Capítulo 2: Conexión Inesperada

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El nuevo día en LazyTown traía consigo el brillante sol, disipando las últimas huellas de la tormenta que había dejado una profunda impresión en las vidas de Sportacus y Robbie Rotten. A pesar de que la electricidad había regresado y la ciudad recuperaba su energía característica, ambos hombres llevaban consigo el recuerdo de su inusual noche compartida. La experiencia bajo la lluvia los había unido de una manera inesperada, y ahora, mientras la ciudad se despertaba, reflexionaban sobre lo que eso significaba para sus vidas, explorando el camino desconocido que habían comenzado a transitar juntos.

El despertar de Sportacus llegó con los primeros rayos de sol, como era su costumbre en LazyTown. A pesar de la larga noche que había compartido con Robbie Rotten, su rutina matutina continuaba sin cambios. Llevó a cabo una serie de ejercicios de estiramiento en su gimnasio personal, sintiendo cómo su cuerpo cobraba vida bajo el movimiento constante. Los pensamientos sobre la tormenta y la conversación con Robbie se deslizaron en su mente, tejiendo una capa de reflexión sobre su rutina matutina.

¿Qué significaba esa inusual conexión que habían experimentado bajo la lluvia? Después de su rutina de ejercicios, Sportacus se vistió con su atuendo azul característico y se dispuso a salir a las calles de LazyTown. Estaba decidido a hacer de cada día en la ciudad un día lleno de acción, como siempre lo hacía. Sin embargo, mientras caminaba por las calles, sabía que algo había cambiado, y estaba ansioso por comprenderlo mejor.

Mientras tanto, Robbie Rotten abrió los ojos con la primera luz tardía que llegó a colarse en las ventanas diminutas, una luz que desalentaba su deseo de continuar durmiendo en su cómoda guarida. La tormenta había pasado, y aunque su guarida seguía siendo su refugio, los sucesos de hace unas cuantas horas se presentaban de vez en cuando, como fantasmas que se paseaban en cada rincón mientras se preparaba para el día, haciendo que su refugio se sintiera incómodo.

Desayunando, Robbie reflexionaba sobre la conversación que había tenido con Sportacus, el héroe de LazyTown. Las palabras intercambiadas bajo la lluvia, las risas compartidas y las emociones inesperadas habían dejado una marca en su mente. Por primera vez en mucho tiempo, se encontraba pensando en algo más que en sus planes malvados y en cómo molestar a los ciudadanos de LazyTown. El villano se encontró a sí mismo dudando de sus intenciones habituales. La idea le resultaba extraña y, al mismo tiempo, intrigante. Terminó su desayuno con un suspiro y preguntándose qué le depararía el día.

El villano se paseaba por su guarida, como solía hacer todas las mañanas, intentando mantener su fachada indiferente y desinteresada intacta. Era un experto en ocultar sus emociones, incluso de sí mismo, pero, en el fondo de su mente, sabía que algo había cambiado. No obstante, se resistía a explorar esos sentimientos, incluso en la soledad de su guarida.

Mientras observaba su colección de artilugios e inventos maliciosos, la conversación con Sportacus seguía rondando en su mente y la venda que tenía en su brazo era un recordatorio constante de las risas compartidas, las confesiones inesperadas, y el sentido de complicidad que habían experimentado anoche, fue algo que nunca habría imaginado. ¿Qué significaba todo eso para su vida? ¿Qué implicaciones tenía para su papel como el villano de LazyTown?

Robbie continuó rebuscando en su guarida, desviando su atención de esos pensamientos incómodos. Decidió centrarse en la elaboración de un nuevo plan malvado para importunar a los ciudadanos de LazyTown. Era lo que mejor sabía hacer, y lo que le había proporcionado cierta satisfacción a lo largo de los años. Sin embargo, en el fondo de su mente, seguía habiendo una chispa de duda, una pregunta que no podía ignorar. Pero, por ahora, prefería mantener su fachada y seguir con su rutina diaria. Después de todo, era mucho más cómodo ser el villano malhumorado que siempre había sido. Mientras que el sol aún brillaba en lo alto del cielo Robbie decidió que era un buen día para cambiar su rutina habitual, sobretodo para desviar esos pensamientos inquietantes. Se colocó una camisa de manga larga que escondiera su vendaje y salió de su guarida para aventurarse a las transitadas calles de la ciudad. Los ciudadanos, ocupados en sus quehaceres diarios, apenas notaron su presencia, lo que era exactamente como a Robbie le gustaba.

Paseando por las calles, Robbie se tomó su tiempo. Observó a los chicos de LazyTown jugando a lo largo de la ciudad, aunque ya adolescentes jóvenes aún se notaba la energía inagotable con la que correteaban de un lado a otro. Suspiró ante el recuerdo de su plan anterior para evitar que los niños hicieran ejercicio, un plan que, lamentablemente, había fracasado gracias a Sportacus, como siempre, aunque se ahorro un poco de tiempo y materiales esta vez.

Mientras caminaba, su mirada se posó en un quiosco de helados. Allí, Ziggy disfrutaba de un cono de helado para refrescarse, pues antes de eso Robbie lo vio realizando movimientos sorprendentes y acrobáticos, Ziggy había saltado por encima de bancos, se deslizaba por barandillas y escalaba muros con destreza. "Que lamentable día fue aquel que el niño amante de los dulces descubrió qué era el Parkour, decía que se sentía como un héroe urbano" -pensó Robbie.- "Ziggy, tan buen niño, solía evitar cualquier tipo de actividad física, pero Sportacus lo engatusó y ahora lo hace casi diario, agh"

Robbie continuo su ruta y se encontró con Stingy, el niño obsesionado con la posesión de cosas, en una cancha de frontón, jugando con un fervor que no se había visto antes. Stingy sostenía una raqueta con determinación, concentrado en cada golpe. La pelota rebotaba en la pared de la cancha y él la golpeaba con precisión, enviándola de vuelta con agilidad. Estaba inmerso en el juego, corriendo de un lado a otro de la cancha para alcanzar la pelota.

Robbie frunció el ceño. ¿Había algo que pudiera hacer para que estos adolescentes se alejaran de la actividad física y se volvieran más sedentarios? Rotten continuó su búsqueda de maneras de evitar que los niños de LazyTown se mantuvieran activos. Mientras paseaba por el parque, algo llamó su atención. En una esquina del parque, vio a Trixie y a Stephanie, las dos amigas inseparables, realizando una rutina de gimnasia juntas.

Las chicas estaban en el césped, realizando saltos, giros y movimientos gráciles. Ambas tenían expresiones de concentración en sus rostros, y se esforzaban por perfeccionar cada movimiento. Sus cuerpos se movían con elegancia mientras ejecutaban ejercicios de flexibilidad y equilibrio. Trixie y Stephanie, siempre habían sido conocidas por su energía y espíritu competitivo, y por ello estaban llevando a cabo una impresionante exhibición de gimnasia. Realizaban piruetas y acrobacias que parecían desafiar la gravedad, demostrando una agilidad impresionante. "Demasiado desalentador para mí, me voy de aquí" -dijo Robbie para sus adentros y decidió alejarse de los lugares abiertos donde todos parecían ser atletas negándose al sedentarismo.

Guío su camino hacia la tienda de videojuegos local, donde un adolescente llevaba puestos lentes de Realidad Virtual, era el niño Pixel. Aunque desde afuera parecía estar de pie en una tienda, en el mundo virtual estaba corriendo por paisajes digitales, saltando obstáculos y completando desafíos. A pesar de estar en interiores, continuaban haciendo ejercicio y Pixel estaba completamente concentrado en su ejercicio virtual, su rostro mostraba determinación mientras completaba las actividades virtuales.

El villano de LazyTown, había estado observando a los niños mientras practicaban sus actividades deportivas. Robbie dio media vuelta, aún no tenía alguna nueva idea para un plan, solo podía pensar en que hacían esto todos los días, siempre, continuamente, ¿Iban a terminar desgastándose algún momento, no?, ¡Eso es! uno se puede desgastar el cuerpo con esas actividades.

Robbie estaba decidido; era hora de intervenir y desalentarlos de una manera que pudiera convencerlos de abandonar sus actividades físicas. Para lograrlo, ideó un plan maestro. Montó un stand de difusión de información en el parque y reunió a los niños. Comenzó a hablar con una expresión de preocupación en su rostro y les explicó que, si continuaban con sus actividades deportivas, podrían enfrentar serios problemas de salud en el futuro. Utilizó ejemplos específicos para sembrar el temor en sus mentes.

-¿Saben qué es el codo de tenista?- preguntó Robbie, dirigiéndose a los chicos mientras se frotaba el codo dramáticamente. -Es una lesión dolorosa que pueden adquirir por jugar demasiado al tenis. Sus codos podrían hincharse y doler mucho, ¡y eso no es nada divertido!

Un Vínculo Inusual: Los Secretos de LazyTownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora