Mamalena escuchaba la conversación telefónica de María. Y discretamente sonrió negando, sin poder creer que su hija aún estaba rendida ante aquel escritor.- ¿Ya te vas a ver tú con éste hombre que te queda bieeen chiquito? - le dijo asustándola.
- ¡Buenoooos días mamá! - le dijo María ignorando su comentario.
- ¡Ándale mijita dime! ¿Te vas a ver con el periodiquero? - María volteó los ojos sentándose en el sofá y acomodando un cuadro. - no me ignores María Inés.
- Ay mamá, Alejandro solo me invitó a cenar. Quiere celebrar que Verónica ya recuperó la vista. - Emilia Elena la miró extrañada.
- Pero si la que tiene que celebrar es esa muchachita, no tú. Dile que celebre con Lorenza. - María volteó la mirada al piano y suspiró.
- Mamá, ya. Solo vamos a platicar, tú sabes que entre Alejandro y yo siempre existirá una gran amistad. - Mamalena le sonrió discretamente, mientras una persona escuchaba escondida. Esperando que ciertamente, las palabras de María Inés, sean ciertas.
- Y un gran amor, porque no me lo vas a negar mijita. Ustedes tienen algo pendiente, yo lo sé mija, te conozco. - María la miró fijamente, sonrió y suspiró. - ¿qué? ¿Me lo vas a negar?
- Contigo no se puede, ¡que bárbara! Si, entre Alejandro y yo siempre va a existir un gran amor. Pero un amor que ya no exige pasión, que no reclama la presencia física, es un amor diferente mamá. - Mamalena volteó los ojos cansada de las excusas de su hija.
- Ay María Inés, ya no me mientas ni te mientas más hija. No te engañes más ni lo engañes a él. Deja de ponerte barreras para ser feliz con ese hombre. - María la miró sorprendida. - no me mires así, yo ya te he visto sufrir demasiado mija. No quiero que sigas sacrificándote por dejarle a él un camino que según tú no puedes ya recorrerlo con el.
- Mamá... ¡Por favor! Dejemos éste tema por la paz... - Mamalena volteó los ojos y la miró inquisidora. - ¿qué? Bueno, ¿y tú no piensas en Lorenza? Ella está enamorada de Alejandro, ella es la mujer que el ama, y con la que debe pasar el resto de su vida, no yo, mamá. ¡Entiéndelo! - Lorenza sonrío, su tía entonces ya no quería nada con Alejandro.
- ¡Ay María Inés! Mi nieta se está engañando. ¿No acaba Alejandro de terminar con ella? - María la miró dudosa. - Alejandro Salas no la ama, tú y yo lo sabemos, y ella también lo sabe mija. Además, ¿por qué estás tan segura de que Lorenza es la mujer de su vida? - Lorenza se quedó aún más estática, su abuela detestaba a Alejandro, ¿por qué ahora lo defendía? Y defendía el amor de María Inés y el. - tu te quieres aferrar a esa idea, porque parece que te encanta sufrir. Hasta le dijiste que te alegraría verlos casados. ¿Estás loca mija?
- Mamá, ya no me sigas atormentando con esto. ¡Por favor! - le suplicó María.
- No, es que tienes que reaccionar. Si sigues con ésta actitud vas a lograr que ellos se casen. ¿Y si eso pasa? - María giró la cara para no ver a su mamá, y soltó una lágrima que enseguida limpió. Mamalena no la vió, pero la persona que estaba escondida si.
- ¡Claro que lo he pensado! Pero supongo que debo acostumbrarme a la idea si pasa. - le dijo viendo a su madre negar repetidas veces. - ¡Está bien mamá! ¡Tú ganas! Si, amo a Alejandro, y lo amo con pasión, y si añoro su presencia. Pero, nuestro tiempo ya pasó, tú y yo lo sabemos perfectamente. ¿Qué puedo ofrecerle ahorita? ¡Dime! Soy una mujer de casi sesenta años. El un escritor famoso en sus cuarentas.
- Ahora pregúntate otra cosa... ¿Qué quiere Alejandro? - María la miró confundida. - ¡te quiere a ti! A María Inés Domínguez, con cincuenta y siete años, con los hijos, los nietos, con todo mija. ¡No es posible que sea yo la que te esté diciendo esto! ¡Por Dios! - María sonrió con tristeza.
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Mirada de Mujer • Capítulos únicos.
RomanceCapítulos que pudieron ser. Mirada de Mujer (1997) Mirada de Mujer el Regreso (2003)