Salimos a tomar un helado.
Un rico y extra-congelado helado.
Ese que le prometí aquella odiosa vez.
- ¡Dios Lara! ¡No puedo! – decía mi gran amiga mientras, con su mano izquierda, apretaba su cabeza.
- Yo tampoco – respondí mientras hacía lo mismo. – aún así, no me dejaré vencer tan fácilmente.
- Eso ya lo veremos – sonrió esta mientras llenaba otra cucharada de helado de vainilla y se lo llevaba a la boca.
Otra vez más, empezamos a competir por ver quien comía antes aquel hielo de sabor a la vez que probábamos nuestro aguante.
Una vez, de pequeñas, terminamos en el hospital por esto.
Pero era como una "tradición" nuestra que hacíamos en cada reencuentro cuando volvía de España a Corea. Pero esta vez era una excepción, pues estábamos de celebración, además de una promesa por mi parte.
- ¡Solo una más! – dije a la vez que rebañaba los restos de mi helado de chocolate y llevaba la cucharilla a mis labios.
- ¡Terminé! – gritó esta orgullosa de su victoria.
- No puede ser – fingí lloriquear.
- Otra victoria más para mí – respondió auto coronándose con las manos.
- Bueno, aún nos quedan muchas batallas – dije riendo mientras finalizaba el helado que me quedó en la cuchara.
Tras eso, fuimos a nuestro parque favorito para ponernos al día.
Estábamos al tanto de lo que le sucedía a la otra, teníamos contacto por Kakaotalk, pero no habíamos hablado de los detalles.
Nos sentamos en el césped, al lado de nuestro árbol, y comenzamos a hablar de todo lo que surgía y de cada pregunta que nos hacíamos.
- Me alegro mucho de que aquella escoria recibiera su merecido – dijo con asco hacia él – no sé ni porque ha tenido que aparecer aquí en Corea.
- Yo tampoco – respondí en un suspiro – por suerte todo ha pasado.
- ¡Y espero que no se repita! Ya estoy perfecta, a la más mínima, me llamas y voy corriendo a donde sea para matarlo poco a poco y sin compasión.
- ¡Trato hecho! – me apresuré a decir a la vez que le extendía mi mano y las estrechábamos.
La tarde se pasó muy rápido. Amaba estar con ella. Pero, como es ley de vida, lo bueno acaba pronto.
La acompañe a su casa. Vive como a diez minutos andando desde el edificio en el que estoy viviendo con los chicos.
- Cuídate, ¿vale? – le dije mientras la abrazaba en la puerta de su casa.
- Por supuesto, tú también. – se quedó un rato pensando - ¿Por qué no llamas al señor Park? ¿O a alguno de los chicos? – sugirió de repente.
- ¿Llamarlos? ¿Para qué? – pregunté mientras me separaba del abrazo.
- No quiero que vuelvas sola al apartamento – respondió visiblemente preocupada.
- ¡Tranquila! ¡No pasará nada! – dije con una carcajada.
- Lara, está oscureciendo, ¿y si te reconocen?, ¿y si te atacan los sasaeng? – empezó a inundarme a preguntas por el estilo.
- No hay problema – la calmé – vivimos cerca.
- Diez minutos andando en la noche no es cerca – aseguró.
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El ojo de la tormenta - Changbin | ✔️ TERMINADA
FanfictionLara era una chica normal que vivía en España. Normal hasta que lo peor sucedió, pues la muerte de su madre la obligó a mudarse a Corea del Sur, con su padre. Aquí entró en el ojo del huracán: su padre es el CEO de la empresa idol más importante del...