-┊Park Hannie, estudiante de ultimo año de secundaria. Era seria, neutral, sus compañeros hablaban con ella, aunque nunca la habían visto, reír, sonreí e incluso llorar.
-┊Pero eso cambiara cuando les dicen que harán un trabajo militar para ganar pu...
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Pelea, sentimientos y golpes
Una vez en la base segura, atendieron a las dos chicas, las cuales afortunadamente salieron bien. Hannie estaba terminando de colocar un parche en su frente, salió de la carpa una vez lista.
—Te queda muy lindo el traje.—Confeso Hannie viendo a su chico.
—Tu también te miras linda.—La abrazo.—¿Aún te duele?
—Ya no tanto.—Acaricio su herida.
La pelinegra alzó la mano cuando Chi Yeol se acercó con su cámara grabando los.
—¿Son pareja?—Pregrunto el camarógrafo llamando la atención de sus compañeros.
Ambos adolescentes se miraron, para luego asentí y entrelazar sus manos; en menos de tres segundos la chica fue jalada por sus amigas la cuales le preguntaban el como fue que terminó con Tae Man.
Los días eran realmente pesados, sobre todo para Hannie, al ser la presidenta todos recurrían a ella cuando no podían o no sabían algo. Ese día estaban armando ¿Casas de campaña? O al menos era algo parecido; empujó el pecho de su novio cuando esté planeaba irse.
—El grupo que no logra configurarlo correctamente habrá que desmontarlo y empezar de nuevo.
—Pero, linda...
—Ningún pero Tae Man.—La chica se agachó y dejo un beso en su mejilla.—Ustedes pueden.
Sin más se retiró de ahí, dejando al chico con una sonrisa boba en el rostro.
—¡Estas son las tiendas de campaña que usaremos en la batalla real así que deja de jugar! ¡Toma esto en serio!
La sonrisa se volvió un ceño fruncido ante el grito de la presidenta hacia el.
—¡Hannie!—Le grito su amiga de trenzas.—No puedo estar en este grupo. Déjame pasar a uno nuevo.
La presidenta fue rápidamente hacia el equipo, averiguando el problema, puedo solucionarlo a los minutos y ayudo a armar la casa de campaña.
—¡A la sala número tres!—Grito Hannie cuando un superior le dio la orden.
En una fila liderada por la presidenta caminaron hasta la salida asignada, una vez ahí el líder del pelotón los ordenó en hileras.
—Los militares y el pueblo son muy consientes de su arduo trabajo.—Empezó hablar un superior.—Ha habido sacrificios en el camino, pero ustedes son los orgullosos hijos e hijas que protegen a esta nación de seres extraños. Siéntate orgulloso de ello.
