Capítulo 6

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Xiumin podría haber seguido abrazando a Eunha y a Luhan para siempre, pero ya que estaban todavía en medio de una batalla, eso no era posible. Bajándola, trató de ponerla entre Luhan y él.

Eunha se empujó entre ellos. —Estoy luchando.

La idea de exponerla a la violencia mataba a Xiumin, pero no era como si pudiera protegerla en esa situación. Además, era un infierno luchando en acción mucho mejor que la mayoría de los otros soldados.

Asintiendo su consentimiento, Luhan, Eunha y él presionaron sus espaldas entre sí, formando un triángulo. Entonces comenzaron a dispararle a todo el que no era amigo.

Xiumin ya sabía que iban a ganar esa pelea. No sólo porque eran mayoría, sino porque los Felinos tenía algo que demostrar: Que quien se metía con la coalición estaba en serios problemas.

Xiumin podía ver a Declan, pero estaba muy lejos en el lado opuesto de la habitación. Se sorprendió al ver que quien estaba luchando con él era Minki. Ambos tenían largas espadas y parecían un par de espadachines de una película.

Si bien parecía que Minki tenía la sartén por el mango, Xiumin todavía decidió a ayudarlo a avanzar un poco. Sacando su pistola, apuntó a Declan. El corazón de Xiumin golpeó con temor al darse cuenta de que fácilmente podría darle a Minki.

Xiumin sabía que no tenía otra opción. Habían vivido con la sombra de Declan cerniéndose sobre ellos durante demasiado tiempo. Había llegado el momento de ponerle fin, de una vez por todas.

Tomando una respiración profunda, Xiumin apretó el gatillo. Había apuntado al brazo con el que Declan sostenía la espada, y ahí es donde golpeó. Declan se sacudió, su arma cayó al suelo. La sangre fluía libremente de la herida cuando el cuervo lo miró con horror.

Cuando Xiumin vio la sonrisa en la cara salvaje de Minki, él sabía que había hecho lo correcto. Dejando escapar un grito de guerra fuerte, Minki giró su espada haciendo un arco y le cortó el cuello, decapitándolo pulcramente.

Una vez que vieron caer a su líder, los otros Cuervos no podían salir de allí lo suficientemente rápido. Se dirigieron a la puerta en tropel, algunos todavía cayendo a manos del grupo de Xiumin.

Una vez que todos los Cuervos fueron asesinados o habían desaparecido, una ráfaga fuerte de aplausos llenó la habitación. Xiumin se volvió y se dejó caer de rodillas, con los brazos alrededor de Eunha. Luhan hizo lo mismo.

Se abrazaron apretándose unos a otros, diciéndose lo mucho que se amaban. El cuerpo de Eunha temblaba, y Xiumin se prometió a sí mismo que haría lo que fuera para que no volviera a ver de nuevo toda esa violencia.

Echando un vistazo por encima al cuerpo destrozado de Declan, Xiumin se preguntó si sólo por esa vez Yunho aceptaría que llevara la cabeza a casa. Xiumin tenía una idea de lo que hacer para que nadie nunca atacara a Eunha de nuevo.

A la noche siguiente, justo cuando sabía que el antro del bar estaría en su plenitud, Xiumin se acercó a donde podía encontrar a Franco y saludarlo. Sobre su hombro, llevaba una bolsa de mensajero. El contenido no era muy pesado, pesaba menos de diez libras7, pero aun así se sentía un poco incómodo, ya que no estaba acostumbrado a llevar ningún tipo de equipaje cuando salía. Pero, por otra parte, no lo mantendría mucho más tiempo.

Esta vez, cuando Xiumin se acercó a la puerta, el portero levantó las manos en un gesto pacífico y dio un paso a un lado. Xiumin le dio un saludo sarcástico mientras entraba.

Cuando entró, arrugó la nariz con disgusto ante los olores. Putrefacción, olor corporal, pus, sangre... estaban todos presentes. Dios, ¿cómo había podido vivir pasando el rato en ese tipo de lugar en un día normal?

Serie de los CP 21 - La Ira Interior de XiuminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora