Padres [Hannigram]

Parte 12

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Will veía embobado a Hannibal, caminaba como si él fuese el rey del lugar y a decir verdad lo era, todo volteaba a verle a su paso y no era porque Hannibal llevará a su hijo en un canguro, por supuesto que no, Will jamás había querido buscar un canguro porque le generaba inseguridad y pensaba que las personas iban a verlo feo, claro que Hannibal le dijo que de hecho el canguro era la mejor posición para llevar a un bebé y ahora veía a Hannibal y se veía perfecto a parte de...

Vio a Hannibal detenerse en el área de frutas,  Will insistió en acompañar a Hannibal a hacer mercado y el doctor acepto con felicidad, siempre tenía que hacer este tipo de tareas en soledad y siempre pensó que era más felíz de ese modo pero ahora que Will se unía a él y más aún su hijo... Quería que TODO Baltimore viera a su hijo y lo bonito que era y...

— Estás son manzanas - Hablaba mientras le enseñaba la fruta a su hijo - Hay rojas y verdes, también puedes encontrar amarillas pero aquí no hay. - El niño veía a Hannibal con atención y se reía mientras intentaba agarrar la manzana con su manito. - Ahora que estamos juntos nunca más vas a comer esas compotas hechas en compañías yo mismo las haré para tí... -Hannibal bajo la voz - Te voy a decir un secreto mi niño, tu papá Will no es muy diestro en la cocina y por es que te daba esas compotas y... Auchs. - Hannibal se quejó al sentir un leve golpe en la parte de atrás de su cabeza.

— Te escuché. - le dijo Will que se había acercado al mirar como Hannibal hablaba con su hijo.

— Solo le prometía unas exquisitas papillas de frutas a mi hijo.

— Por supuesto que también la sabes hacer... ¿Y no hay promesa para mí?

Hannibal sonrió con suficiencia.

— Tu promesa puedo cumplirla un poco más tarde... Ya sabes, horario no apto para niños.

Will negó con la cabeza y se alejó, a veces no sabía que responderle a Hannibal. Se puso a a revisas las golosinas y llevo un par al carrito, cuando las lanzó Hannibal lo miró fijamente y él sostuvo la mirada.

— ¿Algún problema? - preguntó Will.

Hannibal volvió a ver las golosinas y luego a Will antes de responder.

— Ninguno.

Will sonrió al escucharlo, Hannibal se tomaba muy enserio consentirlo.

Las compras fueron realizadas con éxito y ahora regresaba a casa en el lujoso Bentley de Hannibal, Will reprimió una carcajada a mirar bien el carro. El bebé iba bien ajustado en su silla de bebé y toda la parte de atrás estaba repleta de juguete. Bebé Hannibal estuvo apuntó de llorar y ahora por las cornetas se podía escuchar la canción de tiburón bebé sonar.

— ¿Crees que sería buena idea mandar a instalar pantallas para que el niño vea sus programas?- Preguntó Hannibal.

— Uhm, no lo sé. ¿No es peligrosos? Podría marearse.

— Tienes razón. - Hannibal empezó a tararear la canción infantil y Will se le unió.

Llegaron a casa y el resto de la tarde se la pasaron jugando, hablando y comiendo.

Cuando a las nueve de la noche el niño se durmió, ambos adultos pudieron descansar.

— Está noche espero que cumplas tu promesa.. - le recordó Will la promesa que le hizo en el mercado.

— Será todo un placer.

Ambos entraron a la habitación y entre beso llegaron a la cama.

— Te extrañe, te extrañé tanto... - decía Hannibal entre besos húmedos.

— Uhmm... Yo también, aunque a veces te recordaba con odio.

— Lo siento... Lo siento tanto.

— Ya no importa. ¿Tienes condones? No quiero que pase...

— Los tengo...

Después de eso las palabras sobraron, ambos recorrieron sus cuerpos como maestrías, ambos se pertenecieron.

Will reposaba la cabeza en el pecho de Hannibal mientras escuchaba su corazón calmado latir. Este era su lugar y ahora lo sabía, no se conocía tan bien como cuando estaba junto a Hannibal.

— Nunca has pensado en... ¿Tener otro hijo?

— Dame un respiro Hannibal, recién estoy adaptándome a todo de nuevo.

— Solo era una pregunta.

Will guardó silencio unos segundo antes de volver hablar.

— Me gustaría volver a vivir todo el proceso de ser padre y más aún junto a tí... Pero aún no.

— Está bien, cuando quieras. Haremos  todo lo que quieras.

Will se mordió el labio inferior.

— Me estás mal acostumbrando... Podría querer traer más perros.

Esta vez fue el turno de Hannibal de reír.

— Sí eso te hace feliz, puedes traer todos los que quieras.

#Conti?