🛫 12 🛫

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🛫 «En boca del discreto, lo público es secreto» 🛫

—Despertaste.

La sonrisa que Sehun le dedica bastaría para arrancarle un suspiro, si sólo la atención del hombre fuese por completo suya y el bichón entre sus brazos no se removiera inquieto, pidiendo a ladridos su dosis de mimos mañaneros. Consintiéndolo, el coreano extiende las manos para tomarlo y Luhan considera seriamente la opción de gemir, cuando se siente algo relegado.

—¿Qué tal dormiste? Parecías estar teniendo un buen sueño y preferí no molestarte —le dice el menor, agachándose para dejar ir al perro, que no tarda en apoderarse de la terraza. Su novio frunce el ceño al escucharlo, recordando algo importante.

—¿Seguro que fue por eso? —pregunta—. ¿No habrás venido aquí al oír el teléfono porque te preocupaba que mis ronquidos asustaran a esa persona? —lo acusa.

Parece una broma, realmente es una broma. Aun así, Sehun no se deja engatusar por el falso brillo en sus ojos y actuando tan genial como siempre, se acerca lo suficiente para rodearle la cintura y apegarlo contra su cuerpo, mientras dice:

—Tonterías, apenas haces ruido al dormir. Deberías conocer a Jongin, fue mi compañero en la facultad y, ¡Dios!, esos sí que eran gruñidos de miedo.

Ni siquiera le da tiempo a reírse, inclinándose para atrapar sus labios y darle los buenos días como se merece. Luhan se deja hacer, igual que un malvavisco derretido, pasando los brazos por sus hombros y elevándose sobe sus puntas para estar un poquito más cerca. Cuando se separan, Vivi está de vuelta y los mira enfurruñado pues nadie se ha molestado en llenar su tazón.

—Ya voy, ya voy —se disculpa Sehun, yendo hasta la gaveta donde guarda las croquetas y sólo cuando su mascota vuelve a menearle la cola, recuerda que tanto él como su invitado también deben saciar sus barrigas—. Uh... tal vez tengamos un problema.

El chino, que ha pasado el rato viéndolo abrir y cerrar la nevera y las alacenas, sonríe de medio lado al entender lo que pasa y apoyado contra la barra, no duda en aprovechar la oportunidad que se le atraviesa para mofarse del menor:

—¿Hace cuánto que no vas al súper, eh?

—Fui ayer —Sehun se defiende—, compré todo lo necesario para preparar la cena, pero olvidé por completo...

—¿...que no iba a ser la única comida que harías?

Riendo a carcajada limpia por el gesto que el otro le dedica, Luhan no ve venir el ataque hasta que el pelinegro lo acorrala, una mano ocupada en apresarlo y la otra moviéndose de un sitio a otro, provocándole unas terribles cosquillas.

—Para, para —ruega el chino—, por favor.

—¿Seguirás burlándote de mí?

—No, no. Lo juro, aunque seas el único hombre en el mundo que compra sólo lo de una comida, yo no...

Vale, esa fue una mala jugada. Sehun vuelve con las cosquillas al notar que sigue mofándose y no lo deja en paz, hasta que Vivi acude al rescate de Luhan, tirando de sus pantalones para apartarlo del castaño.

Traidor —murmura el menor y se detiene, de una vez por todas.

El ciervo agradece la ayuda de su nuevo amigo y tan pronto recobrar la compostura, apremia a su novio para ir a la habitación y cambiarse las ropas. Irán al supermercado. Sehun le propone almorzar fuera, pero Luhan se niega diciendo que si no se asegura de que llena la nevera, es probable que vuelva a olvidarse de hacerlo... bien. Tampoco que esté lejos y pueden aprovechar para hacer algo de ejercicio.

¿Puedes guardar un secreto? || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora