Overwhelmed © 〔❛ Chestappen ❜〕

III

El auto estaba hecho un desastre. El pelinegro mantenía el ceño fruncido mirando como sus ingenieros comenzaban a evaluar los daños. Jo, quien se encontraba llegando, no pudo ocultar un rostro de sorpresa al ver el impacto que había: se veía peor de lo que había imaginado, entendía totalmente lo que Checo tuviera en la cabeza, o aún más expresado en el rostro.

─ Vaya, Ocon es un idiota ¿Cómo no pudo verte? ─

Sergio no emitió palabra alguna. Mantenía ambos brazos a los laterales apretando los puños ante el enfado que sentía, consigo mismo, con Esteban, con todo. Se mordió un poco el interior del labio, pero una palmada en el brazo le hizo salir de su trance y llamó su atención. La palmada dada por Jo fue el que lo salvó de hundirse más en lo que sentía, y simplemente usó su diestra para pasársela por el rostro.

─ Me siento tan mal de darles trabajo a los chicos, si hubiera sido... ─

─ Los hubiera no existen, Checo. ─ Se escuchó detrás de sí la voz del jefe de RedBull. Christian se acercó a apreciar el daño en el vehículo, y tal como cualquier otro su rostro no era otro más que de mera molestia.

Sergio no tuvo más opción que quedarse callado, en espera segura de la reprimenda que le esperaba; conocía  a Horner lo suficiente como para saber que no se quedaría callado sin más.

─ ¿Qué  está sucediendo contigo, Sergio? ¿Qué es lo que ocurre? Al principio del año nos estabas dando carreras impresionantes, pero de pronto ya no corres como lo hacías. ─

Checo no pudo emitir alguna palabra, no sabía que responder porque ¿Era el auto o, era él? Era la incógnita infinita dentro de su cabeza. Horner no esperó a una respuesta, simplemente iba a una sola cosa.

─ Marko quiere hablar contigo, ahora. Te vemos en la sala de juntas. ─ Con esas palabras Horner se retiró.

El tapatío sintió como la presión en sí bajó de manera abrupta, incluso tuvo que recargarse un momento en la pared del garage para no perder el equilibrio. Ignorando las preguntas que le hacía  Jo en esos instantes solamente tenía la conclusión del por qué Helmut quería hablarle de la nada, y es porque seguramente no eran cosas buenas.

─ Te veo luego. ─ Fue la respuesta del mexicano hacia su entrenador, dejándolo confundido y aún más alarmado de lo que estaba.

En cambio, Max que se encontraba cercano a la sala de juntas pudo divisar a un Checo decaído a punto de ingresar. Quería correr a preguntarle cómo se sentía, a decirle que el idiota era Ocon y que no era su culpa lo que sucedió, pero el aura del mexicano desprendía un "no te acerques" que se podía sentir con tan sólo mirarlo de reojo, por lo que se detuvo a unos cuantos metros de la entrada de la sala.

Max no era de curiosear a otros, no era mucho su estilo por que al final a él no le importaba, pero en esos momentos su curiosidad fue mayor, y es que tratándose de Checo no podía irse así como así. Colocándose a un costado de la puerta de la manera más sigilosa que pudo, trató de escuchar lo que había en el interior de la habitación. Dentro, identificó tres voces: la de Sergio, la de Helmut y si no estaba equivocado la de Horner. En un principio parecía una conversación tranquila, pero de pronto se escuchó como la tensión comenzó a subir en cuanto la voz de Marko se hizo mucho más notoria. En ese instante a Max le recorrió un escalofrío en toda la espalda; no recuerda la última vez que había visto a Helmut tan enojado, pero peor aún fue cuando ahora, la voz más fuerte, era la de Checo ¿Qué estaba sucediendo adentro? Max no podía hacer nada más que cruzarse de brazos y seguir tratando de entender las palabras de los tres que estaban adentro.

Tras una serie de segundos lo siguiente que pudo escuchar fue el abrir de la puerta de forma abrupta. Aquello lo tomó por sorpresa y tuvo que fingir que iba de paso por el lugar para no ser atrapado en su intento de averiguar algo. El responsable de salir de ahí era Checo, mismo que lucía mucho más enfadado que antes, además de que simplemente lo había pasado de largo y no se había percatado de que ahí estaba. Después de un rato salieron tanto Christian como Marko, buscando con la mirada a quien sabía había dejado al par de integrantes de la escudería con palabras en boca.