𝙰𝚌𝚝𝚘 𝚅

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Luego se escuchó un ruido de un auto venir, se quedaron en silencio y se asomaron un poco. Un sicario, como el que había visto Tom. Al bajar, va rápidamente a la habitación de ellos y destruye la manija, para luego, entrar.

- ¿¡VES?!, ¡ES ESE, TE LO DIJE!- dijo Tord, ansioso.

- Ah...nada mal, supongo.- miró con atención.- y...¿ahora qué?, ¿vamos y lo enfrentamos o qué?- dijo sarcástico.

- Te diría que deberíamos enfrentarlo, pero no es seguro. Cuando salga, vamos...- le contesta, un poco dudoso.

- ...- no responde, solo espera a que el sicario salga con las manos en la masa.

A lo lejos se aprecia al sicario salir y luego, ir por un sendero.

- Creo que ahora es el mejor momento para ir.- relata Tord.

- Si...es mejor.- le contesta, mientras traga saliva nervioso.

Nuestros chicos se dirigieron a su apartamento, viendo la puerta un tanto abierta, al entrar, estaba algo desordenado, como si el sicario estuviese desesperado por encontrarlos a los dos. Quizás pensó que estaban escindidos para no ser encontrados o algo por el estilo. Era mejor pensar en aquello.

- Bien...al menos no robó nada...- comenta Tom.

- Lo sé. Pero no se saldrá con la suya. Sea lo que sea que haya querido con nosotros...le costará carísimo.-mira a Tom. - sé que estás pensando lo que yo estoy pensando.

- Si no fuese tu compañero, te diría que estás demente. Pero...- suspiró pesado.- entiendo tu punto.- le contesta.

Tord le regala una sonrisa y se acerca, para abrazar a su compañero.

- Me alegra que entiendas...- sonrió de oreja a oreja y besó la punta de su naríz.

- ...- el cuencudo solo lo miraba con su misma expresión seria, solo posa sus manos en la cintura de Tord y le devuelve el beso, esta vez en su frente.

- Bien...te doy el honor de que tú dispares al sicario.

- Qué.

- ¿qué esperabas? Agradece que te estoy dando los honores de hacerlo.

- suspiró.- ¿voy a tomarlo como un cumolido...? Supongo.- dijo un tanto molesto.

- ¡Bien!- Tord salió corriendo del apartamento, yendo hacia el sendero donde fue aquel señor.

- Por Jehová, dame paciencia...- tomó el arma con sus manos frías, agarró los zapatos de Tord y salió de aquel lugar, tratando de buscar a su compañero.- ¿Tord?
- miró en los arbustos y en los árboles.- rata inmunda, aparece. No me preocupes así...- dijo aún irritado.

Nuestro chico de pelo color caramelo ni se molestó en salir, parecía que desapareció entre las sombras. Ya que no se lo veía por ningún lado. Algo raro, él no es bueno jugando al escondite.

- mh...- dirige su mirada a un árbol, donde había una silueta.- ¿Tord?- alzó una ceja y se acercó.

No era Tord, al ver que solamente era ese señor encapuchado, se alarmó bastante, sus cuencas de pusieron en blanco y con algo de torpeza, agarró el arma blanca y le disparó unas cuantas veces en el pecho, provocando la muerte del bastardo que perturbó a los dos en la noche. Tom cae de rodillas y suspiraba agitado por el tremendo susto que se había pegado.
Su contrario se encontraba tirado en el piso boca abajo, con sangre brotando de su cuerpo, aquel color carmesí le daba muchos recuerdos "viejos" de cuando seguían encerrados en su departamento y hicieron todas aquellas locuras...

𝘛𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘧𝘧𝘪𝘯 𝘰𝘧 𝘛𝘩𝘰𝘮𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘛𝘰𝘥𝘥.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora