I Need You ( Bucky Barnes/ el soldado de invierno)

Capítulo 3

Bucky's POV:

¿Que me habría pasado? Se supone que no debía mantener contacto con otras personas mientras no estuviese en la base de H.Y.D.R.A.. Pero, aquella chica, me atraía tanto. Desde el primer momento en el que la vi, no pude despegármela de mi cabeza. Esperaba con tantas ansias volver a verla.

Pero por ahora tenía que evitar pensar en ella, al menos al frente del cuartel de H.Y.D.R.A.. Entré y caminé por aquel largo y frío pasillo, esperando no encontrar a nadie mientras me dirigía a mi departamento. Aunque parecía que hoy no iba a tener esa suerte. En la puerta de mi departamento se encontraba Andrew junto a uno de sus "acompañantes". Lucía una gran sonrisa en su rostro, la cual no me aseguraba paz.

--Bucky, ¿llegas un poco tarde, no?--dijo agudizando la mirada hacia mi persona.

--Si, bueno. Me he entretenido un poco. Todavía no me acostumbro a Nueva York.--digo, intentando parecer normal y no que cómo una desconocida se ha apoderado de mis pensamientos.

--Algún día me encantaría acompañarte.--dijo abriendo su boca y enseñando el filo de sus dientes.

--Cuando quieras.--dije, empezando a abrir la puerta de mi departamento.

--Recuerda que mañana tienes una misión importante.--finalizó mientras se alejaba, con su gorila tras de si.

Entré en mi departamento, cansado, y todavía agobiado por sus recuerdos. Aquella chica, Susan, no paraba de meterse en mis pensamientos. Mierda, tenía que sacarla de allí y rápido. No me vendría bien distraerme mañana en la misión.

Susan's POV:

Después de haberle explicado todo a Sean y a Lucy, me fui a la cama, cansada. Primero por tantas preguntas y luego, por él. Aquel chico, me había llamado tanto la atención. Parecía como si lo hubiese encontrado. Aunque, quizá no volvería a verlo. Por una parte pensaba que a lo mejor no me había dado su número porque... no le apetecería verme de nuevo.

Caí en mi cama rendida, y evité pensar en aquello.

Cuando me desperté, era bastante temprano. Las 7 de la mañana. No podía dormir más. Bajé al salón y desayune sin hacer el mayor ruido posible, para no despertar ni a Sean ni a Lucy. Terminé y me vestí. Sin pensar en dejar una nota ni nada, ni en lo que iba a hacer, salí a la calle.

El día estaba bastante soleado y me alegraba de andar por aquellas calles. Pero, sin darme cuenta, llegué al edificio de los Vengadores. ¿Por qué estaría allí?

Ya lo entendí. Qué buenas ideas tenía en mis mañanas inconscientes.

Entré en el edificio y fui a la recepción. La mujer que se encontraba allí parecía cansada, pero a la vez mantenía un buen porte. Hasta cuando puse mis manos sobre la mesa de recepción, aquella mujer, no pareció verme.

--Buenos días, me gustaría ver a Steve Rogers.--dije, pareciendo simpática.

--Lo siento, pero sin cita previa no podrá verlo.--me dijo, dándome cuenta de que mi simpatía no había servido de nada.--¿Tiene usted cita?

--Soy Susan Marvel.--dije enseñándole mi DNI.-- Seguro que me conoce y que no necesito cita.

La mujer pareció sorprenderse pero no dudó en darme paso.

--Piso 19 habitación 23.--dijo simplemente.

Me dirigí al ascensor sin volverle a dirigir una palabra y me dispuse a subir aquel edificio. Cuando llegué a la planta 19, el pasillo al que llegué daba la sensación de no tener fin. Pero inmediatamente empecé a buscar la habitación 23.

Cuando la encontré toqué al timbre. Steve me abrió rápido. Parece que se despertaba bastante rápido, y que le gustaba practicar deporte en la mañana ya que estaba completamente chorreando.

--Susan, ¿qué haces aquí?--dijo sorprendido.-- Espera, ¿has venido ha visitarme?--dijo cambiando su rostro de confuso a sorpresa.

Yo solo me metí en su apartamento y cerré la puerta.

--Steve ¿por qué dijiste mi nombre en público sin mi consentimiento? ¿Sabes que eso es ilegal, no?--dije a la par del enfado.

--Susan, cálmate. Yo... solo dije la verdad, lo que sentía.--dijo excusándose mientras que me cogía de ambos brazos.

--Steve, no puedes hacer eso. La prensa vino a mi casa, y no creo que dejen de hacerlo. Me gusta la tranquilidad ¿sabes?--le dije, al borde de soltar una lágrima. Ni sabía por que era tan frágil.

--Susan, yo...--pero no pudo continuar. Una explosión había tenido lugar en el edificio.