Tras un largo silencio, escucharon cómo sonaba el teléfono de la casa sacándolos del trance. María exhaló el aire acumulado y se soltó de él para contestar.-¡Bueno! - Alejandro volvió acercarse a ella por la espalda y posó sus brazos alrededor de su cintura. Ella intentó alejarlo pero el afianzó el agarre. - Si, muy bien ¿y tú?, perdóname que no pude ir a comer contigo ayer, es que tuve reuniones con el contador y luego con el proveedor. ¿Te parece si lo dejamos para después? - Alejandro asumió que hablaba con Rosario, así que siguió su labor de acariciarla mientras ella intentaba mantener su respiración en calma. - ¿hoy? No Jerónimo, hoy no puedo... si si, estoy en mi casa, pero estoy ocupada. - contestó girando la vista al hombre que la tenía entre sus brazos, tan dulcemente. Aunque al instante Alejandro reaccionó. ¿Jerónimo? ¿Quién era? Las alarmas comenzaron a sonar en su cabeza. - Si está bien Doctor Cárdenas, lo llamaré después. Hasta luego. - colgó sintiendo como Alejandro se alejaba y le daba la espalda.
- ¿Jerónimo? - no pudo evitar preguntar. María lo miró y alzó la ceja sin darle una respuesta. - ¿Quién es el Doctor Cárdenas? - preguntó aún más serio. María sonrió disimuladamente y se dio la vuelta para volver a encender la estufa. Mientras lo hacía pensaba en cómo responderle.
- Jerónimo es... es médico, y también un buen amigo, es mi nuevo cardiólogo. - respondió serena. - ¿por qué lo preguntas en ese tono? - se giró hacia el que se acercaba lentamente a ella, otra vez.
- ¿Para qué necesitas ir al cardiólogo María? ¿Estás enferma? - preguntó preocupado. Ella sonrió y se acercó más a él acariciando sus brazos.
- No, no mi amor. Son puros exámenes de rutina. - le dijo tranquilizándolo, y haciéndolo sonreír como tonto. - ¿qué?
- Mi amor... - le acarició el labio inferior mientras ella cerraba los ojos.
- Eso eres, mi amor. - contestó segura. Y abrazándose más a su oso.
- Eso quiere decir... - ella lo interrumpió con un pequeño beso.
- Shhh... eso quiere decir, eso: que eres mi amor. - dijo dándole un beso tronado, el suspiró abrazándola más, ella disfrutó un poco del momento y girando apagó la estufa nuevamente. El sonrió y ahí todo perdió sentido, o... lo recuperó.El ambiente se llenó de tensión y a la vez de una paz que los tenía totalmente hipnotizados el uno en el otro. Se había destapado la caja, ahora parecían sumidos en sus ojos, en sus labios, en cuestión de minutos o segundos, ya no se sabe cuántos, llegaron a la habitación de María, ella había hecho pequeños cambios de colores y uno que otro mueble diferente. Ya no era la recámara del matrimonio San Millán, ahora era de ella, de María Inés Domínguez, y si, tenía toda su esencia. Libros en ambas mesas de noche, algunos cuadros bastante significativos y una que otra foto de sus hijos en retratos, mientras Alejandro estaba perdido en su cuello y tratando de abrir los botones de su camisa, ella suspiraba anhelando aquel momento. Tenerlo para ella, de esa manera tan especial, y sintiendo que la quería así, como siempre. Era delirante, muy delirante. Cómo pudo quitaron lo que les estorbaba y minutos u horas más tarde, estaban perdidos bajo las sábanas. Se habían extrañado de sobremanera, se besaban, se olían, se respiraban muy cerquita, y si. Se disfrutaron todo lo que pudieron, un año y medio sin sentirse había provocado que el momento fuera más apasionado, más intenso. Las miradas de ambos estaban totalmente cegadas de placer.
Un par de horas más tarde, María se dejaba caer otra vez exhausta en brazos de Alejandro, el la atrajo más a su cuerpo recuperando el aliento, se mantuvieron en silencio mientras sus respiraciones se calmaban. El estaba recostado de la cabecera de la cama mientras ella lo hacía de él, acariciando sus manos mientras seguían suspirando.
- Ojos... - ella subió la mirada y le sonrió.
- ¿Mmm? - preguntó ella acariciando ahora su brazo.
- ¿Y ahora? - preguntó el nervioso.
- ¿Cuando te tienes que ir a Italia de nuevo? - el frunció el ceño confundido.
- María no, yo no.. - ella no dejó que continuara.
- Escúchame mi amor, por favor escúchame. - le suplicó mientras se acercaba más a su rostro y se enderezaba en la cama tapándose con las sábanas. El sonrió, asintió y la miró atento. - La semana pasada firmé un contrato para exportar flores a varios hoteles de Estados Unidos. - el volvió a sonreír, ésta vez orgulloso.
- Ojoss... Eso es muy bueno, ¿no?
- Buenísimo... Pero, lo que quiero decirte es... Yo puedo irme contigo. - soltó así, sin anestesia. El creyó escuchar mal y se enderezó aún más en la cama enfrentando más de cerca su expresión.
- ¿Qué? A verr, ¿qué dijiste Ojos? - ella sonrió muy nerviosa. No sabía si estaba tomando la mejor decisión. Pero su negocio había despegado muy bien desde hace un año, y ya el hecho de exportar flores al extranjero le daba otras posibilidades personales y profesionales.
- Que... puedo irme contigo. - volvió a decirlo muy segura. - si mi amor, el negocio va muy bien, Mónica se hace cargo de gran parte. Y yo, puedo viajar por lo menos cada dos meses para verificar cosas, incluso puedo expandirlo hasta Italia, me dijiste que en donde vives es un lugar muy bonito, y qué hay muchos campos cercanos, podría poner una pequeña florería, una pequeña sucursal del vivero de Xochimilco. ¿Qué te parece? - el sonrío mucho más, y se quedó pensativo. - ¿no vas a decir nada Alejandro? - preguntó preocupada.
![](https://img.wattpad.com/cover/354489547-288-k703697.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mirada de Mujer • Capítulos únicos.
RomansaCapítulos que pudieron ser. Mirada de Mujer (1997) Mirada de Mujer el Regreso (2003)