1 La Pesadilla

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La ciudad de Viena se vía como una maravilla de arquitectura y paisaje a las seis de la tarde del 18 de diciembre de 1997. Desde su lugar podía ver los campanarios de la catedral y los tejados ondulados de las casas

En las calles, las farolas de gas colgaban como flores negras, y las ramas de los árboles eran como brazos helados y retorcidos. Los campanarios de las iglesias sonaban, y sus cláxones resonaban contra las paredes blancas de la ciudad. Las campanas clamaban en la tarde helada, como si estuvieran llamando a un mundo que pronto quedaría dormido bajo un manto de nieve. La misma que caía suavemente, como lágrimas heladas, y cubría todo con un manto blanco y puro.

Él estaba en la ciudad con su padre, para la firma de unos acuerdos de su país con Estados Unidos. Su madre no los había acompañado porque su pequeña hermana, Shuri, de apenas dos años se había enfermado y los médicos habían aconsejado que no viajase

Sonrió viendo el movimiento caótico de la ciudad, tan igual y a la vez distinto a su país. Wakanda estaba incrustada en el corazón de África. En ese momento era invierno en Europa y sentía que moriría congelado en cualquier instante, pero si cerraba los ojos lograba sentir el sol en su piel. En su país siempre hacia calor y estaba rodeado de vegetación. La ciudad estaba diseñada para lo que los americanos llamarían naves intergalácticas. Estados Unidos se creía tan moderno y en realidad eran primitivos a lado de su país.

- Príncipe – dijo una de las mujeres vestidas de rojo, las Doras Milajes – su babba lo busca

- Es muy bonito aquí – dijo el niño –, pero no se compara con Wakanda

- Nunca, mi señorito – dijo la guerrera sonriendo – ¿Vamos? – y el pequeño camina hacia la puerta lateral

Era solo un niño, pero sabía lo que la vida le deparaba. Gobernar sobre el país más rico y poderosos de la tierra, aunque para el mundo fuese un país subdesarrollado. Un hombre alto y musculoso, con una mandíbula firme y huesos prominentes se giró y le regalo una sonrisa. Sus ojos eran oscuros y penetrantes, y sus cejas eran gruesas y regulares. Sus labios eran finos y serios, y su nariz era recta y enérgica. Su cabello era negro como la noche, y se veía salpicado de canas

El niño correspondió con la misma acción al ver que su padre lo esperaba para hacerle una caricia en el rostro, sin embargo, cuando solo faltaban dos pasos para que llegase a su lado, se escuchó un ruido ensordecedor mientras sentía como algo lo lanzaba hacia atrás, segundos después todo se volvió negro

Luke se sentó de golpe en la cama mientras miraba hacia todos lados respirando agitadamente. Otra vez la misma pesadilla ¿Qué tenía que ver esas personas con él? ¿Por qué lo llamaban príncipe? ¿Y que era un... babba?

Miró su reloj y faltaban quince minutos para que tocara la alarma para ir al trabajo. Regularizo su respiración mientras se pasaba las manos por el rostro. Desde que recordaba siempre tenía el mismo sueño, pero nunca veía rostros definidos.

Había crecido en las calles de Nueva York, aunque no recordaba haber tenido padre..., madre..., quizás hermanos. Cuando tenía como diez años lo habían llevado a un orfanato donde lo habían llamado Luke Charles, ya que no recordaba su nombre. Había escapado a los pocos meses, volviendo a la calle, para ser llevado nuevamente a otro meses más tarde. Esa había sido su interacción con el gobierno unos cuantos años.

Sin embargo con el paso del tiempo, y cansado de la calle decidió quedarse en uno, donde termino el bachillerato. Gracias a su destreza en la física había conseguido una beca para estudiar astrofísica en MIT, donde había conocido a Bucky como todos lo llamaban, aunque él prefería llamarlo por su nombre, James. Un hombre alto y musculoso, sus ojos eran azules como el cielo en calma. Su cabello castaño oscuro siempre estaba corto, habito de adquirido en ssu época de soldado, aunque le gustaba usarlo un tanto despeinado. Su estatura y una forma física imponentes, de piel blanca y sonrisa perfecta, que había tenido un accidente de joven que le había dejado una horrible cicatriz en su brazo izquierdo, por lo que se había tatuado unos diseños tribales

Siempre Fuiste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora