Al girar la cabeza hacia atrás y confirmar que nadie los seguía, un profundo alivio lo invadió. Todo lo que había hecho, todo lo que había soportado para volver y recuperar lo que más valoraba, había valido la pena.
Después de caminar varios minutos, decidió que la forma más rápida de llegar a su destino era pedir un taxi. No sería fácil, ya que llevaba a su omega desmayado, cargándolo como si fuera un saco de papas. A pesar de las miradas curiosas que podría recibir, no había otra opción.
Logró detener un taxi al fin. El conductor lo miró de reojo, con curiosidad, pero no hizo preguntas. Subió con cuidado, colocando a su omega en el asiento trasero con toda la delicadeza posible. Dio la dirección al conductor y luego se recostó, sintiendo cómo la tensión que lo había mantenido en vilo comenzaba a desaparecer.
Mientras el taxi avanzaba por las calles bañadas en luz de la ciudad, sus pensamientos regresaron a todo lo que habían vivido. Las sombras del pasado todavía lo acechaban, pero ahora había una nueva esperanza. Miró a su omega, que empezaba a despertar lentamente, y esbozó una sonrisa. Juntos, podrían enfrentar lo que viniera.
El omega abrió los ojos, desorientado y con una expresión de alivio mezclado con confusión.
—¿Estamos a salvo?— preguntó con una voz apenas audible.
—Sí, estamos a salvo— respondió él, tomando la mano de su omega con suavidad. —Todo va a estar bien.—
El taxi continuó su trayecto, dejando atrás los distritos más prósperos de Tokio. Las brillantes luces y los rascacielos dieron paso a calles más angostas y edificios antiguos. Finalmente, llegaron a un barrio modesto, donde las luces eran más tenues y las calles más tranquilas. El conductor se detuvo frente a un pequeño edificio de apartamentos.
—Es aquí— dijo Toji mientras ayudaba a su omega a bajar del taxi. Después de pagar al conductor, se dirigieron a la entrada del edificio, subieron las escaleras hasta el tercer piso y entraron en un modesto apartamento. No era grande, pero a los ojos del omega, parecía perfecto para comenzar una nueva vida juntos.
El omega cayó de rodillas, agotado, y Toji se alarmó al verlo tan frágil. Cuando fue a socorrerlo, escuchó un sollozo suave, casi imperceptible.
—Gracias por todo, Toji— susurró el omega, con voz quebrada. Toji sintió un nudo en el corazón y lo abrazó con fuerza, queriendo transmitirle toda la seguridad que pudiera.
—No hay nada que agradecer. Esto es lo mínimo que puedo hacer por ti— dijo Toji con ternura, levantándolo y llevándolo a la pequeña habitación. Lo acostó con cuidado en la cama y lo cubrió con una manta. —Descansa un poco más.—
Y/n asintió débilmente, demasiado cansado para decir más. Mientras el agotamiento lo vencía y caía en un sueño profundo, se dejó envolver por los fuertes brazos de Toji. Finalmente, podía relajarse.
Mientras Y/n dormía, Toji se quedó mirando por la ventana, observando las luces de la ciudad a lo lejos. Sabía que este solo era el comienzo de una nueva vida. La palabra "juntos" resonaba en su mente, recordándole que ya no estaba solo. En ese humilde rincón de Tokio, podrían encontrar la paz que tanto habían buscado.
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Con el amanecer, los primeros rayos de sol iluminaron suavemente el apartamento. Toji se despertó primero, sintiendo el calor del cuerpo dormido de su omega a su lado. Con cuidado, se levantó sin despertarlo y fue a la pequeña cocina para preparar algo de desayuno.El aroma del café recién hecho llenó el aire mientras Toji reflexionaba sobre todo lo que habían atravesado. Cada sacrificio, cada momento de angustia, había valido la pena por este instante de paz. Y/n despertó lentamente, atraído por el aroma del café, y caminó hacia la cocina, donde vio a Toji moviéndose con una serenidad que lo reconfortaba. Se acercó por detrás y lo abrazó suavemente.
—Buenos días— murmuró Y/n, apoyando su cabeza contra la espalda de su pareja.
—Buenos días— respondió Toji, girándose para darle un beso en la frente. —¿Dormiste bien?
—Sí, gracias a ti— dijo Y/n con una sonrisa. – ¿Qué estás preparando?–
—Nada complicado.— respondió Toji, señalando el café y las tostadas. —Quería que tuvieras algo caliente para empezar el día, pero no confiaba en no quemar algo más complicado.
Ambos se sentaron a la mesa, disfrutando del desayuno en un cómodo silencio. No hacían falta palabras para expresar lo que sentían; la simple presencia del otro era suficiente. Después de comer, decidieron salir a explorar el barrio y pensar en su futuro.
Caminaron por las tranquilas calles hasta llegar a un pequeño parque. Se sentaron en un banco, rodeados de árboles y con el suave sonido de los pájaros como fondo y la risa de algunos niños jugando. Y/n tomó la mano de Toji, apretándola suavemente.
—Tenemos que pensar en lo que haremos ahora.— dijo Y/n con voz seria. —Sé que ya no somos parte del clan Zenin, pero no podemos estar seguros de que no intenten ajustar cuentas algún día.—
Toji asintió, compartiendo su preocupación.
—Lo sé.— respondió. —Pero estaremos bien. Esos idiotas lo pensarán dos veces antes de venir a buscarnos. Además, seguiremos entrenando. Tenemos que estar preparados.–
—Sí, pero también necesitamos encontrar la manera de salir adelante— dijo Y/n. —Tal vez podamos encontrar trabajo aquí, empezar de nuevo. No tenemos mucho dinero ni muchas pertenencias.— Comenzó a reir, se sentía como un adolescente escapando de casa para poder vivir con su novio.
Toji admiró la valentía y el optimismo de su pareja, ya que en esta situación nadie es optimista. ¿Quien lo sería? No tienes nada, ni ropa, ni dinero, tampoco alguna identificación. ¿Acaso y/n están loco? Quizás si. Pero esa locura era lo único que lo mantenía a flote.
Toji había nacido en el seno del clan Zenin, una familia que, en lugar de apoyarlo, lo vio como una herramienta defectuosa. No poseía las habilidades malditas que caracterizaban al clan, lo que lo condenó a ser tratado como un simple esclavo. A pesar de su fuerza y destreza, el desprecio hacia él era constante. No había escapatoria; había aceptado, resignado, su lugar en esa familia. Vivía cada día sobreviviendo, cumpliendo las órdenes del clan, sin sueños ni ambiciones propias, solo una existencia vacía.
Esa fue su vida hasta que conoció a Y/n. Al principio, no esperaba nada. No había esperanza en su corazón endurecido por años de maltrato y desprecio. Sin embargo, poco a poco, Y/n fue plantando semillas de algo que Toji nunca había conocido: afecto, comprensión. Con el tiempo, Y/n le mostró que había más en la vida que la fría obediencia y la resignación. Fue como si el mundo de Toji, que siempre había estado sumido en sombras, comenzara a iluminarse.
Toji vio la posibilidad de un futuro diferente. Y/n le enseñó que podía elegir otro camino, uno donde no fuera un esclavo del clan ni de su propio pasado. Así, lo que había comenzado como una relación improbable, se convirtió en la razón de Toji para seguir luchando, no solo por sobrevivir, sino por vivir de verdad.
Mientras observaba a su pareja, una sensación extraña y cálida lo invadió. Por primera vez en mucho tiempo, Toji sonrió. Pasaron el resto de la mañana en el parque, hablando sobre sus planes para el futuro y cómo encontrarían un buen trabajo.
Fin
Mentiraaaa JAJAJAJAJAJJA
Dios, siento que pasaron años desde que escribí algo jsahjsjsjs
Lo vamos a dejar así por hoy, espero y les haya gustado. Siento que fui muy descuidada con los pequeños toques.
Espero y estén bien queridos lector@s.
¿Por qué desaparecí? Eeeeee, cosas y cosas jsjajsjs
¿Vas a sacar otra capitulo en estos días? No lo sé, pero lo más probable es que si, ya que se me fue el bloqueo del escritor.
¿Ustedes son team frío o calor? Sjsjsjs, preguntaba eso la loca.
¡Muchas gracias por leer, sobre todo por la paciencia que tienen!
☆¡Sayonara!☆
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EL PERRO DE LOS ZEN'iN (Jujutsu Kaisen)
FanficDónde y/n Fushiguro es capturado por el clan ZEN'IN para convertirlo en un arma. Male reader! Omegaverse