Draco Malfoy jamás esperó desarrollar sentimientos en Hogwarts, mucho menos por una hufflepuff un año mayor que él; pero ahí estaba, sintiéndose como un tonto vulnerable cada vez que ella se encontraba cerca.
Pero, ¿por qué todo debía ser tan difíci...
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Discusión.
Las vacaciones habían finalizado oficialmente para los estudiantes mágicos, y una gran parte de ellos se encontraban junto a sus padres o tutores abarrotando de personas la Estación 9 ¾. El Expreso a Hogwarts ya había llegado al andén y algunos estudiantes comenzaban a tomar sus lugares de poco en poco. Cedric y Camille llegaron juntos a la estación, tomados de la mano y vestidos perfectamente en sus uniformes amarillos, el chico llevaba las maletas de ambos en la mano libre que le quedaba por la lesión de su novia; se voltearon una vez que estuvieron frente al vagón de Hufflepuff, mirando al señor y a la señora Diggory. El mayor de ambos se despidió alegremente de sus padres, prometiendo escribir seguido y esforzarse al máximo durante el año. Cuando llegó el turno de Camille para despedirse volvieron a atacarla los nervios, pero estos desaparecieron al segundo en que su suegra la abrazó con fuerza, derrochando cariño real, sincero, al cual no pudo negarse, correspondiendo el abrazo mientras cerraba los ojos, disfrutando de la calidez que desprendía la mujer. Amos también la abrazó apenas tuvo oportunidad, meciendola de un lado a otro como si estuvieran bailando de forma animada, lo que terminó por provocarle una pequeña risa a ella y a su hijo; definitivamente la calidez era algo que la familia Diggory irradiaba sin siquiera intentarlo.
—Camille, fue un placer conocerte. —la mujer tomó su diestra con suma delicadeza, como si la castaña pudiera romperse si la trataban con más brusquedad. —Eres más que bienvenida en nuestra casa durante las próximas vacaciones, ya eres de la familia. —esas palabras la habían conmovido un poco.
Familia.
Esa palabra resonó momentáneamente.
¿De verdad el destino le estaba permitiendo tener una familia otra vez?
—Así mismo pequeña, será un placer para nosotros recibirte si gustas. —esta vez Amos había tomado la palabra. Le causó gracia que hasta parecía haberle leído el pensamiento y respondido a este.
—Se los agradezco de todo corazón, en verdad. —respondió ella, apretando un poco el agarre en las manos de la señora.
Al cabo de unos minutos se despidieron de nueva cuenta y entraron en el vagón que pertenecía a su casa, se iban a sentar juntos pero en eso un grupo de chicos más grandes llamó al castaño que terminó por despedirse de la muchacha con un pequeño beso para correr donde sus amigos y así ponerse al día. A Camille no le molestó en absoluto su decisión, al final ella estaba esperando encontrarse pronto con sus amigas.
Después de acomodar su equipaje se sentó en una de las mesas de aquél compartimiento, sacando de entre sus cosas la libreta en la cual solía dibujar y un lápiz para comenzar uno nuevo, moviendo su mano con agilidad para gabaratear diferentes líneas que poco a poco lograron convertirse en un retrato. Amos, Cedric y su madre.
La familia Diggory.
Sonrió al ver su trabajo concluido con éxito, en ese momento también pudo oír como algo era colocado sobre la mesa con algo de fuerza llevándola a levantar el rostro para averiguar quién pretendía tomar asiento frente a ella, un pequeño chillido de felicidad se le escapó y se levantó apresuradamente para acercarse a abrazar a la chica rubia.
