugares de la vecindad.
Generalmente la gente se encontraba en sus casas, en su trabajo o en la plaza.
La guió hasta un callejón y se colocaron detrás de un bote de basura, cubriéndose de la calle principal, por si alguien pasaba.
- ¿Estás loca? - Comenzó a regañar la mayor sin control - Si mis padres te hubieran visto... - Se colocó una mano en la sien y cerró los ojos suspirando
Miró a la coreana de nuevo, con su expresión neutra de siempre.
- Estaría muerta - Hablaba rápidamente - Ni se te ocurra volver a aparecerte por mi casa nuevamente - Colocó una mano en su cintura y miró al suelo, soltando un bufido - Te dije bien que no quiero que me busques más -
Haerin no decía nada, la miraba fijamente, admirando lo preciosa que era esa chica.
Danielle seguía regañándola en susurros y realmente no le tomaba importancia a lo que le esté diciendo.
Luego de terminar de recorrer todas las facciones de Danielle, le colocó su mano derecha cerrada en un puño en frente de la cara de la australiana y lo abrió, revelando un bonito anillo morado de plástico.
- ¿Q-Qué...? - Soltó la australiana, viendo la sortija de plásico en la palma de Haerin
- Cuando sea grande te daré uno real - Fue lo único que dijo Haerin
Se acercó un paso más a Danielle y la cogió de la mano.
La tomó entre la suya con delicadeza y le colocó el anillo de plástico, con una pequeña sonrisa.
Luego sonrió nerviosa, al darse cuenta que por fin había hecho lo que tanto había practicado por toda la semana.
- Esto... - Danielle vio el anillo colocado en su dedo anular y no pudo evitar sonreír enternecida
Se lanzó a abrazar a la coreana y ocultó su rostro en el cuello de la menor.
- ¿Estamos casadas? - Preguntó una Danielle mirando a los ojos de Haerin
La coreana le acomodó los cabellos de la cara a la mayor y sonrió de lado.
Cerró los ojos, asintió con la cabeza y al abrir sus ojos nuevamente, vio cómo el rostro de Danielle se acercó rápido a juntarse en un tierno beso.
Toma eso madre, estoy casada con Kang Haerin.
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Daerin -【Breathing in the secret】
Fiksi PenggemarKang Haerin, al tener una personalidad "masculina", los vecinos la tachan de rara. Danielle Marsh tiene un crush muy fuerte hacia ella, pero debe ocultarlo por su buena reputación en el pueblo.