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— ¿Nayeon, lo dices de verdad? — Sonó la voz preocupada de su amiga.
— Sí, Momo, lo digo de verdad… Yo… Yo ya he tomado una decisión. — Dijo Nayeon desviando sus ojos.
Momo apretó su mandíbula mientras Nayeon se removía en el asiento de aquel restaurant donde estaban almorzando para luego volver cada una a las oficinas del trabajo.
— No diré que me pilla de sorpresa... Sólo pensé que… — La frase se perdió sin terminar.
— No sé qué estaba esperando. — Dijo Nayeon levantando los hombros.
El silencio se mantuvo hasta que el mesero llegó con la cuenta, ambas salieron caminando a paso rápido, la castaña estaba segura que su amiga tenía tantas cosas que decir pero ninguna de ellas quería oír.
— Nos vemos mañana. — Dijo finalmente Nayeon.
— Cuídate, y mándale muchos besos a la bebé. — Se despidió con un abrazo su amiga.
…
Jeongyeon sentía cómo las gotas de sudor bajaban por su cuerpo, llevaba casi 50 minutos en la cinta de correr que tenían en casa, mientras el sonido de Metallica chocaba contra sus tímpanos a través de sus auriculares y mirando de vez en cuando el pequeño monitor donde por una pantalla se apreciaba a Chaeyoung dormir en su cuna. Bendita tecnología, ella podía hacer ejercicio en la primera planta mientras su pequeño dormía en la segunda y aún no perder detalle.
Sus pensamientos estaban determinados en que aquella noche invitaría a Nayeon a cenar en aquel
restaurant de comida India que su esposa tanto gustaba, hacía casi meses que no lo hacían, debido a que Neyeon se negaba a dejar a sus padres o a los de ellas cuidando del pequeño mientras ellas salían unas horas, lo cual le parecía un poco sin sentido si se comparaba que su esposa no había dudado en volver al trabajo cuando Chaeyoung ya había cumplido los 6 meses y dejar que Jeongyeon se quedara con ella durante todo el día.La ducha fría logró entumecer sus músculos, sabía que 1 hora en la cinta de correr no se podía comparar a todos los entrenamientos físicos que hacía antes, pero las cosas habían cambiado, y ella debía tomárselo con calma. Sin embargo se sentía bien de ver cómo su cuerpo no había perdido tanta forma.
Se vistió rápidamente al escuchar cómo Chaeyoung lloraba llamándole en el cuarto contiguo, cuando entró la vió de pie apoyado contra las barandas de su cuna que estaba a poco nivel del piso, para evitar accidentes.
— ¿Dónde está la chica más guapa del mundo? — Dijo con una voz graciosa sacando a la pequeña de la cuna.
…
El trafico le hizo sentirse aún más enfadada, sus manos apretaban con fuerza el volante mientras escuchaba las noticias por la radio local, ya iba a
atardecer y se sentía totalmente contrariada, por una parte lo que más quería era llegar a casa para poder
estar con su hija, jugar con ella, arroparla o simplemente quedársele viendo… Pero por el otro extremo sabía que encontrarse con Jeongyeon haría
volver el caos a su mente.Apretó los labios mientras recordaba aquel día que luego del trabajo había llegado al pequeño piso en el que aún vivían ambas, con un pequeño regalo
en las manos. Recordó el rostro de curiosidad de la rubia cuando vió el paquete, y cómo ella con sólo una sonrisa cómplice lo había dejado en su regazo… Su esposa no había demorado ni dos segundos en abrir el regalo, y observó cómo Jeongyeon sonreía con
todas sus fuerzas para luego comenzar a sollozar, el regalo eran dos pequeños calcetines de recién nacido color blanco, lo cual simbolizaba la noticia de que ella había quedado embarazada.El claxon del auto de atrás le hizo notar que el tráfico se había movido, luego de avanzar la camioneta se llevó una mano a la frente apoyando el codo en la puerta del conductor. En qué momento todo se había vuelto tan diferente, tan frío, tan distante, tan extraño… Tan ajeno.
…
Con su hija en brazos recibió a su esposa en la puerta, observó con cuidado cómo Nayeon tenía un semblante serio que se esfumó cuando le sonrió a la pequeña para luego tomarla en brazos y quedarse en el pequeño antejardín por unos minutos, ambas enfrascadas en una burbuja en la cual Jeongyeon se sintió incómoda por no poder participar directamente, quería saludar con un gran beso a la
mujer que tanto amaba, pero ella misma sintió temor de ser rechazada, lo que luego se volvió un dolor al percibir que aquella mujer no parecía ser la misma chica de la cual se había enamorado en el instituto.
Entraron las tres a la casa mientras Nayeon dejaba el ligero abrigo sobre la mesa del comedor y las llaves de la camioneta.
— He pensado, que quizás quieras salir a cenar algo de comida India. — Dijo suavemente Jeongyeon.
— Ya sabes que no me gusta que salgamos de noche con Chaeyoung, ahora que es cambio de estación ella podría tener un resfriado o algo. – Espetó Nayeon quitándole importancia a las palabras de la rubia.
— Bueno, podríamos pedirle a tus padres o a los míos que se queden con ella, sólo por unas horas.
Su rostro se sintió estudiado detenidamente por los ojos marrones de su esposa, la cual entró a la cocina con Chaeyoung en brazos mientras con gran habilidad lograba servirse un vaso de agua.
— Jeongyeon, no lo sé, ella nunca se ha quedado tantas horas sin ninguna de las dos… Bueno… No desde que volvió a casa luego de salir del hospital. — Dijo con un tono apagado.
— Lo sé, pero creo… Creo que nos haría bien. — Mencionó delicadamente Jeongyeon.
Notó cómo Nayeon fruncía el ceño, pero aun así no desesperó por una respuesta positiva, y mirando por el rabillo la hora en el reloj de la pared se concentró detalladamente en la vestimenta que llevaba su esposa aquel día.
— Llamaré a mi madre, tus padres viven más lejos y no quiero que luego vuelvan a la casa de ellos tan tarde. — Finalizó Nayeon saliendo de la cocina junto a Chaeyoung.
Se apoyó contra la encimera sonriendo
levemente, quizás, sólo quizás, las cosas comenzarían a mejorar entre ambas, trabajaría con todas sus ganas para amenizar la situación y hacer que ambas tuvieran una agradable cena....
La cena hubiera estado excelente si no hubiera sido por el gran nudo que sentía en el estómago y cómo se sentía casi incapaz de probar un solo bocado, o incluso, hubiera estado genial si hubiera logrado mantener el hilo de la esmerada conversación que intentaba mantener Jeongyeon a base de los planes del viaje al lago, o de cómo la rubia quería remodelar el cuarto de la pequeña.
Mientras caminaban en silencio por el
aparcamiento del restaurant fue cuando sintió su pecho apretarse completamente, incluso dejando escapar unas lágrimas de sus ojos lo cual no pasó desapercibido por Jeongyeon.
— ¿Cariño? ¿Estás bien? — Dijo preocupada Jeongyeon tomándole una de sus manos.
— Yo… Jeongyeon … — No pudo continuar.
Pudo ver cómo su esposa intentó abrazarla pero fue ella misma quien impidió la acción soltando sus manos para luego ver el miedo en el rostro de su esposa.
Soltó un fuerte suspiro para volver a mirar directamente a los ojos de la mujer que tenía enfrente, sintiendo cómo sus labios temblaban sin
aguantar el llanto. Sin embargo entendió que Jeongyeon no diría nada hasta que no fuera ella la que explicara la situación.
— Quiero que nos divorciemos. — Dijo finalmente Nayeon.:(
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Amor Inmarcesible (2yeon)
FanficYoo Jeongyeon lo sabe, pero no lo quiere admitir, su matrimonio ya no es lo que solía ser, las cosas habían cambiado desde aquella llamada en un día de abril. Sin embargo, estaba decidida a solucionar las cosas, por todo lo que significa Nayeon, y p...