Once

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-Flashback-

Cuando salieron del bar y tomaron el taxi, Atsushi se acomodó sonriendo en el hombro de la mujer. Mei, como podía, miraba el celular.

-Maldita sea... hic...

-¿Qué pasa, señorita diseños?

-Se va a descargar... Grrr... -como pudo, Mei metió el celular en el bolso y rio.- Ni modo, hic...

-Qué linda...

El resto del viaje corto, se quedaban mirándose. Sonriendo, como dos idiotas.

El taxi paró finalmente, y ambos se bajaron. Se tomaron de la cintura y comenzaron a caminar, para finalmente tomar el ascensor y llegar hacia el departamento.

Mei apenas y podía sostenerse. Atsushi con levedad le dejó besos en el rostro.

-Eres... preciosa...

-No... deberías decir esas tonterías...

Ambos rieron de forma escandalosa en el ascensor.

-Pero también... eres precioso.

-Eso ya lo sé.

-Quiero retratarte... de un modo que sea difícil de olvidar...

-¿La señorita diseños quiere retratar a este simple cantante? -Usted... usted es un Adonis, señor. Debo retratarlo, desnudo.

-Ajá... con que desnudo...

-Me gustaría verlo desnudo, sí.

La puerta del ascensor se abrió y Atsushi enarcó una de sus cejas. Le sonrió de forma pícara.

-Entonces, mi señorita diseños obtendrá lo que desea.

___________

Con rapidez, llegaron al último de los apartamentos. Era un bonito departamento esquinero en un sexto piso. Atsushi buscó las llaves y abrió, con algo de dificultad, la entrada principal. A Mei se le hizo indescriptible la mezcla de olores. Entre los toques amaderados y florales, las notas finales de estragón y azucenas, y el licor al cual ambos apestaban, Mei se sintió entre un paraíso refrescante y las ganas de vomitar. Optó por lo primero y, apenas Atsushi cerró la puerta, se acercó a besarlo, pegando su cuerpo con desesperación al del hombre.

El beso fue lo suficientemente largo para ambos. Probaron sus bocas con desesperación y anhelo, juntaron sus lenguas en una danza repulsivamente lasciva, y, finalmente, se separaron por falta de aire.

-Sabes demasiado a dulce... -fue lo único que respondió Atsushi.

-Mi boca no es lo único que sabe a dulce.

-¿Quieres acaso que te pruebe completamente? -la mirada pícara de Mei se hizo evidente.

-Pensé... Si yo te veo desnudo... ¿No es justo que también me veas desnuda y me retrates en tu mente hasta el amanecer?

Dicho esto, Mei se deshizo de su chaqueta y la camisa larga. Apenas llevaba un top cubriendo su sostén, y se alcanzaba a ver su ropa interior.

-Por todos los dioses, eres hermosa...

-¿Lo soy?

-Lo eres.

Atsushi entonces se acercó al abdomen desnudo de la chica, y comenzó a besarlo y lamerlo levemente.

-Y tu sudor es tan dulce...

-Ah... -Mei jadeó, cerrando un ojo, mientras abría la boca.

-No creo resistir, Mei... Necesito... probar más de ti...

La canción de amor que amé en abrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora