Jaehyun miraba la caja frente a él, estaba llena de recuerdos que creía olvidados, era como su caja de pandora personal.
Miraba con atención las fotografías que mostraban sus años felices, desde la infancia hasta la preparatoria, después había dejado de mantener recuerdos, no sentía que valiera la pena. Hacía mucho que había dejado de sentirse feliz. Él creía que había encontrado la felicidad a lado de Taeyong, pero solo fue una farsa, quizá era verdad lo que decían de su linaje, los Jeong no están destinados a ser felices.
Ni siquiera sus padres lograron demostrar lo contrario, no, ellos nunca estuvieron enamorados, su matrimonio sólo había sido un contrato. Fueron infelices porque no pudieron estar con la persona correcta, Jaehyun deseo evitar un futuro igual al suyo, lastimosamente cuando creyó que todo estaba bien, sus ilusiones se vieron aplastadas.
Solo había bastado una noche para que todo se acabara.
De un momento a otro había pasado de tener el momento más íntimo y especial con su omega, a ser odiado por el mismo. Nunca olvidaría la mirada llena de miedo y la desesperación en los ojos de Taeyong, había noches en las que lo acechaba en sus sueños, cuando eso ocurría se despertaba agitado, respiraba hondo tratando de imaginar los momentos felices que tuvieron juntos. No había miedo, solo un inmenso cariño y ternura.
Recordaba que mirar los ojos de Taeyong, era como observar un millón de estrellas fugaces en el cielo. Tan inalcanzable y distante, tan fuera de su límite, o eso pensó hasta que se reencontraron. Al principio intentó buscarlo, pero sus padres se opusieron firmemente ante su deseo, llamándolo un capricho de alfa inmaduro. Con los años, sus esperanzas de volver a verlo se volvían más nulas, más cuando fue obligado a retomar sus estudios en el extranjero. Él deseaba seguir en Corea pero como siempre, sus deseos no importaban para sus padres. Se intentó convencer que la distancia sería buena para él y que podría olvidar a Taeyong con el tiempo, pero nada de eso ocurrió. No fue hasta que ya era libre de tomar sus propias decisiones que regresó a su país de origen y su esperanza volvió a resurgir.
De forma casual y totalmente inesperada un día lo volvió a ver en la distancia, estaba tan cambiado que pensó se trataba sólo de una ilusión, no fue así. Ahí del otro lado de la calle estaba Lee Taeyong, el omega que había robado su corazón, y también el responsable de romperlo.
Admitió que no había reaccionado de la forma correcta ante su encuentro, pero la rabia acumulada por 10 años fue más fuerte que su sentido común, le dolió ver esa mirada llena de terror, hacia él. Aunque probablemente su reacción hubiera sido igual ante cualquier alfa, justamente su miedo a ellos lo había causado Jaehyun. Y por lo que investigó, Taeyong trataba de tener nula relación hacia los de su clase. En la escuela en la que el omega trabajaba solo habían dos alfas, los cuales eran casados y mayores, por lo que su interés hacia Taeyong quedaba descartado.
Sabía que uno de los sueños de Taeyong era ser profesor, siempre fue su mayor anhelo, educar a pequeños niños de una forma respetuosa y sin perder su disciplina, ayudarlos a convertirse en adultos responsables para la sociedad. Mucha gente favorecía a los alfas y betas sobre los omegas desde la educación primaria, dejándolos a un lado y obligándolos a crecer bajo la sombra de sus compañeros que obtuvieron un género más beneficioso. No debería de ser así pero seguía existiendo cierto repudio a los omegas por creerlos de una clase inferior y menos privilegiada. Solo aquellos que habían nacido en familias ricas lograban sacar mayor provecho al casarse con alfas y betas que estuvieran en su mismo rango social.
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The Night We Met
أدب الهواةCuando Taeyong conoció a Jaehyun creyó que podía existir el amor a primera vista, pero descubrió que estaba equivocado, aquel sueño se había convertido en una pesadilla. Solo basto una noche para que el encanto desapareciera, haciéndole ver las verd...