✦ DOPE: Underdogs [Scaraether]

Capitulo seis: postdata

Aether afortunadamente logró pegar un ojo al menos por unas horas dentro de ese lugar a pesar del frío, humedad y olor a polvo, era extraño, como si con tan solo descender su cuerpo deseara recomponerse después del estrés de las últimas semanas. En su campo de visión no había nada ni nadie, ni siquiera esa chica del reloj que hasta hace poco le explicaba mil cosas que le dieron sueño se encontraba en el lugar haciendo su trabajo. Lo único que le acompañaba era lo mismo que también estaba en el hospital: el silencio. No obstante, el viento estaba haciendo sonar las ramas y hojas de los árboles en un intento de hacerle compañía. Aunque algo que debía mencionar es que hubiese muerto si no fuese porque ese reloj le estaba dando una alerta y una vibración en su muñeca, fue casi como una alarma de las que tenía en su casa.

Se reincorporó a pesar de estar sentado y observó la pantalla, aprovechando que se sentía más atento y para ser honestos, tan pronto la examinó determinó que no había nada muy llamativo de este reloj. En la banda de acceso rápido poseía un buzón con un punto rojo en la esquina superior derecha de la hoja, supuso que se trataba de la notificación que le despertó, a la izquierda de este un navegador, en la parte central superior de la pantalla se marcaba la hora en una letra grande que marcaban las 5:37 de la mañana y al otro lado del navegador había un cuadro con puntas redondeadas de color azul y con la palabra "SCAN". Tan pronto lo presionó vio que no era mucho, al parecer le permitía escanear códigos por medio de un holograma con la animación de una línea que subía y bajaba, muy parecido a los códigos QR que usaba antes o esos códigos de barra de autoservicio que usaban ciertas tiendas que él frecuentaba. Al ver que no había ninguna maravilla, atendió finalmente esa notificación del buzón. Se interesó un poco cuando al momento de abrirlo, podía leer por encima el resumen de 3 mensajes en la pantalla.

Aether presionó la primera conversación que estaba marcado en rojo, indicando que era un mensaje prioritario y logró leer una de las cosas que le había advertido Paimon:

"Underdog Aether, se le solicita que abandone el área de iniciados en un plazo de máximo 5 horas y 39 minutos. En la aplicación navegador, usted puede observar que zonas seguras posee disponibles a través del mapa y cuales se le restringen, recuerde revisar periódicamente que zonas entrarán en restricción. Si el underdog es detectado en zonas restringidas, tendrá como penalización la aniquilación inmediata. Gracias por su comprensión."

En la zona inferior, había un enlace marcado con letra azul. A estas alturas de la vida el phishing(*) era una de sus últimas preocupaciones, por lo que sin temor presionó el enlace que misteriosamente le redirige a una de las aplicaciones que aún no miraba: el navegador.

A diferencia de lo que esperaba, este no era un explorador de internet como realmente sospechaba, sino que era un mapa de ciudad con muchos puntos verdes dispersos al azar en medio de una proyección holográfica horizontal y en tercera dimensión que se extendía con un área tan grande como el espacio entre sus brazos. Mostrando claramente la restricción zonal que mencionaba el mensaje en rojo, y claro, muchas zonas en verde cercanas de donde supuso que estaba. Es cierto que tenía una idea de que es lo que tenía que hacer, pero sentía que no era suficiente. No pudo evitar tragar su propia saliva e hidratar su garganta seca mientras tomaba su nuevo bolso, tan pronto puso su mochila en su espalda, con notable sigilo abrió la puerta y observó hacia el exterior. Casi pensando en que alguien estaría afuera de este lugar, pero en realidad no había nadie más que él mismo. Ya había salido el sol y este le permitía saber que estaba en medio de un espeso bosque, a escasos metros había una pila de arena que amortiguó la caída que sintió infinita. Eso era lo único que te hacía dudar si lo de al frente era real o no, pues si mirabas al cielo veías lo celeste y un par de nubes, pero sobre ese sector de arena había un hueco como si esa área del cuello se hubiese caído y roto en pedazos. Si esto fuese una historia de ciencia ficción, pensarías que fue casi como un salto cuántico.