Día 13 - Libre: Galletas de jengibre

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Acomodar las gomitas de forma correcta y espontánea, sí, eso hacía; terminaba su arduo trabajo de preparar muñecos de jengibre, algo poco habitual para él, pues, aunque cocinara con frecuencia, no era fanático a preparar alimentos dulces. En definitiva, ella era su perdición, solo por ella hacía estas cosas.

— Bien, creo que han quedado listas, ¿no? —Alzó su teléfono, enfocando con la cámara del mismo, las exquisitez preparada.

Su prima, Hanabi, que se hallaba al otro lado de la pantalla, sonrío con alegría.

— ¡Correcto! —Afirmó alzando el pulgar.— Tienen buen aspecto, esperemos que el sabor sea igual.—Rió.

El joven frunció su ceño sin saber que pensar, no deseaba que su novia se viera decepcionada, más bien la quería ver satisfecha.

— Probé la masa, todo quedó en su punto. —La miró por la pantalla acomodando el teléfono.— Confío en que le gustará. —Dijo intentando mantener su seguridad, pero fallando en el intento.

— Aww, ¿quién lo diría? Neji Hyuga nervioso, espera, debo capturar este momento. —Se burló de él, recibiendo una mirada de enojo.— Calma, calma, es broma. Sé que a TenTen le gustarán, en especial porque las hiciste tú.

El contrario se limitó a asentir siguiendo la conversación por unos minutos hasta que dieron por finalizada la comunicación. Ahora solo tenía que esperar a su novia, que no tardaría, ya que, su trabajo quedaba cerca al apartamento que compartían.

Hoy era navidad, una fecha importante en la sociedad, aunque para él no era habitual celebrarla. Su familia nunca se emocionó especialmente por esta fecha, no recordaba recibir muchos regalos ni ilusionarse con la idea de Santa Claus, pensó que todo aquello no era necesario, al menos fue así hasta que ingresó a la secundaria, allí conoció una nueva estrella en su vida que lo haría combinar distintas emociones nunca antes experimentadas.

Aún recordaba el primer regalo que recibió para navidad, era un collar con un shuriken colgando de él, le pareció extraño pero la mujer que se lo dió era amante de las antigüedades, en especial las armas del pasado; lo aceptó con suma indiferencia, sin notar que sería su mayor posesión en el futuro.

Ahora solo podía recordar aquellos momentos como la manera en que su amor surgió, ya compartían demasiadas cosas e intercambiaban regalos habitualmente, porque no es necesario una ocasión especial para demostrarle a la otra persona cuanto lo quieres. Eso fue lo que su novia le enseñó, igualmente decidían celebrar esta festividad como lo mayor del año, ya que, podían cenar junto a la familia de la chica, o de ambos según estuvieran disponibles; entendió entonces que lo primordial era reunirse en un entorno cálido y no los regalos, pero si era sincero, tal vez los presentes de aquel día lo hacían emocionar, sintiéndose querido.

El problema de este año era que sus familiares no podrían venir por contratiempos de último momento; TenTen no sentía ganas de celebrar después de recibir la noticia, así que su compañero de vida decidió darle un empujoncito para mantener su sonrisa.

— Llegué a casa. —Resonó una vocecita que se perdía en la distancia, decidió acercarse para escucharla con más dedicación.

— Linda, que bueno que estés aquí. —Sonrió cálidamente ayudando a la mencionada a descargar sus objetos de trabajo.— Tengo una sorpresa para ti, así que ven conmigo.

Ambos jóvenes caminaron hacia la cocina deteniéndose frente al horno del lugar, Neji sacó el alimento antes preparado mientras la pelicastaña esperaba con extrañeza.

— Hice esto para ti... —Le mostró las galletas dejando la bandeja sobre el mesón, observó cómo la chica tomaba una con suma delicadeza y la llevaba a su boca mirándole, logrando sonreír un poco pues su mirada se hallaba tierna ante sus ojos.

El primer mordisco se hizo efectivo, con un satisfactorio sonido que indicaba la textura correcta, solo faltaba el sabor, la parte más difícil.

— ¿El sabor es bueno? —Habló sin recibir respuesta alguna de su novia.— Dí algo, no puedo leer tu expresión. —Sus nervios lo invadieron esperando lo peor.

Notó otro mordisco en la galleta así que relamió sus labios con expectativa, sin esperar que los labios de la chica se habían unido a los de él, transmitiendo un poco de la sazón dulcera del chico. Una risa se oyó al romper el momento.

— Creo que ya lo comprobaste, ¿no? —Carcajeó la más bajita, comiendo lo restante. El Hyuga solo frunció su ceño tomando su mentón.

— Parecen estar buenas, pero tus labios le dan un toque realmente especial. —Retomó el beso anterior con dedicación, sin prolongarlo demasiado; decidió juntar sus frentes mirándose a los ojos.— Feliz navidad, Ten.

Sonrío acariciando la mejilla contraria. Sorprendiendo a la castaña.

— Oh, ya entiendo, hiciste esto por el espíritu navideño. —Sonrió.— ¿Ya dije que son las mejores galletas de jengibre que he probado?

Tomó otra de las mencionadas llevándola a sus labios, deleitándose con su sabor por segunda vez, pero dejándola a un lado por un momento.

— Gracias, Neji y, feliz navidad para ti también —Susurró abrazándolo mientras soltaba algunas lágrimas, que fueron removidas por él.

Así dió inicio su velada, con un relajante sabor al paladar y compartiendo uno que otro beso; pero la noche debía ser larga, por eso, la pareja disfrutó de la compañía, sintiendo calor de hogar.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2023 ⏰

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