Doce (1/2)

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A la mañana siguiente se despertó por la alarma de su celular, resfrego sus ojos y vio a su lado, bostezo suavemente mientras se estiraba, al no ver a Gustavo se extraño un poco, era quizás un poco más temprano que de costumbre, para ser exactos las 7:20 de la mañana. Fue hasta el baño para luego lavarse la cara, pensó brevemente en lo que Gustavo le había confesado la noche anterior "Debes saber que ella tiene intenciones de volver contigo", eso resonó en su cabeza mientras soltaba un suspiro, penso que quizás ese estúpido beso que le dió le hizo pensar que volverían a estar juntos pero si así pensaba, estaba completamente equivocada.

Bajo a la cocina y Gustavo tampoco estaba ahí, vio una pequeña carta sobre la mesa y la leyó.

"Querido Rober, tuve que irme más temprano a trabajar, te quiero mucho, desayuna y come bien por favor, volveré a las 1 de la tarde.

Gustavo"

Sonrió suavemente y se dispuso a hacer su desayuno, estaba algo agotado últimamente entonces solo tomo un café sin azúcar, termino y recibió una llamada.

—¿Hola?

Dijo Roberto mientras lavaba la taza que había utilizado.

—¡Rober!, soy yo, cambie de número

—Ah, Tave ¿Cómo estás? ¿A qué se debe la llamada?

—Estaré unos días aquí en Montevideo, quería saber si querías tomar algo o ir a algún lado

Roberto dudo un poco pero pensó que sería lindo pasar tiempo con uno de sus amigos.

—Si, me parece bien, hay una cafetería cerca de donde estoy, si quieres podemos ir ahí, te paso la dirección

—Oh, okey okey, pásamela y nos vemos en una hora

—Esta bien, ahora te agendo y te lo paso, chau chau

Colgó la llamada, le paso la dirección a Tavella para luego subir al piso de arriba.

Cuando llegó la hora salió de la casa para luego subir a su bicicleta e ir hasta la cafetería donde se encontraría con Tavella, al llegar estacionó la bicicleta fuera del local y se adentro al mismo, tomo asiento en una de las mesas más cercanas a la puerta. Al pasar unos minutos la puerta se abrió y Roberto pudo ver a Tavella, ambos se sonrieron en forma de saludo.

—Rober, tanto tiempo

—Si si, demasiado diría yo

Cuando estuvieron sentados la mesera les tomo la orden y luego solo esperaron.

—Cuánto tiempo ¿No?

Roberto asintió y sonrió.

—Demasiado, tengo taaantas cosas que contarte

—Empieza de una vez

Dijo Tavella mientras reía.

Las horas pasaron y ambos habían hablado sobre todo lo que había pasado en sus vidas los últimos meses.

—¿Tú crees que Laura quiera volver contigo?

—Yo creo que sí, ayer cuando estuvimos con Fede, ella se acercaba demasiado a mi, me abrazaba y se reía de todo lo que yo dijera, incluso si no era gracioso, fue raro

—Solo espero que no sea una obsesión, en caso de que realmente lo sea deberás aclararle todo desde ya, ¿a Gustavo le molestó?

Roberto asintió.

—No me lo dijo pero se que está molesto por eso, él sabe que debo ser responsable de Federica pero no creo que le guste la idea de que yo esté tanto tiempo con Laura

Tavella lo miró y soltó un suspiro, fue Roberto quien cambió de tema esta vez.

—¿Cómo te va con Lila?

—Oh, ella es encantadora, es muy dulce y amable, Riki ya la conoce, nos vimos por pura casualidad hace un mes y medio creo, estaba haciendo unas compras acá y nos vio

Roberto rió.

—¿Te avergonzó?

—Si, siempre lo hace, me grito "¡Tavella, ella es muy joven para vos!" Y otras cosas

Roberto se rió aún más, miró su reloj y se levantó de golpe.

—Tengo que irme, Tave, Gustavo ya llegó a casa

Roberto pago la cuenta de ambos y saludo a Tavella con un beso en la mejilla.

—Después seguimos hablando, chau chau

Roberto salió del local para tomar su bicicleta e ir lo más rápido posible hasta la casa de Gustavo.

Llego luego de unos minutos y dejo la bicicleta afuera para posteriormente entrar.

—¿Dónde estabas, Rober?

Gustavo salía de la cocina y Roberto dió un brinco al verlo.

—Dios, casi me matas del susto... Fui con Tavella a tomar un café

—¿Tanto te tardaste?

—Es que hablamos de muchas cosas

Roberto abrazó de la cintura a Gustavo y este último llenó de besos la cara del más alto.

—Te ves tan lindo

Dijo Roberto mientras plantaba un beso rudo sobre los labios ajenos.

Fueron cayendo sobre el sofá, Gustavo desabrochaba la camisa de Roberto sin dejar de besarlo.

—Me tienes a tus pies, Gus~

Susurró haciendo que el contrario se sonrojara a más no poder. Gustavo se quitó la remera y sintió como Roberto se ponía entre sus piernas, aún tenían los pantalones puestos por lo que aún no había roces entre sus partes.

Le dió una estocada sobre la ropa y esto provocó que un gemido suave saliera de los labios de Gustavo.

—Rober~

Volvieron a unir sus bocas en un fogoso beso, Roberto bajo sus besos hasta el cuello de Gustavo, dejó marcas muy notorias sobre este y Gustavo solo era un manojo de gemidos y suspiros suaves.

Toda esa pasión se acabó cuando tocaron el timbre. Ambos se separaron y giraron su vista hasta la puerta.

Cuarteto De Nos (R x G)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora