Jamás habría imaginado que después de verse envuelta en un enfrentamiento de piratas acabaría despertando en una habitación junto al temido espadachín 'Ojos de Halcón' Mihawk. Mucho menos que al pasar tiempo juntos en esa isla los sentimientos comen...
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Ya iba a ser un mes desde que la rubia había llegado a su vida y la relación entre ambos no hacía más que mejorar, desde la partida de Perona tenían más comunicación, Mihawk le ayudaba a Aisha en la cocina y la rubia le enseñaba a cocinar, al contrario el había decidido enseñarle a la rubia como usar una espada y así poder defenderse.
Aprendía rápido y eso al espadachín le gustaba, tenía un talento natural y con buen entrenamiento pronto podría ser una digna rival para el en un duelo amistoso.
Para Aisha la mejor parte del día era entrenar con Mihawk, sobre todo al comienzo cuando el se posiciona tras ella y con sus fuertes manos le enseña a tener una correcta postura a la hora de realizar un movimiento.
O también cuando realizan el movimiento al mismo tiempo bien sincronizados.
— Has progresado bastante, pronto podrás retarme a un duelo -dijo el espadachín sonriendo levemente
— Imposible, en un pestañeo me harías pedazos -dijo la rubia riendo
— No lo haría, nunca ha sido mi intención hacerte daño sino todo lo contrario
— ¿Me entrenas para que pueda sobrevivir por mi cuenta? Yo pensé que.. -antes de que pudiera continuar con su oración Mihawk le calló posicionando un dedo en sus labios
— No saques conclusiones apresuradas, boba -dijo el espadachín dandole un pequeño golpe en la frente- quiero que seas fuerte para que puedas pelear a mi lado y recorrer el nuevo mundo juntos
— Mihawk.. -dijo la rubia a medida que sus ojos se llenaban de lágrimas
— Te dije que no sacaras conclusiones apresuradas
Aisha no dijo nada, solo se limitó a soltar su armamento y rodear a Mihawk por la cintura dándole un abrazo mientras lloraba en su pecho, nunca nadie se había preocupado tanto por ella de la forma en que el espadachín lo había hecho y se sentía realmente feliz.
Mihawk solo le acariciaba el cabello mientras sonreía levemente con sus ojos cerrados.
Le era imposible ocultar los sentimientos que había comenzado a desarrollar por la joven y lo odiaba, odiaba que otros vieran o supieran lo que estaba sintiendo en base a sus reacciones corporales.
No era algo digno de un espadachín, los sentimientos no eran algo propio de ese espadachín.
— Yo iré a dónde quiera que tú vayas Mihawk
— Nunca hemos hablado de la edad, es decir.. sabes que nos llevamos, más bien que te llevo muchos años de diferencia -dijo Mihawk separándose de ella
— ¿Y eso que? -preguntó la rubia viéndole a los ojos
— Podría ser tu padre, Aisha
— Gracias a Dios no lo eres -dijo la rubia riendo- porque sino eso sería incesto
