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La vida cotidiana poco a poco se fue apoderando de mi. Iba de casa a clase y de clase a casa. Apenas hablaba con los demas. Un simple buenos dias, un adios o la hora cuando me la pedian, y a veces eso ya era un gran esfuerzo para mi.
Soy de esas personas que de puerta para fuera sonrie aunque los cristales rotos le arañen el corazon. Pero de puertas para dentro estoy cabizbaja, triste y con lagrimas en los ojos. Asi que todos los que me veian cada dia no podian imaginar lo rota que estaba por dentro.

Asi, de una forma que apenas llegaba a percibir,el otoño lentamente dio paso al invierno. Las navidades fueron raras, los regalos escasos, pero solo hacia falta uno. Una vida. La abuela intento llenar nuestros vacio con comidas navideñas o jerseys de punto. Pero la familia no estaba, la comida no nos saciaba y los jerseys no calentaban igual que antes. Habia adelgazado notablemente. Pero nadie parecia preocuparse. Nadie. Estaba cansada de ese nadie, de ese vacio y mierdas de esas. Queria ser la tipica chica que provoca que los demas dejen de hablar para mirarla, pero no queria ser una imitacion. Queria todo, pero no tenia nada. Y era un asco.

El segundo trimestre fue mas de lo mismo. Frio, distante, aburrido y triste. Necesitaba cambios. No me invitaron a ninguna fiesta, pero sabia que se reunian en los parques de la ciudad. Habia ido tres o cuatro veces, pero lo deje. No queria ser de ellos. No queria alcoholizarme, ni drogarme, ni perder la virginidad en la parte de atras de la furgoneta de un chico que no conozco y que huele a todo menos sano.

Sabia que ese sabado iban a estar alli, en cuanto se ponia el sol iban alli como polillas hacia la luz.
No estaba segura, aun asi pense en ir. No se como se me pudo ocurrir tal idea. Supongo que mi impulso adolescente debio de apoderarse de mi.

* * *

No tarde ni 15 min en llegar alli y la musica ya sonaba como si al dia siguiente se fuera a acabar el mundo. Era relativamente pronto y ya habia gente tirada por el suelo. Fue una escena que me invito a irme. Aun asi, me adentre mas por el camino de grava.

No me dio tiempo a llegar donde estaba toda la gente, cuando me interrumpieron.
- Mira a quien tenemos por aqui. Por una vez en su vida Garcia se digna a venir.
Lo detestaba, lo odiaba, me daba asco hasta escuchar su voz. David Prado. Incluso su nombre me hacia vomitar.
No os creais que esto es una relacion amor-odio tipica de las producciones de Hollywood. Era mas problable que un meteorito se estrellase con el planeta Tierra o que incluso me tocase la loteria antes de caer rendida a sus pies. Era repugnante. Se creia que hacer de chico malo le hacia irresistible para cualquier chica. Claramente, eso solo funcionaba con chicas con menos de cuatro neuronas. Menos mal que yo tenia unas cuantas mas.
- Se que me extrañabas, David -respondi de la forma mas borde que pude.
- ¿Te vas a poner chula conmigo, Al? ¿Quieres jugar?- Se acerco mas a mi, poniendo esa cara de baboso que ponen todos los tios que no son capaces de controlar sus hormonas.
- Preferiria morir, cielo.
- ¿Entonces, a que has venido?
Fue una buena pregunta, pues no sabia la respuesta correcta que debia dar. Pense demasiado. Y el se percato.
- ¿Te ha comido la lengua el gato?- pregunto ironico.
'Ojala algun dia se coman un estropajo y aprendan a controlar las heridas emocionales que causan' pense.
- Prefiero no perder el tiempo con idiotas como tu, solo es eso.
Empezaron a reir y uno de los amigos de David me contesto:
- No vas a encontrar nada...nada... - empezo a titubear como si tuviera miedo de algo. Y como en un susurro termino la frase - nada mejor por aqui.
Lo dijo con miedo. A lo que me quede completamente sorprendida. A los pocos segundos note una mano sobre mi hombro. Me gire y vi a Victor con su tipica sonrisa de chico malo.
- Soy bastante mejor que vosotros escoria, y ahora dejadla tranquila - Contesto Victor.
Se quedaron algo estupefactos de que alguien como el, ayudara alguien como yo. Pero era logico. Se sorprendian de que uno de los mayores peligros del insituto me conociera. A mi, a la siempre invisible Alicia.

David y sus dos perritos falderos no tardaron en irse. Al hacerlo yo me gire para hablar con Victor, con el famoso Victor Reyes.
- Gracias, pero no hacia falta.
- De nada Al. No pense que te pasarias por aqui - Me dijo.
- Yo tampoco lo pense si te soy sincera.
Rio.
- ¿Nunca dejaras de ser asi de misteriosa verdad?
- No soy misteriosa, Victor. Y nunca lo he sido. Soy muy simple.
Y el volvio a reir.
- Simple pero hermetica.
-¿Hermetica? - pregunte sorprendida. Nadie aun me habia dicho a la cara lo rara que era.
- Aun recuerdo cada uno de los viajes al colegio cuando mi madre nos llevaba. No habia nadie con el que pudiera hablar menos que contigo. Eras un misterio para todos. Y lo sigues siendo. Por si no lo sabes, te recuerdo que comes sola en la entrada del colegio.
Iba a preguntarle temerosa que si me acosaba, pero de repente hubo un fuerte golpe detras de nosotros. Resulta que dos borrachos habian decidido experimentar que pasaba si se chocaban con el coche.
A partir de ese momento todo fue un caos. La gente empezo a gritar y las sirenas de los coches de policia empezaron a sonar en la lejania.

Lo siguiente que recuerdo fue que Victor me pregunto si queria que me llevase a casa y que yo me monte en su coche.

ResurgirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora