Cuando abrí los ojos, podía ver una luz diferente en mi opaco mundo.
- Señorito Chuuya, me alegro de que se encuentre bien
- . . . ¿Quién mierda eres?
...
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YOKOHAMA Año 20XX a las 3:00 AM
- Mhm~ -Sentí un horrible dolor en mi espalda baja
-"Que dolor" - Me dolían las articulaciones, como la espalda y cuello
-"¿Que hago sentado? Recuerdo haberme acostado en la cama después del trabajo"
Al intentar levantarme sentí como mis brazos y piernas estaban atados al mueble en donde estaba sentado- "¡¿PERO QUE RAYOS?!"
La poca luz en la habitación me daba malas vibras, el hecho de estar atado en una habitación oscura sin saber como llegaste ahí , a decir verdad, no daba mucha confianza.
- Así que ya despertaste - "¿Eh?"
Frente a mi, se encontraba una mujer de no más de 30 años, al intentar mirarla, con lo único que me tope fue una macabra mirada donde se podía percibir la poca cordura que le quedaba a la mujer. Al intentar hablar me di cuenta de una gruesa tira de cinta que me impedía cometer la acción- "Carajo, mi boca está sellada"
- Por su culpa he perdido todo lo que me quedaba en este mundo - Murmuró la mujer con una mirada asesina- "¿DONDE ESTOY? ¿CÓMO LLEGUE A AQUÍ? ¿QUIÉN ES ESTA MUJER?"
Sumergido en mis pensamientos no me di cuenta de que ella acercó su mano, para de un rápido tirón, sacar la cinta.
- ¡Agh!- "¿Así se siente cuando estas al filo de la muerte?"-¿Q- que te he hecho? ¡¿Quién eres tu?!
Podía sentir como todo mi cuerpo temblaba por el temor de que me podría hacer esta desquiciada mujer -"Tengo que salir rápidamente de aquí, aun soy muy joven para morir"
- ¿Como? ¿No sabes lo que me hizo la maldita de tu hermana? - Evadió la ultima pregunta astutamente -". . . ¿QUÉ?" - Y logro su cometido, sacarme de quicio
- ¡ESCÚCHAME MALDITA PERRA! ¡No me importa lo que me hagas o digas, pero mi hermana no tiene nada que ve-!
El doloroso golpe sonó por todo el departamento
- ¡CALLATE! - "Cálmate Chuuya, cálmate, si quieres salir de, donde sea que estemos, tienes que calmarte y pensar fríamente"
Empecé a inhalar y exhalar lentamente, podía sentir como mi pecho subía y bajaba, ese momento de lucidez me dio chances para divisar una ventana semiabierta en ese oscuro cuarto, se lograba ver lejanamente una tienda de conveniencia, y al otro lado de la habitación una puerta que, si tenia suerte, estaba abierta. Parecía un departamento y supuse que habrían vecinos en la zona.
- Se nota que tu y ella comparten sangre, los dos son unas malditas escorias
Cada estúpida palabra que soltaba de su estúpida boca contra Ane-san me hacia hervir más la sangre.
