En el silencio de la noche, las estrellas contaban historias que solo los soñadores podían entender. Cada centelleo en el vasto lienzo del cielo llevaba consigo un relato ancestral, un eco distante de eventos cósmicos y secretos del universo. Los soñadores, con sus mentes llenas de imaginación y sus corazones abiertos a lo desconocido, se convertían en receptores de estas narrativas celestiales.