Xiumin dejó escapar un gruñido de frustración cuando irrumpió a través de la Sede. Había pasado casi una semana, y todos los contactos que Franco le había dado lo habían conducido a nada. Después de interrogar a todos los nombres de la lista, Xiumin no estaba más cerca que antes de conseguir encontrar a Eunha.
—Voy a arrancarle la garganta a esa comadreja —prometió Xiumin.
—Te ayudaré con eso —dijo RM.
Los dos habían estado trabajando mucho y durmiendo pocas horas. Desde la noche en el bar, RM había estado constantemente al lado de Xiumin, ayudándolo a buscar a esas personas y la información. Así que era fácil ver por qué RM también quería un pedazo de la comadreja.
Tan pronto como entraron en la enfermería, Jin estuvo sobre RM, preguntándole si estaba bien y haciendo un alboroto a su alrededor. Xiumin asintió saludando a Jin antes de ir hacia a la cama de Luhan.
Su compañero estaba sentado y ya no estaba conectado a ningún tubo. Su color había vuelto, y parecía que por fin había podido lavarse el cabello, ya que sus oscuros mechones una vez más estaban suaves y caían sobre su cara.
Si no hubiera sido por la mirada de auténtica furia en el rostro de Luhan, las cosas habrían sido perfectas. Aunque Xiumin tenía que admitir que su compañero estaba condenadamente sexi cuando estaba cabreado. Le dio un beso en los labios, y luego se sentó en el borde de la cama.
—¿Qué tiene a tu cola hecha un nudo? —le preguntó Xiumin.
—El doctor no me quiere liberar de este maldito lugar.
—Bueno, casi mueres, por lo que puedo ver por qué ha de ser un poco prudente.
—Mi hija está ahí fuera, y no estoy haciendo ningún bien atrapado aquí —replicó Luhan.
—Ella es mía también, y la he estado buscando todos los días. La encontraremos pronto.
Luhan se pasó una mano por el pelo. —Sí, pero ¿cuánto daño le estarán haciendo mientras tanto? Había llegado al punto en el que estaba empezando a confiar en algunas personas, y ahora Declan va a destruir todo eso.
—Eunha tiene la asombrosa capacidad de recuperarse de este tipo de cosas. Va a estar bien.
Luhan lo miró. —¿Puedes realmente prometérmelo?
No, Xiumin no podía. Sabía por propia experiencia personal lo malos que podían ser los maestros. Se aferraba a la esperanza de que Declan la hubiera encerrado en una habitación en alguna parte y que más o menos la ignorara hasta encontrar a un comprador.
Dejando escapar un suspiro, Luhan se hundió contra las almohadas. —Lo siento, no debería haber cargado así contra ti. Me siento tan impotente en estos momentos.
—Ya lo sé, cariño. Lo creas o no, siento lo mismo. No he estado tan aterrorizado desde que fuiste capturado.
Ese era el tipo de admisiones que Xiumin nunca le haría a nadie más. Pero sabía que era seguro mostrar emociones como el miedo o la tristeza en torno a su compañero. Luhan era el único, aparte de Eunha, que verdaderamente lo entendían y lo aceptaban por lo que era.
San entró. —Maldita sea, me alegra que estéis aquí. Xiumin se puso en alerta inmediatamente. —¿Encontraste algo?
El halcón le dio una sonrisa arrogante. —Hemos hecho algo mucho mejor que eso. Encontramos a nuestro contacto.
—¿Está hablando?
—No, pero Hyunjin está trabajando en eso ahora mismo.
—¿Cuánto tiempo crees que le llevará antes de que el prisionero hable? —le preguntó Xiumin, que no tenía problemas con la forma en la que Hyunjin no dudaba en interrogar a los cambiaformas.
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Serie de los CP 21 - La Ira Interior de Xiumin
FanfictionSerie de los Cambiaformas Perdidos 21 - La Ira Interior de Xiumin RESUMEN Truco o trato, Xiumin está aquí y tiene algunos pagos que entregar. Xiumin tiene todo lo que siempre ha querido: una pareja atractiva, una hija maravillosa y además le pagan p...