⋇⊶⊰❣ Día 24. Estrellas ❣⊱⊷⋇

142 16 1
                                    

Día 24. Estrellas

Número de palabras: 1924

Sinopsis: "¿Sabes lo que solían decir de las pecas? Que eran besos de ángel"

La habitación estaba bañada por rayos dorados de luz que entraban a través de la ventana, creando una atmósfera maravillosamente silenciosa, solo ocasionalmente interrumpida por la inhalación de uno u otro, y el suave susurro de las hojas de papel...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La habitación estaba bañada por rayos dorados de luz que entraban a través de la ventana, creando una atmósfera maravillosamente silenciosa, solo ocasionalmente interrumpida por la inhalación de uno u otro, y el suave susurro de las hojas de papel al pasar. Aziraphale estaba acostado boca abajo, una postura algo impropia para un ángel, con las piernas dobladas en un gesto coqueto, balanceándose de un lado a otro como si fuera una joven coqueta.

Hojeaba un libro de astronomía que detallaba profundamente las constelaciones, con esquemas representativos de cómo se veían en un cielo sin nubes. Agradecía cada hallazgo con un tarareo, haciendo una nota mental de pedirle a su amado más información más tarde, cuando no estuviera ocupado con otras tareas.

A su lado descansaba una criatura, con las largas piernas estiradas y los pies descansando sobre el apoyabrazos del sofá. Milagrosamente, quizás incluso diabólicamente, ambos cuerpos se acomodaban con facilidad en el sofá. Crowley estaba ocupado escribiendo en su teléfono, luciendo una mirada juguetona en su hermoso rostro. Aunque ambos estaban inmersos en sus tareas respectivas, disfrutaban de la simple intimidad y el cómodo silencio que compartían. Crowley se inclinaba de vez en cuando para jugar con un rizo errante del cabello de su querido ángel, o señalaba un error particularmente molesto en el libro de astronomía para provocarlo.

Entonces, sin necesidad de presentación alguna, Aziraphale extrajo de la nada un bolígrafo, claramente menos elegante que sus habituales utensilios de escritura, pero serviría, y alzó la camisa de Crowley, exponiendo su abdomen a la fresca brisa que flotaba en el aire de la habitación. A cambio, recibió una sonrisa maliciosa, junto con un alzamiento juguetón de ceja por parte del demonio, que de inmediato parecía intrigado, pero no para nada desinteresado.

—¿Qué crees que estás haciendo ahí abajo, ángel? —Crowley intentó sonar seductor, esperando algún tipo de caricia o roce. Sin embargo, detuvo su juego de seducción al sentir el fino extremo del bolígrafo que le hacía cosquillas en la piel, conectando descuidadamente una peca con otra. Perdió el agarre de su teléfono, el cual parecía escurrirse de entre los dedos y terminó golpeándolo en el pecho, para luego caer en algún lugar junto a él en el sofá.

—Por favor, querido, quédate quieto. Creo que he descubierto la Osa Menor —declaró Aziraphale con calma, como si su curso de acción fuera la cosa más natural del mundo, y con suavidad sujetó a su querido demonio con los dedos extendidos sobre su cadera.

Con unos cuantos movimientos más de la mano de Aziraphale, Crowley contuvo la respiración y estuvo a punto de gritar, tratando de soportar la extraña sensación de estar siendo trazado con tinta de bolígrafo. Se sentía un poco como un cuaderno de dibujo y no sabía cómo tomarlo.

﴿﴾ Del divorcio inefable y otros cuentos #FO2023GOLAT ﴿﴾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora