Su corazón revoloteó cuando vió a Lisa sentarse a su lado. Se veía espectacular ese día, una sonrisa deslumbraba en su cara, y sus ojos brillaban.
La imagen de aquello fue tal para que Jennie se enamorara un poco más de Lisa.
¿Pero quién no?
Sabía dibujar, además de bailar, y cantar, hace reír a cualquiera, es alta, su voz es hermosa, es guapa; por dios, quién no caería ante los encantos de Lalisa Manobal.
ㅡEstoy tan feliz, Nini ㅡse recostó en su asiento, viendo hacia el techo.
ㅡPuedo verlo ㅡtenía una pequeña idea de lo que sería, pero aún así preguntóㅡ, ¿qué pasó?
ㅡAyer, dios, Jennie, fue la mejor tarde de toda mi vida ㅡsus ojos cayeron en Jennie, quien al escuchar aquello, se confundió.
ㅡ... Ajá, pero, ¿qué pasó?
Lisa la miró malㅡ. Tuve una cita con-
Jennie la calló, antes de que pronunciara aquel nombreㅡ. Sí, sí, ya recordé.
Su vista pasó de Lisa a su cuaderno, tratando de apartar su vista y que Lisa no notara su tristeza, y un poco de envidia.
Pero claramente para la mayor no pasaría desapercibido, notó el bajón de su mejor amiga.
Aún así, no pudo decir mucho, pues su profesor había llegado.
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ㅡSí, te veo en casa. Adiós.
Jennie hablaba con su primo, diciéndole que llegaría tarde ya que Lisa le había invitado a su casa a pasar la tarde.
Pero que no se preocupara, de todos modos llegaría a dormir, y no llegaría tarde.
A la mayor no le gustaba cuando la chica estaba fuera de su casa a la noche.
ㅡ¿Qué dijo? ㅡpreguntó comenzando a caminar a su casa.
ㅡQue no me preocupara, que está bien ㅡsonrió a lo últimoㅡ. ¿Por qué es que voy para tu casa?
ㅡPorque quiero pasar tiempo contigo.
De no haber sido porque sus pies estaban tocando el suelo, podría haber jurado sentirse flotar en las nubes.
Ella y Lisa pasaban juntas los siete días de la semana, básicamente, e ir a sus casas no era nada fuera de lo común.
Lo que lo hacía diferente, es que cuando iban a la casa de Jennie -que prácticamente era el punto de reunión-, siempre estaba su primo.
Pero en las pocas ocasiones que Jennie iba a la casa de Lisa, quedaban solas.
Y a la menor se le venían a la cabeza tantas cosas que no podía hacer, que incluso llegaba a sentirse culpable.
Aunque el concepto de Lisa de "pasar tiempo contigo", era comer, jugar videojuegos y más que todo, hablar.
Sus zapatos quedaron en la entrada de su casa, y el perrito de Lisa llegó a recibirlos, ese animalito amaba a Jennie.
ㅡ¿Tienes hambre? ㅡpreguntó la mayor cuando Jennie se tiró en el sillón.
ㅡNo ㅡaunque...ㅡ. Sabes, sí tengo hambre, ¿pedimos de comer?
Subiendo las escaleras, Lisa le respondióㅡ. El teléfono está en la cocina, pide lo que quieras.
Caminar hasta la cocina, ¿y si mejor esperaba que Lisa bajará?
Por favor, su nivel de pereza no podía convencerla cada que podía, entonces se levantó hasta la cocina.
Vió los diferentes números de restaurantes de comida que había en la biblioteca telefónica del teléfono de su casa.
Y entonces el teléfono de Lisa sonó, dejando ver un mensaje en su pantalla de bloqueo.
Mingyun ♡︎:
"Lisa, olvide devolverte tu capucha. ¿Me la puedo dejar?"
Jennie rodó sus ojos y suspiró.
De pronto se le quitó el hambre.
De verdad no soportaba a ese chico, y no es porque fuera básico y posiblemente el futuro novio de su mejor amiga. Bueno, un poco sí.
Pero principalmente era porque tenía un leve y mal presentimiento del moreno, algo no le cuadraba de él.
Se devolvió hasta la sala, caminando con el celular en su mano para querer desviar su atención, pero en el transcurso, las pisadas en la escalera la hicieron voltear a Lisa.
La mayor le extendió una de sus camisas a Jennie, y la otra casi se va de espaldas.
ㅡToma, cámbiate ese aburrido uniforme.
Y ni siquiera pudo decir nada.
Lisa se dirigió a tomar su teléfono.
Jennie la siguió con la mirada, viendo que cuando lo encendió, una sonrisa rápida apareció en los labios de Lisa.
Había visto el mensaje del chico.
Y fue ahí que despertó y caminó a cambiarse la parte de arriba de su uniforme.
La camisa de Lisa se le veía tan bien, por obvias razones de altura, le quedaban una o dos tallas más grandes, y la hacía sentir cómoda, y además, tenía el perfume de Lisa.
Quizá se la llevaría puesta y le escribiría luego diciéndole "Lili, me llevé tu camisa, ¿me la puedo dejar?", pero no, era ridículo.
Salió y vió a Lisa aún en el teléfono, pero la dejó cuando se dió cuenta de la presencia de la menor.
ㅡ¿Pediste comida? ㅡle preguntó dirigiéndose hasta ella. Kim negó.
ㅡSe me quitó el hambre.
Lisa frunció su ceño, extrañada, pero igualmente ella tampoco tenía tanta hambre.
ㅡ¿Control blanco o negro? ㅡpreguntó encendiendo la pantalla de la salaㅡ. No, ni respondas, amas el blanco.
Jennie sonrió, su mejor amiga la conocía tan bien.
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