Prólogo.

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Me sentía aburrida y muy cansada, desde hace diez meses estoy encerrada, así es, no tengo permitido salir… No es por mis padres, de hecho ellos están muertos y nunca pude recordar algo al respecto de sus nombres, de sus rostros… No puedo salir por orden de los malditos viejos de alto mando, al parecer me ven como una amenaza para la humanidad, no es cierto, obviamente.

Tener diecinueve años y estar encerrada no es nada divertido, esto es una tortura… Gojo Satoru diría “al menos estás viva”, no quiero estarlo.

Son alrededor de las cinco de la tarde y encendí la televisión, me puse cómoda en el sofá de la sala, preparada para ver una película, hasta que el timbre del departamento sonó, es raro, nunca nadie viene aquí… A excepción del encargado de traerme comida de vez en cuando.

Me levanté con flojera del sofá y caminé lentamente a la entrada, abrí la puerta.

—Hola, precio— Ni siquiera dejé que terminara ese saludo y cerré la puerta de inmediato.

Caminé de nuevo a la sala pensando que se iría, me recosté en el sofá y continue mi película, cinco segundos después el timbre sonaba ahora repetidas veces, maldición, es un fastidio.

Volví a abrir la puerta y lo observé con atención, lleva el uniforme que siempre usa como profesor y esa ridícula venda que no me deja apreciar sus hermosos ojos celestes.

—Necesito tu ayuda, Mayru. — levanté una ceja con curiosidad. ¿Qué es tan urgente como para que el gran Gojo Satoru necesite ayuda?

Celeste. (Gojo Satoru x oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora