Capitulo 1 - La mirada

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"Los recuerdos son lo que nos hace humanos. Los recuerdos son una inmensa e invisible red que nos unen a la vida"
                                                -Haruki Murakami.

La mañana estaba nublada, y la brisa que me revolvía el cabello se sentía fría y el olor a lluvia se acercaba.
Sabía que no podía evitar lo que estaba a punto de ocurrir. Era inevitable. Y, en algún lugar, en algún rincón de mi mente, sabía que debía enfrentarlo. Esa era la única forma de sanar. Pero ¿quería sanar?
Para mí, fue como si las cosas estuvieran en cámara lenta. Todo lo que estaba ocurriendo me parecía irreal, como si estuviera en un sueño. O en una pesadilla, más bien. Desde la distancia, podía ver mi propia expresión, triste y apática, en el espejo de la casa.
Me vestí con un suéter lila con blanco, unos jeans oscuros y un par de tenis Converse color blancos. Me pase por encima un abrigo corto de lana, y salí de mi casa el viento me pegaba el abrigo contra mi cuerpo, y el aire helado se metía por los poros de mi piel.
El camino a la universidad era el mismo de siempre. Pero esa mañana, yo caminaba con un sentimiento distinto. Era como si el pasado y el futuro se confundieran, en la penumbra de un presente incierto. El ruido de mis pasos y el latido de mi corazón se mezclaban en una constante y ominosa pulsación.Llegué a la entrada de la universidad y me encaminé hacia mi aula. Mientras caminaba, tuve la sensación de que todo había cambiado. Que mi vida había tomado un giro radical y nunca sería lo mismo. Me sentía desorientada y desconectada, como si estuviera flotando en un mar de incertidumbre.

Cuando entre al salón una vez más sentí la sensación de estar en otro lugar. La realidad se disolvía, y yo no sabía qué era lo real y lo imaginario. Una brisa levantaba las cortinas mientras me sentaba en mi silla sentí una mano en mi hombro. Me giré y eran mis amigas Alicia y Elena estaban allí, con preocupación en sus caras.
Alicia es alta y delgada, con un cabello castaño y ojos cafés.Su cara es angulosa,su tez es morena, tiene una sonrisa amplia y radiante. Es una persona amable y extrovertida, que ama reír. Aunque a veces tiene un carácter explosivo, Alicia es una persona leal y sincera.
Elena, por otro lado, era pequeña y delgada, con un cabello negro y ojos color avellana. Su tez era pálida y tiene pecas.Es reservada y tímida, pero siempre esta dispuesta a escuchar y comprender. A pesar de su timidez, tiene un carácter fuerte y valiente. Es como una roca, una persona en la que siempre puedes contar.
-Dulce, ¿estás bien?"- Me preguntó Alicia.
Yo no podía hablar. Tenía la boca cerrada, y la lengua parecía inmovilizada.
-Dulce, ¿estás escuchando?"-insistió Elena. Finalmente, fui capaz de asentir.
-Necesitas un descanso, Dulce -dijo Elena.
Y antes de que pudiera contestar, Alicia me tomó del brazo y me llevó al baño. Me senté en una de las sillas y me miró con cara seria. -¿Qué te pasa, Dulce?- preguntó con un tono de voz tierno.
Finalmente, me desahogué.
-Es que con Diego, me sentía como si no podía ser yo misma. Como si siempre estuviera de un lado y él del otro- dije con un hilo de voz.
Alicia me miró y asintió.
-Sí, el comunicarse es lo más importante en una relación. Y si no existe, todo se desmorona- añadió.- Pero eso no significa que no puedas aprender de eso".continuó -Tal vez tú y Diego no fueron compatibles, pero puedes aprender de esa relación y aplicar eso a futuras relaciones-
Sus palabras resonaron en mi cabeza, y empecé a sentirme mejor.
- Gracias- le dije, mientras le daba una ligera palmadita en la mano y nos fuimos al salón. Nuestra primera clase era “Historia y teoría del aprendizaje" porque estudio Pedagogía.

Al regresar al salón, el profesor ya estaba explicando un concepto. Sin embargo, noté que me miraba con cara preocupada. Pude sentir el peso de su mirada sobre mi espalda. Me senté, y traté de concentrarme en lo que estaba diciendo el profesor. Pero, en mi mente, las palabras de Elena resonaban como un eco.
-¿Puede haber alguien con un resumen del capítulo 3?- preguntó el profesor. Las manos de mis compañeros se levantaron, y yo asentí un poco. -Tú hazlo, Dulce-me dijo el profesor. -Tú, que has hecho el resumen del capítulo 1 y 2- Dijo.
Mi estómago empezó a revolverse. Había estudiado el libro, pero no había hecho un resumen como tal.
-Creo que puedo hacerlo- dije con un tono vacilante. Algunos de mis compañeros se burlaron de mí, pero fingí no escucharlos. Me senté en la primera silla de la fila, y comencé a hablar. La voz temblaba, pero las palabras salían de mi boca con más seguridad.
A medida que avanzaba en el resumen, comencé a sentirme más segura. La teoría del aprendizaje se hacía más comprensible a medida que la explicaba. De pronto, la sensación de desesperación se evaporó, y sentí una oleada de confianza que recorrió mi cuerpo. La clase terminó, y el profesor me felicitó por mi resumen. Me sentía orgullosa.

Por fin había terminado este día agotador me despedí de Alicia y Elena,ellas insistían en acompañarme a mi casa pero les dije que no,que estaría bien y me abrazaron.
solo quería llegar a mi casa pero desafortunadamente a la naturaleza no le agrado porque empezó a llover. Intentando evitar la lluvia,pero sin éxito. Encontré una cafetería. Entre y de inmediato noté un aroma dulce y familiar. Me sentí como si estuviera en casa, y de repente sentí una calidez en mi interior. Me sorprendió la sensación de paz y tranquilidad que me invadió, y decidí sentarme a tomarme un café caliente. Miraba al frente, intentando concentrarme en el sonido de la música y el aroma del café. Sin embargo, sentía una urgencia casi física por mirar a la persona que estaba a mi lado. Finalmente, no pude aguantar más, y mi cabeza giró hacia el lado, buscando la cara del desconocido.
Tenía un rostro hermoso y unos ojos profundos color negros. Su cabello era oscuro y peinado hacia atrás. Tenía una sonrisa amplia y amable, y unos labios carnosos. Su nariz era pequeña y a la perfección, y sus pómulos prominentes y bien definidos. Parecía un hombre tranquilo,
pero lo que me impactó más de su rostro era su expresión. Su rostro estaba casi impasible, pero no por indiferencia. Parecía como si estuviera en un estado de pura calma y concentración. Era como si estuviera completamente presente en ese momento, y sin ningún tipo de distracciones. Era una mirada curiosa y llena de profundidad.
Decidí voltear pero de repente, sentí una mirada sobre mí. Levanté la vista y vi al hombre de cabello oscuro mirándome. Me estaba mirando con una intensidad inquietante. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y no pude apartar la vista. Nuestras miradas se cruzaron por lo que pareció una eternidad, y no pude evitar preguntarme qué estaba pensando.
-¿Puedo preguntarte una cosa?-dijo el hombre. Su voz era suave y profunda, y me resultó cautivante.

El Laberinto Del Recuerdo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora