Nuestro amor si ganó. • Parte 1.

154 10 5
                                    



Casa Domínguez

Mamalena había tratado de convencer a Lorenza de parar aquella locura, su tía estaba de viaje, María Inés no sabía absolutamente nada de los nuevos planes de su sobrina.

- Lorenza, es que estás loca tú. No puedes casarte con Salas, entiéndelo mijita. - le suplicó una última vez su abuela.

- Por una vez en tu vida ayúdame, abuela, por favor. - rogó Lorenza. Emilia Elena la miró horrorizada.

- Jamás ayudaría a destruir la felicidad de mi hija, porque aunque tú lo niegues o lo quieras esconder, María Inés y el señor Salas aún se aman. Pero como siempre ella sacrificándose para no lastimarte a ti, cuando la que hizo mal desde que llegaste aquí fuiste tú. - escupió Mamalena sumamente molesta y preocupada.

- Ay ya bájale abuela, ¡por favor!

Doña Emilia cerró los ojos en señal de molestia y salió a su recámara.

Sonaba un timbre en su recámara, cuando giró, se dio cuenta de que alguien llamaba.

- Hijaa. ¡Al fin te reportas María Inés! ¡Tienes que regresar ya! - le ordenó a María, mientras ella desde el otro lado estaba confundida.

- ¿Pasó algo? ¿Diego, le paso algo a Diego? - preguntó preocupada.

- No no no, todos estamos bien. Pero te quiero pedir un favor mijita, ¿cuando regresas?

- Te llamaba para avisarte que llego en la noche mamá. - Emilia Elena suspiró nerviosa y a la vez aliviada de saber que al menos no ocurriría aquello sin que su hija lo supiera.

- Mija, ¿por qué no nos vamos a Yautepec unos días? Tú, Diego y yo. Es más hoy mismo nos podríamos ir. - María se extrañó frunciendo el ceño.

- Mamá voy a llegar muy cansada, mejor mañana, además a ti ni te gusta ir a la casa de Yautepec. ¿Qué pasa mamá? Te noto muy preocupada. - Doña Emilia suspiró nerviosa. - mamá no te quedes callada por Dios.

- Hija, ¿por qué no mejor saliendo del aeropuerto vas a casa de Salas? - María abrió los ojos aún más intrigada.

- ¿De Alejandro? Mamá estás muy rara. ¿Para qué tengo que ir allá? - Emilia Elena lo pensó un poco sabiendo que si su hija iba era mejor que esa noticia se la diera el mismo Alejandro.

- El tiene algo que contarte. Por favor ve hoy mismo María. Y ya no me preguntes más, ya no. - terminó la llamada dejando a su hija preocupada, confundida y muy intrigada.

Aeropuerto de la Ciudad de México, 9:30 pm

María aterrizaba después de algunas horas de vuelo. Estaba dudando si ir o no a casa de Alejandro cómo le dijo su mamá. Pero por algo fue, así que decidió al final tomar un taxi con el destino que le indicaron.

Colonia Escandón

El sonido de dos toques en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Había aceptado casarse con Lorenza, se casaban el fin de semana, aún no sabía cómo había llegado hasta ese momento, cómo todo pasó tan rápido, como no detuvo eso antes, cómo no está María ahí con el. ¡Eso! Justamente eso es lo que más lo perturbaba, María no sabía nada, y aunque el ya lo había hablado con ella, realmente le preocupaba su reacción, incluso la de el era todavía incierta, no entendía que pasaba, estaba actuando en automático. Sin María así es su vida. Subió los escalones y al abrir la puerta su cara de preocupación pasó a una de gratitud. Eso era lo que necesitaba, hablar con María.

Mirada de Mujer • Capítulos únicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora