Muchas personas creen que ser un coleccionista solo se trata de una persona con un trastorno compulsivo de acumular objetos, lo cual no es del todo cierto, ser un coleccionista es ser apasionado, ordenado y cuidadoso, con los objetos que colecciones.
El coleccionismo es una forma de ocio que consistente en reunir, conservar y mostrar todo tipo de objetos, es un hobby que puede variar en diferentes aspectos de acuerdo con el objeto que se quiera coleccionar.
Por ejemplo, hay personas que coleccionan hojas, plumas, tela, vajilla, gemas preciosas he incluso he conocido a gente que colecciona rocas, aún que yo soy un poco más: extravagante con lo que colecciono. Así como hay coleccionistas de animales raros yo tengo una fijación sobre ciertas criaturas y se preguntaran, ¿qué es lo que colecciono?, pues yo, colecciono dragones.
Desde los tiempos antiguos, los dragones han sido las criaturas más cautivadoras y enigmáticas de las historias humanas, inspirando mitos, leyendas y sueños. Pero para mí, los dragones son mucho más que mitología; son tesoros vivientes que he perseguido incansablemente a lo largo de mi vida.
He dedicado mi vida a la búsqueda y adquisición de dragones de todas las formas y tamaños, en cada rincón del globo he rastreado las huellas de estas majestuosas criaturas, desde las cimas de las montañas inaccesibles hasta los oscuros abismos del océano. He explorado ruinas olvidadas, negociado con brujos y viajado a lugares de ensueño en busca de dragones en todas sus variantes.
A lo largo de los años, he llenado mi santuario secreto con una impresionante colección de dragones, cada uno con su propia historia y misterio. Dragones de fuego que brillan como estrellas en el cielo nocturno, dragones de hielo cuyas escamas reflejan la luz de la luna, dragones de tormenta que rujen con la furia de los elementos y dragones de sombra que se deslizan en las pesadillas de los hombres.
Pero mi colección va más allá de lo tangible. Cada dragón que he encontrado es una joya en la corona de su conocimiento, una pieza del rompecabezas que revela los secretos y misterios de estas criaturas míticas. Para mí, los dragones son mucho más que meros tesoros; son el vínculo entre el pasado y el presente.
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—Por favor, déjenlos, ¡ellos no les han hecho nada!
Sus súplicas fueron ignoradas, vio como arrastraban a tres de sus dragones al centro del coliseo.
—¡Traigan los collares! —Ordenó el orador.
Con impotencia solo podía ver como le eran colocados los collares de control a sus pobres dragones, a los cuales alguna vez les prometió que los protegería y cuidaría hasta el día de su muerte.
Los dragones luchaban con todas sus fuerzas para liberarse de sus cadenas antes de que les colocarán los collares, pero fue inútil, una vez puestos, estos perdieron el conocimiento y se convirtieron en simples marionetas.
—¡Observen! La gran batalla que se liberará entre estas tres majestuosas bestias. Dos morirán, y uno se alzará como el campeón. ¡Qué empiece la masacre!
—¡Por favor, no, mis dragones no!
Luchaba con todas sus fuerzas pero no podía liberarse de las cadenas que la apresaban, las lágrimas empezaron a brotar al ver cómo tres de sus dragones se destrozaban entre si.
En el coliseo solo se escuchaban los gritos de euforia de la gente al ver tal lucha entre los tres dragones, mientras que la destrozada chica observaba el acto tan cruel y despiadado.
La batalla duro horas y finalmente, en un estallido de fuego, tierra y rayos, un ganador emergió de entre los escombros humeantes.
El Feuerdrache, con sus llamas brillando aún más intensamente, había prevalecido, los otros dos. Ya hacían derrotados en el suelo, aún que a los pocos segundos, él también cayó.
—El último en caer fue el Feuerdrache, por lo tanto, ¡es el ganador!
Se escucharon aplausos y gritos de alegría de toda la gente. Luego de, que el coliseo quedará vacío. La chica fue liberada de sus cadenas, con las piernas débiles intento acercarse lo más rápido que pudo, nuevamente las lágrimas empezaron a brotar sin control.
—Por favor… no cierren sus ojos, no se duerman, no se vayan.
Cada palabra salía con un gran dolor, el verlos así, hacia que su pecho doliera como si le estuvieran apuñalado.
Los tres dragones abrieron sus ojos y se toparon con la expresión de dolor y tristeza de su ama, con las pocas fuerzas que les quedaba se acercaron a ella para recibir una última caricia de su parte.
»Perdónenme, no fui lo suficientemente fuerte, en verdad, lo siento yo, ¡soy una maldita inútil, no los pude proteger!
Su llanto se intensificó, se sentía impotente, patética, inútil, inservible.
—Señorita, usted no tuvo la culpa —habló el Feuerdrache. —, usted nos acogió cuando todos nos creían una amenaza, nos dio un hogar, comida y sobre todo, nos dio su amor
—Estar en su colección fue lo mejor que nos pudo pasar —le siguió el Erddrache.
—Sobre todo, el haber estado junto a usted fue lo mejor que pudimos haber deseado —finalizó el Elektrischer Drache.
Los tres poco a poco cedían ante el sueño eterno que les esperaba. Uno a uno fueron cerrando sus ojos y al llegar el último algo dentro de ella se rompió.
—Me las pagarán, ¡me las van a pagar muy caro!
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Coleccionista de dragones
FantasíaHay personas a las que les gusta coleccionar hojas de árboles, telas, gemas preciosas, plumas, libros y pieles de animales exóticos. Mi colección es única en su clase, en ella no encontrarás algo tan simple como una pluma de ave exótica, en su luga...