𝘛𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘧𝘧𝘪𝘯 𝘰𝘧 𝘛𝘩𝘰𝘮𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘛𝘰𝘥𝘥.

𝙰𝚌𝚝𝚘 𝙸𝚅

Tal y como estábamos, nuestros valientes salieron del hotel, a buscar un futuro o lo que fuere...

De alguna manera, llegaron a alquilar un motel para pasar la semana ahí. No era la gran cosa, era un departamento chico, con dos camas, un armario, una mesita de luz y un baño, con una ducha, lava manos y inodoro, como siempre.

Tom estaba viendo la televisión, una pequeña, por supuesto. Tord solo...estaba viendo qué hacer. Miraba la pared aburrido, sin nada más que hacer. Toca los cabellos de Tom, siendo cuidadoso con éste, ya que no quería irritarlo tanto.

— ¿qué miras?— dijo mirando a la TV, un anuncio de Bacon con coca-cola.

— suspira.— solo las noticias...pero están poniendo los anuncios.—

El anuncio era literalmente así:
"¡Bacon con coca-cola, ya disponible!"
"Con una delicia exquisita, ¡¿quién quiere unas aburridas papafritas de Mc donals con coca-cola cuando tienes bacon y coca-cola juntas?!"
"Haga su pedido y compre ya, a tan solo 250 pesos!"

— cómo sea...— lo mira.— ¿ya encontraste el arma?— le preguntó. La última vez lo perdió y ya no sabía dónde estaba.

— déjame ver...— deja de acariciar su pelo y empieza a buscar su arma.—

Tord tiene una buena memoria (mentira, solo cuando se trata de su hentai o mangas yaoi). Buscó debajo de su almohada, de la cama o en algunos cajones, nada.
Optó por buscar en el armario, porque, quién sabe, ¿no? Todo puede ser posible, si se trata del desastre de estos dos...¡Bingo! Ahí estaba. Entre la ropa interior de Tord, ñe, igual sirve.
Agarró delicadamente el arma y cerró la puerta del armario, luego se la dejó a Tom.

— Ten.— estiró su mano.— de nada—

— él tomó el arma y lo guardó en sus bolsillos, por seguridad propia.—

— ...¿puedo sentarme a tu lado?— preguntó.

— Claro...— le hizo lugar para sentarse a su lado.

El de cuernos se sienta y pone sus piernas una encima de la otra, viendo la tele y luego apoya su cabeza en el hombro de Tom, estando un poco cansado.

— ...— él no se opone, no quiere problemas con él.

La transmisión vuelve y hablan de un tema en particular.

— en últimas noticias, nos enteramos que hubo un incendio inesperado en el epartamento San Juan, todos murieron. ¡sí!, todos murieron, desafortunadamente.— habló en un tono serio la pediodista. Estaban delante de lo que era el apartamento, ahora solo era un lugar lleno de humo.— los bomberos ya están de camino, pero se sospecha qué sucedió en el lugar para que se sucediera esto. Algunas teorías dicen que las personas se volvieron locar e incendiaron todo para acabar con su agonía.— ella toció un poco, el humo quizá ya le afectaba.— c-caraj...— se cayó al suelo, tociendo.— ¡s-señorita!— habló el hombre que grababa, el se agachó y la transmisión se cortó.

— ...eh...bueno, sí, eso pasa por acercarse mucho sl humo, gente, no lo hagan en casa, jaja-...— dijo el señor que estaba sentado en su oficina, con los que habían hablado con la pareja para ir ahí.—bueno, bueno, continuemos...—

— ah, bueno, dejala tirada nomás...— dijo Tom.

— lo mira.— ¿te das cuenta que literalmente seríamos cenizas si no escapabamos de ahí?— dijo con entusiasmo su contrario.