Que sea real

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No fue por una semana, asisten nuevos clientes o algunos que anteriormente dejaron de ir, pero ella no cruzaba la puerta. Desde aquella discusión no hubo comunicación entre ambas, Becky revisaba su bandeja de entrada, esperaba una notificación de su contacto, las unicas que conseguía era de sus aplicaciones de streaming recomendándole nuevas series/películas, sino eran esas, lo era spotify indicándole que cierto artista ha lanzado nueva música.

Su última conversación fue antes del malentendido, pero Freen no se notó molesta ahora que lo recuerda, y su respuesta dejo abierta a muchas opciones. Esa chica le estaba volando la cabeza, primero desaparecer de la nada, segundo, no mandarle señales de vida, tercero, no era tan terca para mandar el primer mensaje pidiendo explicación sobre su actitud hacia con ella.

Si que soy estupida.

Becky presiona el botón enviar, no era más que un pequeño párrafo de cinco renglones, bueno, ni era uno como tal si lo miras bien. Solo que su mente no quitaba lo que sentía por la chica de cabello negro y estilo neutro; convirtió su pequeña obsesión a enamoramiento.

B: Freen, se que te fusite el otro día sin decir nada más que lo comentado y me dejo con más dudas que respuestas. Necesito resolver esto que ha quedado inconcluso, porque de verdad no quiero perderte de una manera tan inoportuna, me gustas demasiado y de verdad ansio con todo el corazón que podamos concretar una cita.

cinco minutos después resuena el tono de mensaje.

F: Perdona por ser una infante que abandono a su ser amado de esta manera tan incompetente. Becky, si estas mas tranquila puedo hablar contigo, soltar toda verdad sin dar vueltas al asunto, nos conocemos de un mes y necesito seguir abriendome más a ti. ¿Puedo?

Esta chica hasta habla en lenguaje literario. Me gusta tanto.

B: Claro, veámonos esta noche en un restaurante al cual había pensado llevarte. Te mando la dirección y hora.

[Enviar].

F: Ahí nos vemos, has bien tu labor de hoy.

Bien, espero esto funcione.

...

Becky se encontraba frente la entrada del dichoso restaurante lujoso, era un pequeño detalle que gracias a la bendita paga, se merecía, porque presiente que algo bueno puede quedar de esta reunión o cita, lo que sea.

Entró y fue dirigida a su mesa, daba como ángulo hacia una vista hermosa de una calle principal de Bangkok, toma asiento y divisa el alrededor, la iluminación era tenue, música en su perfecto volumen, enseguida de una silueta que agradece donde se ubica por quien la esperaba. Freen lleva un traje, Becky no puede evitar abrir un tanto su boca que la deja atónita con el deslumbre de su andar.

—¿Tanto así te gusto? —Toma asiento.

Becky se acomoda, intenta parecer furiosa.

—Si quieres actuar como chica enfurecida, dejáme decirte que no te sale —Acomoda un cabello sobresalido de su sitio, el tacto de su mano exalta a Becky.

—Deja de tocarme... Pidamos la comida y luego hablemos —evade su mirada.

Freen sonrie y piden a la mesera algunas entradas. La noche sería un tanto larga.

Mientras comenzaban a degustar la comida, el silencio fue su protagonista por los primeros diez minutos hasta que Freen se detiene, limpia sus labios y saca de su bolso la libreta tan famosa que Becky ya conoce.

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