two.

331 32 0
                                    

Después de esa salida y regresar a los condominios de la escuela, Suguru todavía sentía esa molestia en su pecho, la cual se volvía más intensa al mirar desprevenido los ojos de Satoru y esa sonrisa tan perfecta como un cuadro de Van Gogh. No entendía que era lo que pasaba, desde que despertó y se preparó con su mejor amigo que esas punzadas comenzaron, pareciera que le estuvieran clavando pequeños pero densos alfileres en cada parte de su corazón.

Prefirió no pensar más en la agonía que tenía por corazón y se acostó a dormir una siesta, para probar si eso relajaba la presión que manejaba desde temprano. Recostó su cuerpo y cabeza con cuidado en su cama, evitando moverse tanto ya que le causaba más tormento en su interior.


A las horas fue despierto, no por su subconsciente, sino por el conocido Satoru Gojo, quien venía a charlarle de lo que sea que sus dos neuronas activas pudieran llegar a pensar. Aunque esta vez no fue así, a pesar de que el de ojos claros pueda parecer un patán, era muy considerado con la gente y podía llegar a mostrar una madurez, pero solo con quien era cercano.

Al entrar y acercarse a Suguru, posó su mano en la frente del otro, para tomar su temperatura y ver si tenía fiebre. Cuando el de pelo largo sintió la helada mano de este, se despertó y sobresaltó, confundido. Sus ojos se mantuvieron cerrados un momento y no sentía más esa agonía, pero al abrirlos y cruzarse con la mirada cargada de brillo de su compañero, la tortura se hizo presente una vez más.

- ¿Qué haces aquí, Satoru? ¿No ves que estoy durmiendo? -  Simuló que no acababa de tener una estocada horripilante en su tórax, soltando un suspiro cansado - ¿Qué locura me quieres contar ahora? -

El chico conocía bien al de cabellera blanca, sabía que se colaba en su cuarto para poder comentar sus alocadas ideas de las tantas estupideces que quería hacer, desde montar un unicornio a volar con peces en el espacio.

Pero esta vez no fue así.

 Esta vez mostraba una mirada serena, e incluso con una pizca de preocupación, mientras miraba atentamente al contrario.

- Solamente venía a revisar como estabas. - Soltó con sinceridad - Me preocupé por ti hoy cuando seguías quejándote de esa molestia y creí que quizás podrías tener fiebre ahora. -

Ah, ahora además de sentir el corazón pesado, también se aceleraba como si quisiera escapar de su sistema y huir lejos de todo el mundo para esconderse dentro de una cueva. De nuevo, no comprendía porqué se sentía de esta manera.

- Yo... - Pensaba en que decir pero por alguna razón su mente estaba en blanco - ...Estoy bien, no te preocupes por mí Satoru, gracias por venir a chequearme pero no hace falta.- Le compartió una sonrisa que se mezclaba con una mueca de dolor, era obvio que seguía con esa pesadumbre cargada en su delantera.

Y el de mirada de cielo lo notaba, no era ningún idiota, podía ver como su amigo tenía lo que fuera que eso sea todavía molestándolo.

- ¿Quieres que te traiga algo o me quede haciéndote compañía? Yo no tengo problema en hablarte de cualquier tontería Suguru - 

A lo que el nombrado se quedó pensativo, preferiría estar solo en un momento así para que no lo irriten y poder recuperarse de manera pacifica, pero, su pecho gritaba con emoción que le diga que sí al ajeno, ¿Por qué?

- No, quiero seguir durmiendo un rato más, luego me cuentas todo eso Satoru.- Le dedicó una mirada suave a su mejor amigo junto a una sonrisa - Muero por saber que ideas locas te traes ahora, pero por ahora prefiero descansar.-

El otro solo asintió y se retiró, dejando solo a un confundido Suguru que no entendía que era su dolor, no podía asimilarlo con ningún otro que tuvo en su vida, no era normal, eso era evidente. Dijo que iba a dormir, cosa que fue una verdad en el momento que lo dijo pero ahora no lo estaba siendo, no lograba conciliar el sueño por pensar en todo lo sucedido.

Por pensar en cómo su imbécil corazón saltaba de alegría y al mismo tiempo moría al ver el estúpido rostro de Satoru Gojo.

Por pensar en cómo su imbécil corazón saltaba de alegría y al mismo tiempo moría al ver el estúpido rostro de Satoru Gojo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nota:

Creo que se nota lo mucho que me cuesta narrar interacciones hsahshd, espero poder mejorar en ello y dar algo más cómodo de leer. De mientras tengan este pequeño capítulo de un Gojo preocupado por su mejor amigo y un Getou sin entender sus sentimientos. ¡Nos vemos!

𝐋𝐚𝐬 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐍𝐨 𝐒𝐚𝐛𝐞𝐧 𝐑𝐢𝐜𝐨 - 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘚𝘶𝘨𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora