ו Capítulo 1 •×

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Las olas azotaban con fiereza al barco pirata, moviendolo de lado a lado en un vaivén constante, al mismo tiempo que deslumbraban los relámpagos y tras ellos los truenos que resonaban despiadadamente sobre el mar. Jinbe, siendo vigía esa noche, mantenía al barco resguardado.

Dentro del dormitorio de hombres, el pequeño renito tenía pesadillas apenas cerraba sus ojos, haciendo que despertara exaltado y aterrorizado. Luego de varias veces intentando dormir, decidió salir de la habitación para ir en busca de Robin, puesto que Zoro no quiso despertar.

-¿Mhm?- Robin musitó al escuchar los pequeños golpes a la puerta.

-¡Robin...!- se alegró Chopper- ... es que no puedo dormir...

La pelinegra abrió la puerta y dejó pasar a un empapado Chopper.

-¿Pesadillas?- preguntó dulcemente mientras lo secaba con una toalla.

-Sí, quise despertar a Zoro, pero no lo logré.

-Fufufu, no te preocupes, yo tampoco podía dormir.

-¿También tenías pesadillas?- se preocupó el menor.

-No, solo estaba leyendo un poco. Nami está en la habitación de cartografía, así que no tenía que apagar la luz tan temprano.

-Oh, ¿Y qué lees, Robin?

Robin sonrió. Realmente era feliz de escuchar que alguien le preguntase con verdadero interés sobre sus pasatiempos. Todos en la tripulación le solían preguntar cosas sobre lo que hacía, como cuando leía o cuando les faltaba información, incluso Luffy lo hacía. Ellos le hacían olvidar que su conocimiento era tomado como el de un demonio para el mundo.

-Son algunas historias antiguas, algunos las toman como cuentos infantiles.- le respondió mientras tomaba tres libros de su escritorio.

-¿Cuentos infantiles?- Chopper recordó- ¡El cuento del mentiroso Noland era real, pero nunca mintió!

-Por eso los estaba analizando, puede que varios hayan sido basados en historias más reales de lo que creamos.- Robin guardó dos de los libros en el estante y se sentó en su cama- ¿Quieres que te lea uno?

-¡Claro!- Chopper saltó y se sentó al lado de Robin.

-Bien, cuenta la historia...

"... donde los mares tempestuosos son voraces como el rugir de los leones, donde los aventurados terminan su aventura. Allí, en aquel punto inhóspito y misterioso, donde la gente compra su alegría.

En aquel lugar existió entonces una isla, por muchos era nombrada la isla de la alegría, por otros más precavidos, la isla del egoísmo.

Un capitán aventurero, cuya tripulación era conocida por sus buenos actos en pos de los descubrimientos, arribó en aquel lugar, descubriendo la belleza de sus praderas. No sería aquella alegría duradera, cuando el capitán vio a su hijo, quien había sido llevado por el tempestuoso mar para convivir como otro desgraciado de sus garras hambrientas, llamarlo a través de las finas hierbas que allí habían.

Cuarenta y dos eran los tripulantes de aquel barco, cuarenta y dos fue el cobro que se exigió por la nostalgia de un hombre y por el egoísmo de su alma.

De aquel barco y sus aventureros hombres, ninguna historia quedó. Pues fue del capitán su egoísmo, el que a todos masacró."


-¡¿El capitán mató a su tripulación?!- preguntó Chopper.

-Al parecer, el egoísmo destruyó a quienes lo rodeaban.- respondió Robin, mientras cubría a Chopper con las sábanas.

La isla de Ensueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora