0:56

102 8 0
                                    

El resto de la semana transcurrió normal a como venía siendo los últimos meses: con Yoongi hablando por ciertos instantes con el chico antes de ser interceptado por Kim para ser llevado a los baños y saltarse bastantes clases debido a que las hormonas del pelinegro mayor se alteraban con facilidad y Yoongi no puede recitarle la palabra "no".

Jungkook comenzaba a cansarse de ya no tener tiempo para con su mejor amigo, que esté enamorado de alguien imposible como lo es Yoongi – aka su alma gemela y a quien cuidará, amará y querrá tener cerca siempre – no quiere decir que deba alejarse. Tomó el móvil y buscó el contacto del chico pidiendo verle en el cine de la plaza comercial, en el centro de Seúl para ver una película y pasar tiempo juntos como antes.

Se alegró cuando a los cinco minutos Yoon respondió un enorme sí el cual no dudó en imaginarse: el mayor brincando en su cama debido a la invitación porque sabe que ama las palomitas de caramelo y más si Jungkook es quien se las compra.

Gato enojón:
Te veo a las siete Kookie, lleva mucho dinero que pediré 20 vasos de palomitas con caramelo 😋 adiós conejito.
Recibido: 4:57p.m.

Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, pasar tiempo con su mayor era lo que necesitaba porque ese chico era su serotonina diaria.

[...]

—Creí que era una broma hyung- rió al ver a Tae con cinco vasos de palomitas, otros diez en los brazos de Jeon y cinco esperando en la mesa del cine antes de entrar a ver la película. Yoongi hablaba en serio.

—¿A caso me crees mentiroso? Hace meses no vengo al cine y traía un enorme antojo por las palomitas de aquí- hizo un adorable puchero. Jungkook muchas veces se cuestionaba quién era el menor entre los dos.

—Se dice gracias Yoongi hyung~canturreó y sonrió divertido al ver al mencionado rodar los ojos.

—Calla y vamos dentro, ya va a comenzar.

Con todo el esfuerzo llevaron los veinte recipientes, Jungkook aún riendo por ello, decidieron ver una comedia ya que las de terror no eran el género favorito de Jungkook y el romance no lo era para el sensible corazón de Yoon.

Fueron dos horas de ambos chicos riendo ante las ocurrencias de Adam Sandler, dos horas donde pudieron pasar tiempo juntos y escuchando las risas del otro, dónde Jungkook sintió felicidad pura así como comodidad y paz. Eso era Min para él, su sitio seguro, dónde nada más que risas podrían existir, el mayor era su fuente de positivismo y una carga para sus fuerzas, lo fue desde que Jeon tuvo problemas para aprender a leer en la escuela, cuando se rompió el brazo jugando en los árboles del antíguo vecindario, cuando vivió su primer amorío fallido, cuando reprobó una materia y lloró hasta quedar dormido.

Yoongi siempre estuvo allí, siendo esa pequeña luz alumbrando en sus momentos de oscuridad, los cuales parecían no acabar. ¿Realmente creyó que nunca podría enamorarse de él?

[...]

Ya acabada la película, salieron del sitio hacia una cafetería que ambos amaban y que no quedaba muy lejos de casa del menor. Esta vez, Min había llevado su carro, Jungkook invitó al cine así que él debía pagar, así sea como su chófer personal lo cual no le desagradaba.

—Definitivamente hacen la mejor malteada de fresa aquí- sonrió feliz.

—Nunca entenderé tu odio al café- rió el menor, el acanelado sacó la lengua en tono de burla, ambos rieron luego de un momento. Esto era perfecto.

Su plática siguió hasta que el mayor miró su celular, eran cerca de las once.

—Es demasiado tarde y odio manejar a estas horas, mejor te llevo- dijo pero la mano de su amigo le detuvo cuando lo tomó del brazo.

—Podemos... Podemos hacer una pijamada si quieres, no tenemos una desde los quince.- estaba nervioso, Yoongi y él dejaron de hacer tal actividad muy jóvenes y solo se veían de día o tarde en la casa del otro.

El mayor no va a negarlo, extraña pintarle la cara al chico puesto que no tiene una gran resistencia a desvelarse. ¿Porqué no? Es fin de semana.

—Vayamos por golosinas- sonrió.

La noche transcurrió y en resumen, ambos jóvenes acabaron en el sofá acurrucados el uno con el otro, con la boca manchada de chocolate, sonrisas enormes dibujadas en sus rostros mientras Iron Man 3 se reproducía en la televisión de la sala. Eran cerca de las seis de la mañana cuando Jungkook abrió los ojos lentamente y sintió el latir alocado de su corazón cuando miró a su hyung a su lado, abrazando uno de los cojines y un puchero en los labios.

Hermoso.

Suspiró, acarició las mejillas tan suaves del otro, causando un rubor en las suyas y rezando en mente por congelar el tiempo, su tiempo con Min Yoongi.

Cada momento que estoy contigo no puedo evitar sonreír.

F r i e n d s (YoonKook ver.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora