Parte 1 Veo,veo

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  El sol se perfilaba en el horizonte dando al cielo un tono naranja pálido.

  Bajo un cerezo , sentada en un banco recién restaurado, Molly se zampaba el pastel que su hija le había traído por su cumpleaños.

  Las migas caían sin control desde su boca a causa de la la voracidad con que atacaba aquella golosina. Lo hacía sin decoro y a la vista de todos, aunque, ya estaban acostumbrados a verla comer así.

  Molly no tenia limites.  Cuando se trataba de un dulce, su fuerza de voluntad desaparecía delante de bombones, pasteles, gominolas, helados ... y eso le hacía sentir muy mal, tanto, que seguiría comiendo sin parar para consolarse.

  Era diabética, le pinchaban insulina todos los días y más cuando comía tanto dulce.

Esther la miraba atónita, ya debería estar acostumbrada, pero le causaba tal asco cuando veía a Molly comer así que daría lo que fuera por salir corriendo, pero no podía, estaba atada irremediablemente a una silla "infernal". Desde que se cayó en la calle al poco de cumplir los 83 no había vuelto a caminar.  La maldita fractura de la vértebra no había curado bien y las consecuencias fueron nefastas.

  Todos los intentos de ponerse de pie y dar algún paso fueron en balde. El dolor venía siempre al segundo paso. Nunca llegó al tercero.

  Se tomó el antiinflamatorio y tras un largo trago de agua cerró los ojos y esperó a que la cuidadora volviera a buscarla. Ya quedaba poco para las ocho, hora en que servían la cena en el comedor.  Seguro que Molly se comería la bazofia que reparten y hasta pediría más.

  Tras unos minutos, cuando abrió los ojos, empezó a notar la visión borrosa y a tener unas extrañas ganas de reír.

  Su nieto había estado esa tarde a visitarla y le había dejado alguna pastilla de la alegría, como decía el, junto a las suyas y por error cogió una equivocada. Le pareció raro ya que el color de la pastilla era diferente a las habituales, pero ya no se guiaba por el color, ni por la forma.  La enfermera Reme, muy servicial, le preparaba las pastillas de cada día. No tenia que preocuparse por nada.

  Ya caía la noche cuando todos se reunieron en el comedor.

     Conversaciones, movimiento de sillas, cierre de alguna puerta,  era la sinfonía que llenaba la sala previo al disfrute para algunos y suplicio para otros.  Como una canción que anticipa el momento del engorde de aquellos seres ambiguos y desubicados de todo lo conocido .

    Las sillas arañando en suelo, movidas sin ilusión,  los cubiertos chocando estrepitosamente con los platos y con los vasos al remover la necesaria medicación,  los sonidos de las pisadas de las cuidadoras repartiendo que entremezclaban con una música de fondo, elegida acertadamente para relajar y tranquilizar a la mayoría, toses de algunos y parloteo de otros. A la hora de la cena se apreciaba una amalgama de sonidos y sensaciones propias de aquel lugar.

  De repente, Esther comenzó a reír.  Cogió un trozo de pan y se lo tiró a Marta, una de sus mejores compañeras en aquella cárcel.

  Marta miró el trozo de pan extrañada y la comisura de su boca se curvó . Esther seguía riendo. Alguien al fondo del comedor comenzó a reír también. Poco a poco todos los comensales les siguieron con grandes y sonoras carcajadas, unos por imitación y otros por aburrimiento.

  Vio alguna dentadura deslizarse y caer en los platos de comida.

  Vio alguna compañera hacerse pis  de la emoción.

  Vio alguna lágrima de alegría.

  Vio las caras avinagradas de las cuidadoras con los brazos en jarras en señal de desaprobación.

  Vio que todo volvió poco a poco a la normalidad.

  La verdad es que mucho no veía, pero se lo imaginaba.

  Marta le guiñó un ojo y con su único brazo levantó el dedo pulgar en señal de aprobación.

  Había comenzado como un día de mierda y había terminado como en un maldito circo.

   Otro maravilloso día en Residencia Santa Lucía , donde tus sueños se rompen un poco más cada día. Se río, esta vez no era una risa inducida por sustancias, sino una manera de aflorar la tristeza y pesadumbre que llenaba su corazón. 

AtardeceresWhere stories live. Discover now