"Se trata de luchar contra nosotros mismos y la sociedad."
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"Tokio Hotel"...los famosísimos "Tokio Hotel", una de las bandas alemanas de rock pop más famosas del momento. Eran amados por la socie...
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Tom's Pov;
Estaba en un club cualquiera, a altas horas de la noche, borracho completamente, demacrado... y todo por el.
—Tom, ya bebiste mucho y este lugar ya va a cerrar y tú herm- —Hayalía estaba a mi lado, la llamé para que me consolara aunque no hizo nada y solo pasó en su mundo
—¡No nombres a ese come mierda! —Casi le doy un manotazo en la cara, estaba arrecho y mucho —Si me van a sacar aquí de patadas entonces que lo hagan. Prefiero quedarme en la calle antes que ir al hotel y verle la cara de ojete que tiene...
—Ustedes son casi iguales... —Ella dijo volteando los ojos y yo agarré todas mis fuerzas para no meterle una turqueada que le movería hasta el cerebro si es que lo tiene. —Además, no me dijiste porque querías que viniera a acompañarte, ¿te peleaste con Bill? ¿Al fin se te reveló?
—Cerra las tapas, Hayalía. Mejor quedate callada si solo vas a tirar mierda por la boca. —Gruñí bajo mi aliento y miré a otro lado mientras me tomaba mi trago.
Pero ella me prendió la cabeza.
Cierto, ¿porque estaba aquí en un principio? Se supone que estaba en el cine con-
Ah, ya lo recuerdo.
Unas horas antes...
—¿Qué vamos a pedir? —Esa voz me sacó de mi trance, Bill me miraba expectante y yo no pude evitar ponerme nervioso. Eran pocos los momentos que compartíamos así, así que nunca estaba listo para estás situaciones.
—Lo que quieras, yo lo pagaré todo. —Dije en un susurro audible solo para los dos. Me sentía estúpido, estúpido por el hecho de que había practicado todo, todo lo que estaba haciendo lo leí en esas páginas de internet sobre citas y demás. Ya entiendo las consecuencias de nunca tratar bien a tu hermano.
Y por supuesto, el estaba que no se lo creía, boquiabierto.
—¿Vas a pedir o...?
—Un combo de palomitas extragrande con dos cocas con refill, nachos y una chocolatina porfavor. —Se lo dijo con tanta seguridad y rapidez al cajero que incluso el mismísimo trabajador se quedó asustado.
—Serían...20...dólares... —El hombre parecía que iba a morirse, incluso parecía drogado pero supongo que ya es típico de los cajeros.
Pagué y fuimos a ver la función, Bill daba saltitos de emoción mientras yo lo seguía lentamente.
