Capítulo 4

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A las cinco en punto de la tarde Hanna salió de clase, después de haber pasado horas en el instituto intercambiando miradas y sonrisas con Ash estaba deseando salir de allí y pasar un rato con el.

- Hanna espera un momento.

Cuando se giró Carol corría hacia ella.

- Dime Carol ¿Pasa algo?

- No, bueno si, es solo que mi madre me ha pedido que me quedé esta noche en casa cuidando de mi prima pequeña porqué mis padres van a sallir con mis tíos y había pensado que igual te apetecía venir a dormir a mi casa así de pasó charlamos y me cuentas a que vienen esas miraditas con el chico nuevo.

- Me parece bien, luego te cuento todo Carol ¿Voy a las ocho?

- Si perfecto.

Ash se encontraba justo enfrente observando a Hanna, tenía planeado conseguir que volviese a probar su sangre esa misma tarde. Si su señor no se equivocaba y el estaba seguro de que no se equivocaba por la reacción de Hanna al probar su sangre, si seguía ingiriéndola acabaría por necesitarla y podrían ponerla de su lado en poco tiempo y con ella en su poder conseguir lo que llevaban buscando desde hacía años tener algo con lo que controlar a los Winchester.

Cuando el antiguo demonio Azgael supo que una mujer estaba embarazada de Dean Winchester, la vigiló y cuando nació la niña que por suerte para ellos los Winchester aún no sabían de su existencia por lo que fue sumamente fácil acercarse hicieron que probara la sangre de demonio así como Azazel había hecho con Sam Winchester, pero en este caso contaban con que la joven Hanna no tendría ni idea de donde se estaba metiendo ya que ni su padre ni su tío le habían hablado de su auténtico trabajo, por lo que mientras ellos no sospechasen podrían hacerse con la voluntad de la joven Winchester para usarla contra su padre y su tío ellos nunca sospecharían de ella y tenían la certeza de que una vez acostumbrada a la sangre de demonio no dudaría en trabajar para ellos.

Ash sabía que no podía fallar un solo paso en falso y los hermanos Winchester lo mataría y el plan se iría al traste, nada debía salir mal, en el fondo sabía que había más y que no se lo habían contado todo, controlar a esa chica ingenua era algo grande y el seguro iba a ser muy bien recompensado por lograrlo. Por eso puso la mejor de sus sonrisas y con paso decidido fue hasta Hanna.

- Hola ¿Vas a casa Hanna?

- Si.

- ¿Te apetece que te acompañe?

- Claro.

- ¿Te apetece hacer algo esta tarde? ¿Tienes planes?

- La verdad es que he quedado a las ocho con Carol, pero hasta las ocho estoy libre.

Ash miró el reloj, no contaba con que Hanna tuviera la noche ocupada así que debía ir más rápido de lo que tenía planeado.

- Bien, es que como en clase de historia nos han pedido que veamos una película sobre la primera guerra mundial y escribamos un trabajo bueno había pensado que podríamos ver la juntos esta tarde, si te apetece claro.

- Si, me parece un buen plan ¿Vamos a mi casa entonces?

- Si, genial.

Ash decidió que debía utilizar el mismo plan del día anterior pero se encargaría de hacerle creer que habían pasado una agradable tarde no sospecharía nada.

Entraron en la casa y Ash ayudó a Hanna a sacar unos vasos para los refrescos y unos nachos con queso, el puso la misma substancia que ya había usado una vez con ella en los vasos.

Pusieron la película que realmente no entusiasmaba a ninguno de los dos, y cuando Ash vio que eran las seis y media notó como Hanna comenzaba a bostezar y sus pupilas le mostraron que estaba lista  así que decidió que había llegado el momento. Se acercó a su oído y dijo unas palabras en una lengua incomprensible para cualquiera tal y como le habían enseñado y cuando Hanna cerró los ojos y a su vez se puso muy rígida sentada en el sofá supo que había hecho efecto.

Se acercó a su oído y le dijo justo lo que quería que ella recordara, que habían pasado la tarde viendo la película y una sensación de tranquilidad. Después sin dejar de susurrar al oído de Hanna, se cortó en el brazo y lo acercó a sus labios y se aseguró que ella bebiese toda la sangre que fuese capaz, cuanta más mejor, después de varios minutos  cuando pensó que ella podía despertar en cualquier momento limpió los restos de sangre y volvió a susurrar en su oído y el cuerpo de Hanna se relajó, y se incorporó poco a poco. Hanna miró a Ash que le dio un suave y dulce beso en los labios y continuaron viendo la película. 

- Bien ya ha terminado la película.

- Si, y deberíamos irnos, no es que quiera echarte pero he quedado con Carol en veinte minutos.

- Bien, te acompañaré y después me iré a casa.

- ¿Quieres quedar el fin de semana Hanna?

- Si, me encantaría.

- Bien podríamos ir al cine o a comer ¿Te paso a recoger a las diez de la mañana?

- Si perfecto. Mira esa es la casa de Carol.

En ese momento en el que Hanna y Ash llegaban a la casa, salía el Simon Jones el padre de Carol que en realidad era un ángel amigo de los Winchester.

- Hola Hanna, Carol me ha dicho que te quedas a pasar la noche.

- Si espero que no les moleste.

- No, en absoluto. ¿Por cierto quien es tu amigo Hanna?

- Ah si se me olvidaba, el es Ash ha venido nuevo al instituto este año.

- Encantado Ash.

El señor Jones saludó con apretón de manos a Ash, y se miraron diciéndose que tenían muy claro que era uno y que era el otro.

- Bien Hanna entra dentro le he dado dinero a Carol y Jake para que podais pedir una pizza.

- ¿Jake estará en casa?

- Si mi hijo iba a salir con unos amigos pero al final se queda en casa, también está mi sobrina de siete años.

Hanna entró en la casa seguida de Simon que se apresuró en enviar un mensaje a Dean, no podía callarse que un demonio había pasado la tarde con Hanna, debía averiguar que era lo que planeaba y porqué se acercaba a Hanna pero no le había hecho daño, debía investigar que estaba pasando.

Ash se alejó de allí muy enfadado, la tarde había sido perfecta Hanna había bebido de su sangre y además no sospechaba nada estaba a punto de poder tenerla a su merced y cuando parecía que su plan estaba a punto de cumplirse tenía que cruzarse con ese ángel que estaba más que claro que sabía que el era un demonio y seguramente avisaría a lo Winchester debía actuar rápido, hacer algo ya.

En ese mismo momento se le ocurrió una idea, un plan que no podía fallar. Giró y se dirigió de nuevo a la casa de los Winchester que con Hanna fuera estaba vacía.





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