Jennie le mostraba su nuevo color de cabello a Lisa. Ahora era rubio.
—Mucho —respondió—. Tu color nuevo también.
Jennie le miró mal.
Últimamente Lisa había estado en las nubes más que siempre, lo cual, no era raro, sólo que ahora estaba tan pensativa.
—A ver —Jennie tomó a Lisa por sus mejillas, haciéndolo voltear—. ¿Qué te pasa? Últimamente estás más en la luna de lo normal.
La mayor rió leve por eso, y Jennie maldijo levemente por hacer que eso hiciera correr rápidamente su corazón.
—No me pasa nada, sólo estoy pensando.
—Ese es el problema.
Creyó haber escuchado una leve risa de parte de Jennie, pero fue muy bajo.
Inconscientemente, Lisa también rió, de ver reír a Jennie.
—No tengo nada, Jennie, en serio —le tomó de los hombros.
Jennie achinó un poco más sus ojos, claramente no le creía.
—Como digas. ¿Qué vamos a hacer hoy?
—Saldré con Mingyu.
Jennie no podía, se moría por hacerlo, pero no podía rodar sus ojos, era mujer muerta, porque Lisa le preguntaría la razón, y no le diría lo que pensaba.
Así que sólo hizo su mayor esfuerzo por sonreír, pero le salió en una horrible mueca, que hizo reír a Lisa.
—Te vas a arrugar si sigues haciendo esas caras —dijo—. Debo irme, Nini.
La mayor jugó un poco con su cabello antes de irse, y desaparecer, dejando a Jennie sola.
Mientras la rubia esperaba que su Lili estuviera bien.
Hacía mucho no había visto a Lisa pensar... de esa manera, con la mirada perdida, y sin hablar.
Era extraño, pero el tiempo haría de las suyas.
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—Min —llamó por tercera vez Lisa. El chico no levantó su vista de su teléfono—. Mingyu.
Lisa suspiró, y se lo quitó.
El chico arrugó su entrecejo, viendo con algo de molestia a Lisa por haberle quitado su teléfono.
—Te estoy hablando —le habló.
—Habla un poco más fuerte a la próxima, por favor.
Antes de todo eso, Lisa y el habían tenido una pequeña charla acerca de lo que iba a ser de ellos con el tiempo.
Bueno, básicamente Lisa tirándole indirectas sobre que quería ser su novia.
Cosa que él se tomó bien, hasta que tocaron el tema de que tenía que relacionarse más con sus amigos, y eso él no lo tomó tan bien.
Y ahora, el ambiente había sido más tenso.
—Pon más atención entonces.
—Entonces-
El teléfono volvió a sonar, tomándolo Mingyu en sus manos, contestando y dejando nuevamente a Lisa básicamente sola.
La pelinegra suspiró tapándose la cara.
Se repetía una y mil veces que sólo era una discusión, que todos tenían su carácter, que todo estaba bien.
No podía estar momento más así, y decidió irse.
—Me voy— dijo, el chico asintió—. Adiós.
¿En qué se había metido?
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