six.

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Ya era tarde, el plan se encajó en la cabeza de Suguru y no encontraba otro que sonará más convincente que marcharse de ahí. Iba a hacerlo, por su bien y por el de los demás, para no morir y que el resto no tenga que soportar su muerte si sucedía. No charló o nombró esto con nadie, ni con Shoko, solo iba a irse un día cualquiera y no volvería jamás, o hasta que logre deshacerse de las flores y los sentimientos románticos hacia su mejor amigo.

Era complicado llevarlo a cabo, porque después de lo ocurrido, Ieiri tenía la costumbre de ir a visitarlo todos los días por la mañana, llevarle el desayuno y cuidarlo el resto del día durante visitas cada cierto lapso de tiempo, por lo que debía irse en la noche, a la madrugada mientras todos duermen.

Cuando fue el día en que se decidió al cien que iba a irse, habló con Shoko como si nada, como si para nada en unas horas ya no lo volvería a ver hasta días, semanas, años después, o incluso nunca. Pero primero le entregó ciertos objetos que eran especiales e importantes para él, para que ella los tenga y pudiera recordarlo de una forma, obvio no le mencionó esto, se los dio con la excusa de que era una forma de agradecerle por el trabajo de cuidarlo que se tomó a pesar de que nadie se lo pidió, también iba a darle algunas cosas que eran para Satoru, al igual que con la muchacha, no quería que su mejor amigo lo olvide, por más que él se este obligando a hacerlo porque no puede aceptar sus sentimientos.

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La última visita de Shoko en la caída del alba había finalizado y él ya le había entregado las pertenencias y le demostró una última sonrisa a su amiga antes de que ella cerrara la puerta y lo saludara con la mano. Al ver como la chica se marchaba y cerraba la puerta detrás de ella, se levantó de la cama en que reposaba y tomó una mochila, donde empezó a meter ropa, dinero, productos de higiene, comida y otras cosas que necesitaba para aguantar un rato por ahí hasta que consiga donde instalarse. En un momento y se preguntó ''¿Está bien lo que estoy haciendo?'', pero de todas formas continuó guardando los objetos hasta cargar bien la mochila.

Cuando terminó, se escabulló por la ventana y se dirigió a la salida de la escuela con el mayor sigilo posible, al estar cerca de la puerta, corrió y se marchó, sin mirar atrás, sabía que si lo hacía, se arrepentiría de la decisión que estaba llevando a cabo. Por algún motivo, tuvo un sentimiento de ser perseguido entonces se apuró en correr.  Mantuvo su paso acelerado hasta llegar a cierta zona en la que se sentía seguro. De ahí comenzó a caminar sin rumbo, solo veía que lugares observar para quedarse, hasta alguno abandonado le servía si era provisional.

Se sentía enfermo, bueno, estaba enfermo. Aunque huyó, esa cosa dentro de él seguía existiendo, no es como que iba a desaparecer por obra de magia cuando pisara el suelo fuera de la instalación. Y ahora era una mezcla de culpa, se odiaba por el acto cobarde de huir que hizo pero no sabía que más hacer, desearía poder haberlo charlado con Shoko o Satoru antes de irse.

Lloró, y lloró, las lágrimas se apoderaron de él y comenzaron a caer como cataratas, estaba exhausto de toda esta situación miserable que lo conllevó a cometer una locura como abandonar su vida. Tenía tanto para decir, pero ya no quien lo escuche, por eso tomó el cuaderno y lápiz que metió en su mochila y empezó a escribir cada y uno de los sentimientos que recorrieron su ser esa amarga madrugada, hasta que cayó rendido en las manos de Morfeo mientras que el sol del amanecer se hacia presente en el cielo.

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Ieiri se despertó, realizó su rutina mañanera y se encaminó al comedor para preparar su desayuno y el de Suguru para llevárselo como acostumbraba. Hoy tenía planeado llevarlo a pasear aunque sea por el patio de la institución, para que tomara aire fresco y camine un poco, creía que estar todo el rato acostado en cama no le ayudaría mucho.

Cuando la cafetera sonó anunciando que su café estaba listo, se lo sirvió y llevó en mano, mientras que con la otra y con asistencia de sus brazos, cargaba una bandeja con el desayuno de su amigo, sí, ella solo bebía un café negro y a Getou le daba una comida completa como la que corresponde, realmente le tiene cariño para prepararle eso y llevárselo todos los días sin cansarse.

Abrió la puerta como pudo y entró a la habitación saludando, pero al pasar, pudo divisar como el de pelos negros no se encontraba, su cama y armario desordenados, cosas tiradas por doquier, el baño propio del cuarto también vacío. No había rastro de Suguru por ningún lado, se marchó pero ¿A dónde?. Del shock que tuvo, Shoko dejó caer la bandeja y su café al suelo, generando un estruendo que llamó la atención de Gojo, el cual tenía su pieza no tan lejos de la de Getou, por lo que escuchó el ruido. Este apareció a los segundos y se encontró con una Ieiri desesperada, que revisaba todo para ver si hallaba una pista o algo de dónde estaba su amigo. Preocupado, Satoru posó su mano en el hombro de su compañera para que lo mirara, tenía una mirada preocupada.

- ¿Qué pasó Shoko? ¿Qué es este caos? - Preguntó confundido. No estaba entendiendo nada.

- N-no tengo idea de dónde está Getou, nunca salió de su habitación, no sé donde se encuentra.- Respondió con la voz temblorosa la muchacha, no quería llorar pero estaba al borde de hacerlo, no quería perder a su mejor amigo, verlo en una camilla sufriendo fue mucho para ella.

Gojo se paralizó, ¿Cómo que Suguru desapareció?, Shoko debe estar confundida, él no puede irse a ningún lado, nunca lo haría.

- Hey, tranquila... Tal vez lo estés malinterpretando y salió al patio o está en otro sitio que no sea aquí, no te preocupes.- Intentó animarla, a lo que esta se quedó pensativa un momento y asintió, para luego indicarle de ir a revisar el resto de los lugares posibles y consultar a quienes se cruzaran si sabían algo.

Tomaron rumbo a revisar la instalación entera, buscando una señal de Suguru, ya sea alguien que lo vio pasar, alguna cosa de él, lo que sea, estaban desesperados. Gojo en lo personal intentaba mantener la calma pero cada vez se le agotaba más la paciencia, por lo que también estaba entrando en pánico como la joven. Pasaron minutos, e incluso horas buscando y buscando, nada, no había nada, el muchacho de larga cabellera oscura desapareció, no se encontraba por ningún lado y nadie sabía dónde se encontraba.

Ieiri quebró en llanto, estaba asustada por su amigo, sabía que su enfermedad estaba grave y no podía andar solo por ahí con el riesgo que corría. Satoru, por otra parte, se mordía el labio inferior y mantenía su ceño fruncido, ¿Por qué no intervino antes de esto?, mejor dicho, ¿Por qué Suguru huyó? no hacía falta hacerlo, solo se ponía en riesgo a morir.

Cuando Shoko pudo calmarse un poco, se dirigieron con el profesor Masamichi a contarle lo sucedido. Se puso en marcha un plan de búsqueda por el chico y hasta ellos mismos fueron a buscarlo por donde fuera que pudiera estar.

Satoru se seguía culpando, no hizo nada por su mejor amigo.

Satoru se seguía culpando, no hizo nada por su mejor amigo

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Nota:

¿Doble capítulo en menos de 24 hs? Así es banda, ando inspirado y no me aguanto las ganas de subirlo HADJASHDADHJA disfruten !!

𝐋𝐚𝐬 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐍𝐨 𝐒𝐚𝐛𝐞𝐧 𝐑𝐢𝐜𝐨 - 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘚𝘶𝘨𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora