Fanfic basado en los acontecimientos del anime y juego de Danganronpa.
En esta historia Tsumiki y Mioda desde hace mucho tiempo tienen guardados sentimientos que nunca han podido demostrar por no encontrar el momento para estar a solas. Hasta que un...
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Todo lo que le había pasado hace unas cuantas horas, para ella, no había sido más que una absurda pérdida de tiempo, el pelear con Natsumi de esa estúpida manera solo por su tonta intuición acerca del papel arrugado que llevaba en sus manos. Pero aún después de todo, recurrió a enseñarle la carta de Natsumi para Sato a su amiga fotógrafa por mensajes, tomándole una foto a la carta, ya demasiado maltratada, aunque seguía siendo legible de cualquier modo.
Su cabeza estaba recostada en la superficie plana de la mesa de la cocina, envuelta por su brazo, y necesitaba encorvarse un poco para permanecer allí tumbada sin mirar a ninguna parte.
El mensaje había sido leído por Koizumi rato atrás, pero aún así no obtenía ninguna respuesta, como si la chica lo estuviera leyendo una y decenas de veces para comprender lo que en ella se decía, sin siquiera pensar un minuto en objetar algo.
En un segundo levantó la cabeza para ver de nuevo su muñeca derecha, todavía roja e inflamada por los despiadados tirones que Natsumi le había dado para quitarle la carta de las manos, incluso le había dejado marcas de arañazos, al igual que parte de las mangas de su camisa con ligeros desgarrones. Por fortuna las cosas no pasaban de ser solo en la parte de la muñeca, de ahí en adelante, sin contar su brazo roto, todo estaba perfecto. El único dolor que deseaba dejar de cargar sobre sus hombros era el que le provocaba haber fallado en lo único que debía hacer.. en haber fallado en algo cuando lo hacía por ayudar y por amor.
Se sentía como una inepta y descuidada, simplemente le parecía imposible perdonarse por todo lo sucedido. Curvó sus dedos mientras estos se deslizaban desesperados y con fuerza por su rostro al cuestionarse si Tsumiki podría disculparla, tal vez de lo educada que la chica era ella accediera a hacerlo, aunque en el fondo nunca sabría si lo hacía con fines de no sentirse despreciada o de no herir sus sentimientos. No podría saber si ella la perdonaba en realidad.
Estuvo apunto de golpearse con la esquina de la mesa cuando se enderezó de forma espontánea pegando un brinco. Luego suspiró, acatando la idea de que era mejor para sí misma hacer algo más que no fuera darle vueltas a cosas que probablemente no contaban con solución alguna. Claro, algo que no le exigiera quitarse el conjunto negro de la pijama que se había puesto en cuanto huyó de la escuela en la salida.
¡Biiip!
Al cabo de un rato, cuando hacía lo posible por hacer un collar a mano, su celular vibró a un lado. Fue sencillo adivinar que un mensaje de Koizumi.. más bien dos.
