Pasaron varios días después de la muerte de Donatella, Bluey estaba bastante consternada ya que no pensaba que podría hacer algo como eso.
Aunque la odiaba por todo lo que había provocado, no podía más que darle una vuelta de página y darle una oportunidad al pequeño Gollie que Donatella había dejado tras de si.
Mackenzie seguía traumado por el asesinato de sus padres y para ese momento él se encontraba asistiendo a terapia de duelo para superar el asunto.
Aún así, Mackenzie despertaba cada noche con lágrimas en sus ojos pues, como le contó a Bluey al principio, cada vez que cerraba sus ojos veía aquel momento, el arma, el balazo, sus padres muertos, la sangre saliendo de sus frentes.
Mackenzie sentía que les había fallado, que no había conseguido salvarlos, se echaba la culpa de sus muertes.
Bandit y Chilli ayudaban a Bluey y Mackenzie con los gemelos mientras Bluey y Mackenzie hacían cada uno sus cosas, Bluey asistía a su empleo en el aeropuerto mientras que Mackenzie arreglaba unos asuntos respecto a unas propiedades que sus padres habían dejado.
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Dip, dip.
La sangre goteaba en el piso, los oficiales de policía seguían buscando pistas por el lugar.
Pero no encontraban ninguna pista. Aún se preguntaban sobre que había pasado en ese lugar.
En la pared había un mensaje escrito con la sangre de la víctima.
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