Capítulo 3: A trabajar.

152 8 3
                                    

¿Eh? ¿Itadori se acaba de levantar? Oh... Creo que ya estoy completamente loca.

- ¡Whoa! ¡Estoy desnudo! - Tomé una de las mejillas de Gojo y lo hice voltear a verme, luego arranqué la venda de sus ojos y me la puse rápidamente, no quiero ver eso.

- Go... Gojo-san... ¡E-E-Está vivo! - No podía ver nada, pero esa era la voz de un Ijichi tartamudo.

- Jejeje, cállate Ijichi. - Satoru siempre es tan respetuoso... Noten mi sarcasmo. - ¡Yuuji! ¡Bienvenido de vuelta!

Yo sólo me mantuve en silencio, no sabía que decir al respecto de todo esto.

- ¡Oye, pequeña ladrona! Quiero mi venda de vuelta.

Gojo y Shoko quedaron en no alterar el reporte y dejar la etiqueta de fallecido, así que para los demás Itadori Yuuji sigue muerto, qué genial. Ahora Gojo y yo entrenaremos a Itadori antes de que se vuelva un objetivo de nuevo. ¡Realmente no tengo idea de cómo entrenar a alguien! ¿En qué problema me he metido ahora, Diosito?

***

- ¡¿Ver películas?! - Vaya, Itadori tiene cara de estar confundido.

- Sip, tenemos clásicos, horror e incluso películas francesas. Mientras estés despierto todo lo que harás será ver películas.

- Oh, no. Acabo de recordar este entrenamiento. - Ya lo había hecho en el pasado, no es tan complicado y la verdad... Me atrevería a decir que es divertido.

- Por supuesto, no las mirarás solo, te acompañará este chico. - Gojo nos mostró uno de los raros peluches del director.

- ¿Puedo acompañarlo yo también? - Dije mientras Itadori tomaba al muñeco en sus manos.

- Sí, ¿por qué no?

- ¿Qué pasa con este muñeco feo y lindo? - El comentario de Itadori me ocasionó una pequeña risa.

- ¿Lindo?

- Al menos es más lindo que tú, Gojo. - Satoru me miró y sonrió.

- Eso es imposible. - Levanté una ceja mirándolo, es un egocéntrico. - En fin, eso es uno de los cuerpos malditos del director.

- ¡Lo sabía! ¡Tiene su estilo! - Este chico me cae muy bien.

***

Estoy muy concentrada en la película, a mi lado esta Itadori, bebiendo tranquilamente una soda mientras mantiene una de sus manos en el muñeco raro. De la nada esa cosa se despertó y golpeó a Itadori en el rostro, auch, eso debió doler.

- ¡No hagas eso mientras estoy bebiendo!

- Entonces no bebas.

- Qué cruel. - Miré a Satoru y él me sacó la lengua. Admiro al Satoru infantil.

- ¡No se puede ver una película sin bocadillos y soda!

- Cierto. Bueno, me tengo que ir, sigue con el entrenamiento. Te dejaré con Mayru, tenla vigilada, no puede salir de aquí sin mí, ¿ok?

Yuuji asintió sonriendo y ahora fui yo quien le sacó la lengua a Satoru.

***

Había terminado una película entera en compañía de Itadori, esto no está tan mal, pronto tendré que pensar como puedo ayudar al entrenamiento de Itadori.

- Mayru-senpai. - Itadori tocó suavemente mi hombro.

- ¿Huh? Dime May, por favor. - Le sonreí dulcemente y hice un gesto con mi mano para que continuara.

- May... ¿Cómo conoció a Gojo-sensei? - Inclinó su cabeza a un lado mientras me miraba.

- Hmm... Pues, es una historia algo larga...

- ¡Soy todo oídos! - Sonreí y asentí lentamente, pero...

- Yuuji. - Volteé la mirada rápidamente y Satoru estaba atrás de nosotros.

- ¡¿Gojo-sensei?! ¡¿Pasó algo?! - Vaya, Itadori aún mantenía al muñeco feo dormido.

- Vamos a salir, Yuuji. Nos vamos de excursión a una batalla de hechicería de alto nivel... Te enseñaré acerca de la expansión de dominio... - Abrí mis ojos sorprendida y sonreí, qué genial, tendré entretenimiento. - También vendrás, May.

Tan pronto como Gojo dijo eso aparecimos en otro lado, Satoru nos sostenía a ambos y enfrente de nosotros estaba una maldición. - ¡¿Dónde estamos?!

- ¡¿Él es...?! - La maldición habla... Puede que sea grado especial...

- Él es Itadori Yuuji, viene para aprender. - Dijo Gojo mientras me dejó en el suelo y señaló a Itadori.

- ¡Monte Fuji! ¡Su cabeza es el monte Fuji! - ¿Qué? Comencé a reír con fuerza cuando ese chico dijo eso, me cae realmente bien.

***

Si se están preguntando "¿May, qué carajos pasó con la maldición de alto grado?"... La respuesta es fácil y obvia, Itadori y yo sólo fuimos testigos de como Satoru dejó a esa maldición sin cuerpo y luego esa cosa fue salvada por otra maldición...

Les contaría todos los detalles, pero... Justo ahora está pasando algo más interesante...

- Entonces, May... ¿Cómo tienes planeado entrenar a Yuuji? - Satoru está en mi habitación, sentado en mi cama... ¡Y trajo varias bolsas de gomitas!

- Siempre te he sido sincera, Gojo... No tengo idea. - Abrí una de las bolsas de gomitas y Satoru me la arrebató de las manos antes de que pudiera probar una, obviamente lo miré entrecerrando mi ojos.

- No me mires así, debes de pensar en algo, ¿si? - Me devolvió las gomitas. ¡Yei!

- Sí, lo prometo. - Sonreí y comí una gomita, pero... Satoru volvío a quitarme la bolsa.

- ¡Oye! ¿Ahora qué? - Dije frunciendo el ceño.

- ¿Quieres una? - Sacó una gomita de la bolsa y la pasó por mis ojos. ¡Son mis dulces favoritos!

Asentí rápidamente y lo miré mal. - ¡Obviamente!

Él... Llevó la gomita a sus labios y susurró - Ven por ella, May. - Sin decir más nada, metió la gomita a su boca mientras sonreía...

Me sonrojé muchísimo y él estalló en risas.

- ¡Deberías ver tu cara! Pareces un tomate, May... ¿En qué pensabas? ¿Eh?

- ¡Satoru, voy a matarte! ¡Lo juro! - Me tiré arriba de Satoru y comencé a golpearlo en el pecho. ¡Él sonrío tan malditamente dulce!

- Dilo otra vez, May. - Me tomó de la cintura y me acomodó arriba suyo, noté lo que había hecho y me sonrojé mucho más.

- ¿E-eh? ¿A-a qué te refieres? - Satoru seguía sonriente, me tomó de la nuca y me acercó a su rostro.

- Mi nombre, May... Lo has dicho... Hazlo de nuevo, por favor. - Dijo mientras sonreía.

Nota del autor:

¡Hola! ¿Qué les pareció el capítulo?

Sé que aún no hay muchas lecturas, pero... ¿Alguien podría dejar en los comentarios alguna idea para May a la hora de ayudar a Itadori?

He estado pensando mucho en eso, aún no se me ocurre nada.

Emm... ¿Ayuda? JAJAJSJAJAJAJ

Esto es todo, trataré de tener el próximo capítulo lo más rápido posible.

Att: Hikari. <3

Celeste. (Gojo Satoru x oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora